Gestionar la incertidumbre

18 feb 2019 / 18:04 H.

La persona mayor sentada en la mesa contigua se dirigió a mí, preguntándome: “¿Por qué cree usted que han aparecido estos partidos extremistas? A mí lo que me gusta de España es que todos nos hablamos y entendemos, seamos de donde seamos”. Respondí de forma inmediata: “Quizás se sientan amenazados”. Nunca tuve certeza sobre la respuesta, fue automática. Es lo que me respondió una amiga para justificar su voto en las pasadas elecciones andaluzas. ¿Reflexionamos o creemos que pensamos? Si algo caracteriza a este Diario JAÉN es ser expresión de la voluntad de diálogo fruto de la reflexión colectiva. El domingo, Juan Espejo, nos proponía abordar el problema al que se enfrenta realmente España. Empleó un símil acertado: “Un tsunami”. Se trata de un fenómeno violento que arrasa, resultante de fuerzas incontroladas. El conocer las fuerzas es el modo de retomar el control. No podemos estar pendientes del juego de poder de dos intereses enfrentados, que no contrarios, coincidentes con el fin de obtener el poder por la gestión de recursos. Si observamos globalmente la situación, vemos que lo que subyace al separatismo catalán es un rechazo al que carece, aporafobia. No se desea compartir recursos, los desea para su tribu. Propio del egoísmo y la ambición. Lo que no se comprende es que lo defienda la izquierda nacionalista catalana, creyendo que también es de la tribu. No es así. Solo son consumidores de ideas sobre intereses impropios de difícil control. La reacción antiseparatista se fundamenta en tratar de demostrar que el problema radica en entender España como un espacio en el que no cabe la diversidad sin entender que es precisamente el resultado de esta. En su comprensión está el valor real que nos define como españoles. Ambas fuerzas tienen un interés común, construir un enemigo para mantener un conflicto que distraiga y permita una campaña electoral continua. Atizar la expectativa propia del consumidor al que le satisface más la posibilidad que el obtener. Es el capitalismo de la emoción que define Byung-chul. Habrá que prestar atención a lo importante y no al número de las audiencias como muestra de poder social, a la foto que muestran, la frase de impacto sin que tenga relación alguna con la verdad, es política del exhibicionismo, la manera de considerarnos una masa sin criterio; un modo de eliminar la diversidad. La búsqueda de una visión única y totalitaria del problema, ¿por qué no construir un dialogo nacional sobre el tema? La persona mayor resultó ser el dueño del establecimiento, me sorprendió lo sosegado que exponía sus ideas sin la inquina ni vehemencia frente a como las exponen los políticos. Me demostró que prometer algo en campaña electoral que no se podrá cumplir, y una vez en el poder, afirmar que se trataba de una metáfora, no es un engaño, es una mentira. Es un modo de gestionar la incertidumbre desde el paternalismo propio de quien improvisa las decisiones u oculta los intereses reales. Ciertamente, afirmar la posibilidad de que algo suceda debe estar fundamentado o ¿es que somos personas inmaduras sin criterio? “Lo que me molesta —indicaba la persona mayor— es que no parecen asumir ni entender qué es respeto a la libertad de elección”. La reflexión era evidente, mostraba cómo se vacía de significado la democracia. “La libertad es poder decir libremente que dos y dos son cuatro”, Orwell, novela 1984.