El foco de insalubridad de La Rábita desaparecerá en breve
Los problemas de insalubridad derivados de la presencia de dos inmuebles con perros y gatos en la aldea de La Rábita tiene los días contados. Magdalena Remache, una vecina de la calle Trasera Alta, presentó una denuncia en su día y, en octubre de 2013, obtuvo una sentencia del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número dos de Alcalá que le da la razón.

La resolución, que es firme, obliga al propietario de las edificaciones, Antonio Torres, a que cese “en la actividad perturbadora” y elimine, de forma inmediata, los animales en los corrales de su propiedad, de manera que se evite el acceso de estos a la zona en la que reside Remache. Por otro lado, exige que se mantenga el recinto en óptimas condiciones higiénico-sanitarias —con eliminación del ramón de olivo, limpieza del suelo y desinfección de la vivienda— “en aras de eliminar malos olores y la presencia de roedores, insectos y demás parásitos”.
Pese al tiempo transcurrido, el demandado no había atendido el requerimiento. Por ello, Feliciano Manuel Aguilera, el abogado de Magdalena Remache, explica que su cliente le dio instrucciones para que inste a la ejecución de la sentencia. En caso de que Antonio Torres, un hombre de avanzada edad, no tome las medidas que se le reclaman, su cliente lo encargará a una empresa y el anciano tendrá que hacer frente al abultado coste económico de la operación. De hecho, la pasada semana fueron retirados de las propiedades del hombre más de quince perros.
Por otro lado, el letrado alcalaíno Miguel Ángel Jiménez, indica que su representado, otro vecino llamado Simón Pérez, también lleva tiempo en su lucha por conseguir una solución para unas molestias que se remontan a diez años atrás. Pérez recurrió a la vía administrativa. Se da la circunstancia de que una de las parcelas en las que se generan las molestias está ubicada en el término de Alcalá y la otra en el de Alcaudete. Por ello, el afectado dirigió peticiones a ambos ayuntamientos, así como a otros organismos públicos. Miguel Ángel Jiménez expone que la Administración dio recientemente diez días para el desalojo de los animales y la limpieza posterior.
Los residentes en el entorno de los inmuebles han solicitado en reiteradas ocasiones que las autoridades tomaran medidas e incluso llegaron a recoger firmas. El alcalde pedáneo de La Rábita, Custodio Cano, también medió ante los ayuntamientos e incluso intentó que Torres “entrara en razón” en varias ocasiones. Sin embargo, aunque se realizaban retiradas periódicas de perros, los que quedaban se reproducían, por lo que este foco de hedor y de molestias no ha llegado a desaparecer.