Los sueños son realidad
Pídeme la Luna hace realidad los deseos de dos niños jiennenses
Decía Pedro Calderón de la Barca en “La vida es sueño” que los sueños, sueños son. Para el común de los mortales, sí, pero para la asociación Pídeme la Luna los sueños son realidades. Esta especie de “hada madrina” se encarga de hacer realidad algunos de los sueños de los niños hospitalizados con cáncer. Solo tienen que proponérselo y Pídeme la Luna, con su varita mágica, mueve cielo y tierra para hacerlos posibles. Los más recientes son los sueños de Antonio Jesús y de Elena. Ambos recibieron un borbotón de felicidad en sus corazones cuando sus sueños se cumplieron.
Marisol Escribano, presidenta de Pídeme la Luna, precisa que esa es la labor en la que cada día trabaja con anhelo la asociación: “Fabricar sueños y llevar la alegría y la felicidad a todos nuestros niños de Onco-Hematología del Hospital Infantil de Jaén”. En el caso de Antonio Jesús, miembros de Pídeme la Luna acudieron a su domicilio para entregarle el “Scalextric” con el que soñaba y que le ayudará a entretenerse y a tener sus ratos libres ocupados, construyendo diferentes modelos de vías (cuanto más difíciles, más divertido) porque a Antonio Jesús no le gusta lo fácil, sino las grandes metas que se consiguen con esfuerzo. Por eso, uno de sus pasatiempos favoritos es construir los puzles. Una actividad que compagina con su lucha diaria para mantener siempre viva su ilusión.
Asimismo, Elena es una linda jovencita que, en la mañana del Domingo de Ramos, en la que lucía el sol en Jaén, pudo también ver hecho realidad su sueño.
Desde hacía tiempo estaba ilusionada con tener una cachorrita de bichón maltés y la fábrica de sueños que es Pídeme la Luna se puso a buscarla por todos lados. Un trabajo arduo porque no había forma de encontrar un cachorro de esa raza canina. Hasta que, cierto día, uno de los miembros de la asociación dio el aviso de haber localizado uno, que, por cierto, era macho y Elena soñaba con una hembra. Como el objetivo era hacer su sueño realidad, los miembros de la asociación siguieron buscando, desde antes, incluso, de las pasadas Navidades, hasta que por fin apareció la perrita en La Carolina. Isabel y Loli, dos de los miembros de Pídeme la Luna, enviaron raudos y veloces a sus esposos, para no perder ni un minuto, y se la trajeron a Elena a su pueblo, Arjonilla. Los miembros de la asociación se sintieron plenamente satisfechos al ver la sonrisa que iluminaba la cara de Elena cuando le entregaron la perrita.
Ahora, Pídeme la Luna sigue en la brecha, intentando hacer otros sueños realidad.