“Un manotazo duro, un golpe helado
y una gran historia de altruismo”

31 oct 2017 / 08:00 H.

Si el 13 de octubre hacía un año del fallecimiento de su esposa Loli, el pasado mes de septiembre, la vida, o mejor dicho, la muerte, volvió a golpear duro al que fuese nuestro compañero Pepe Oneto (José Domínguez Oneto), corresponsal de Diario JAÉN en Alcalá la Real hace más de dos décadas y hoy reconocido gastrónomo y cocinero, pero, sobre todo, un ser solidario, altruista y un hombre, en el buen sentido de la palabra, bueno. Un manotazo duro, un golpe helado, un hachazo invisible y homicida, un empujón brutal, como diría el poeta en su elegía, volvió a golpear a la familia Oneto. Él mismo dio la fatal noticia en su cuenta de Facebook: “Inmaculada, mi hermana, nos ha dejado. Ese corazón tan grande con el que a todos nos impregnaba de cariño consiguiendo hacernos feliz a los afortunados que la rodeábamos, se paró ayer tarde, batallando hasta el último segundo. Querer y sentirse querida ha sido siempre su mayor objetivo. Por lo cual hoy mis sobrino Vicente —su hijo— que ha estado ahí con ella y junto a ella luchando día a día, minuto a minuto, segundo a segundo... por vencer a esos malditos bichos que han acabado con su vida, y yo os invitamos a los que deseéis darle un simbólico beso en el tanatorio de San Fernando a las 16:00 hora (cuatro de la tarde) antes de emprender el viaje a ese lugar en el que están la gente buena de verdad como era ella donde se encontrará, por tanto, con mi Loli, que tanto se querían. Un beso y un abrazo en nombre de Inmaculada”.

Muchos lectores de Diario JAÉN recordarán la noticia que se publicó en 2002 de que Inmaculada Domínguez Oneto recibía un trasplante del hígado donado por su hermano Pepe. Un gesto de generosidad que va mucho más allá del amor fraterno.

Inmaculada tenía 37 años, un hijo de 17 y un prometedor futuro por delante cuando le diagnosticaron, de la noche a la mañana, que padecía síndrome de Wilson. Una enfermedad que se manifiesta por un exceso de cobre en el cuerpo y que “ataca” a un órgano vital, en su caso el hígado, hasta acabar con él.

Inmaculada pasó de hacer una vida normal a encabezar la lista de espera de un nuevo órgano. Pero este no llegaba y el tiempo se agotaba. Pepe Oneto, en una revisión, en el Hospital Reina Sofía de Córdoba, les dijeron que en una clínica de Cataluña se hacía una experiencia pionera de dividir el hígado de una persona viva e implantar en el enfermo el lóbulo derecho, que se puede regenerar. Toda la familia se ofreció, pero, finalmente, fue Pepe quien asumió el reto. Y no se hizo en Cataluña, sino en el hospital de Córdoba.

Diario Córdoba lo titulaba un hito de la medicina: “El primer trasplante andaluz de hígado de donante vivo relacionado se realizó el 27 de junio de 2002 en el hospital Reina Sofía y benefició a Inmaculada Domínguez Oneto, una mujer a la que su hermano cedió generosamente parte de su hígado, el lóbulo derecho, para que pudiese seguir viviendo”. Años después, Pepe Oneto, entonces vecino de Alcalá la Real y hoy afincado en Cádiz, continuaba con su vida normal y sin arrepentirse de la decisión que adoptó en aquel momento, todo lo contrario, orgulloso de haberle devuelto la salud a su hermana, a pesar de que, pasados dos años, tuvo que ser intervenido de una pequeña eventración, derivada de la operación. Ya entonces, Pepe Oneto era un apasionado de la comunicación y de la cocina. A pesar de que en el hospital le informaron que el proceso conllevaba un riesgo serio de mortalidad y de morbilidad y que su mujer Loli y tres hijos (Carmen, Vicente y Cristina) aceptaron su decisión con cautela y miedo, él confiaba en los profesionales del Reina Sofía, que ya entonces estaba considerado uno de los hospitales más prestigiosos de Europa. Pepe Oneto, conocedor de la importancia que tienen los medios de comunicación y la concienciación social para reducir las tasas de negativa familiar a la donación de órganos y para dar a conocer el trasplante de donante vivo relacionado, siempre ha transmitido un mensaje de la necesidad de órganos en todas las facetas de su vida. En ello reside tu grandeza, amigo.