Una vida dedicada al Bar La Canasta

13 mar 2018 / 09:07 H.

Serafín Estrella Cabrera nació el 13 de marzo del año 1953, en la calle de la Tercia. Sus padres Serafín y Julia se bajaron al pueblo desde el cortijo de La Mata, donde vivían, para asegurar que el parto fuera bien. Serafín es el tercero de cinco hermanos. Dicen, quienes le conocieron de niño, que siempre fue una persona inquieta a quien se le veía, en muchas ocasiones, entre personas mayores, de quienes le encantaba escuchar historias del pasado, la historia y, en particular, la de su pueblo, que ha sido siempre una de sus aficiones. En el verano de 1971, junto con otros paisanos, decide desplazarse a Mallorca para trabajar en la hostelería, entre otros motivos, buscando unos ingresos con los que ayudar a su familia. Por aquel entonces ya era novio de la que ha sido, y es, la mujer de su vida, Pilar Muñoz. Este primer contacto con el campo de la hostelería le descubrió un horizonte en su vida. Así, a su vuelta a Los Villares, alternó las labores agrícolas con el trabajo en distintos restaurantes de la capital. El 2 de octubre de 1976 contrae matrimonio con Pilar, la joven villariega de la que se enamoró a los dieciséis años, y juntos se embarcaron en la que será la nave de su vida. Por entonces, el bar “La Canasta” se encontraba cerrado tras haber pasado por distintos empresarios.

Ellos, dos jóvenes cargados de ilusión, alquilaron el local y, siete años más tarde, decidieron comprarlo. Así, “La Canasta” ha sido un bar y restaurante emblemático en Los Villares. Su excelente cocina y el atento servicio hicieron de él un lugar de encuentro y de celebración de familias, comidas de empresa, de trabajo y del tapeo diario de muchos de sus paisanos. Pero el éxito del mismo no puede entenderse sin ese tándem conformado entre Serafín y Pilar. “Tanto monta, monta tanto”, y tanto es así que, cuando Pilar, por motivos de salud, dejó la cocina, de “La Canasta”, en junio de 2006, este se transformó en el local “Sweet Café”.

Familia y trabajo fueron los puntos a los que la flecha giratoria de la brújula de su vida dirigieron su existencia. Su esposa, sus hijos Mari Cruz y Serafín, y sus nietos Mari Cruz y Eduardo, son el centro y motor de su vida. Serafín es un hombre de semblante serio, tras el cual esconde su carácter cariñoso. Es ese amigo que se encuentra cuando se le necesita, y un trabajador incansable que, con esfuerzo y sacrificio, levantó su bar y restaurante, haciendo de él un punto de referencia de la hostelería de Los Villares y comarca.

Hoy, 13 de marzo, tras cuarenta y dos años al frente del bar “La Canasta”, Serafín inicia una nueva etapa de su vida, la de jubilado. Su familia y amigos le rinden, así, este humilde homenaje cargado de cariño.