“Te has llevado contigo mi sonrisa y mi alegría, me has dejado llena de tristeza”

18 dic 2016 / 08:00 H.

Ay, papito mío! Te has llevado contigo mi sonrisa y mi alegría, has dejado mi corazón lleno de tristeza, con un gran vacío que es irremplazable, que jamás podrá ocupar nadie, porque fuiste ese motor que me llevaba cada día a luchar por lo que más amaba y hoy que ya no estas la fortaleza se me ha ido. Mi lucha es constante por seguir ese sendero por el cual me guiabas, por ser para ti esa hija perfecta ante tus ojos y que te llenaba de orgullo. Y aunque las lágrimas llenen mis pupilas cada vez que te recuerdo, voy a seguir tu ejemplo. Te amo, papá, porque siempre me has enseñado a luchar, por eso hoy te escribo esta carta y la envío con las aves del cielo para que ellas te digan cuanto te quiero, que te fuiste demasiado pronto y que todavía me hacías mucha falta. Te quiero y nunca te olvidaré.

Te quiero y siempre te querré. No te olvido ni un segundo de mi vida. Porque me lo diste todo, porque fuiste el padre que puede soñar cualquier hija, fuiste un gran ejemplo para tus cuatro hijos, a los que amaste con todas tus fuerzas. A los que cuidaste, a los que mimaste y protegiste hasta el último de tus días. Te queremos. Nunca caerás en la memoria ni de tus descendientes, tampoco de tu mujer, que te recuerda y te ama allá donde estés. Tus nietos también te recuerdos, todos, incluidos los que no llegaron a conocerte, porque te fuiste demasiado pronto. Nos dejaste enseguida.

Fuiste un gran hombre. Amigo de tus amigos, de todos los que acudían a ti, ahí estabas tú. A todos tendiste tu mano y dejaste una huella. Solidario, generoso, allí estabas donde te reclamaban. Lo diste todo por los que te rodeaban. Estabas para todo el mundo. Fuiste un gran trabajador, hasta el último momento estuviste ejerciendo tu puesto de encofrador de oficial de primera.

Las lágrimas nos invaden. La nostalgia y los recuerdos nos guían y al mismo tiempo nos consuelan. Porque nos dejaste, porque estás junto a tu hijo, nuestro hermano que también nos dejó. Los dos nos protegéis, veláis porque aquí nosotros estemos bien. Nos cuidáis. El cielo ha ganado dos estrellas que brillan por encima de todos. Te amo, papá, voy a seguir tu ejemplo, porque lo fuiste para todos. Nos hacías mucha falta antes y nos la sigues haciendo las veinticuatro horas del día. Te echamos de menos, ahora y siempre, a cada segundo, en cada instante de nuestras vidas. Nunca nos dejes solos. Te queremos. Tu familia.