Jiennenses del Año 2009.- Juan Espejo. Cumplimos años, contamos amigos

Con Discurso íntegro.Vídeo- Porque todo es posible si nos los proponemos, porque el mañana está ahí mismo. Por eso, el director de Diario JAEN, Juan Espejo González, pronunció, durante su intervención en la Gala de los Premios Jiennenses del Año 2009, “un canto a la honestidad, la valentía, la humildad y la responsabilidad, las cuatro fuerzas que mueven el mundo que soñamos entre todos y para todos”.

    21 mar 2010 / 20:40 H.

    Esos mismos pilares, añadió, que le permitan a la provincia “conquistar, inexorablemente, el mañana que otras tierras ya disfrutan”. “Jaén es nuestra bandera”, reiteró y dijo que no por ello dejaba de tener valor: “Comparezco ante ustedes renovando el compromiso supremo por Jaén”. “Nuestros desvelos tienen siempre a esta sociedad como protagonista y sus alegrías van paralelas a las de quienes hacemos el periódico de la primera a la última página. Sin excusas, sin requiebros y con la firme convicción de que el mañana es un camino que hemos de conquistar día tras día”. Se congratuló especialmente de los ilusionantes 25 años de Jiennenses y quiso compartir a lo grande la efeméride: “Les confieso, más que cumplir años lo que hacemos, con el corazón en la mano, es contar amigos”. 
    Juan Espejo transitó en todo momento de su discurso por  una idea constante, la de “la cultura de la solución” frente a cualquier tipo de derrotismo que busca y consigue el emponzoñamiento de la sociedad. En este sentido fue elocuente: “Hacemos de la crítica sano ejercicio, pero de la cultura de la solución, exponente máximo de nuestras páginas”. Y abundó en este sentido: “A cualquiera de las páginas de Diario JAEN podremos ponerle matices a sus líneas, pero coincidiremos siempre en la meta de quien proponga idéntico ideal, el servicio constante y exclusivo a una sociedad mejor”.
    Felicitó uno por uno a los premiados en la edición de 2009 y agradeció expresamente su trabajo a los antiguos compañeros del periódico que iniciaron la andadura de los Jiennenses del Año allá por 1984, así como subrayó el actual empuje de quienes han hecho rebrotar una semilla de periodismo comprometido y valiente.
    El director de Diario JAEN concluyó su aplaudida intervención con un brindis sonoro y poético a la gente que dice y hace, que se cae pero se levanta y la que es capaz de superarse siempre, aunque no dejó escapar la oportunidad de reflexionar sobre el mundo actual: “Hay que resistir a la crisis económica y tan importante como lo anterior, sobrevivir en definitiva, es armarse intelectualmente ante una sociedad tan cambiante” como la que nos ha tocado vivir. En este sentido desmenuzó la desorientación política del presente y criticó duramente “la letanía somnoliente a la que nos somete continuada, caprichosa y decididamente el establisment”. “Que convivan las ideas es la mejor expresión de democracia, que se agiten las conciencias una garantía de vigor libérrimo y, por qué no decirlo, que alguien se atreva a decirlo —subrayó— un gesto heróico.”



    Discurso íntegro.-
    Buenas noches, Jaén.
    Secretarias de Estado, amiga Isabel Martínez, querida Concha Gutiérrez.

    Un honor tenerlas entre nosotros.
     
    Consejeras de la Junta de Andalucía, María del Mar Moreno, bienvenida de nuevo; Micaela Navarro, gracias por acompañarnos.

    Presidente de la Diputación, Felipe López; le reitero lo de siempre, nuestro aprecio.

    Alcaldesa, Carmen Peñalver, tercer año consecutivo en este rinconcito de La Magdalena; gracias por cedernos las instalaciones y, especialmente, por arroparnos en la Gala...
    Diputadas, diputados, senadoras y senadores, concejalas, concejales, delegadas, delegados, alcaldesas y alcaldes…

    Amigas, amigos.

    Miembros del Consejo de Administración de DIARIO JAEN S.A, están en la fiesta de su periódico, el periódico de todos los jiennenses.

    Les doy la bienvenida. Un año más, 25 aniversario de un ilusionante recorrido, con parada este marzo en unas bodas de plata que tienen en otros seis nombres de personas, empresas, asociaciones y colectivos el orgulloso motivo de nuestra cita inconmensurable con los Jiennenses del Año.  He tenido la suerte, y las canas, de vivirlos todos, por lo tanto me embarga en este momento la memoria y las emociones, y también el compromiso, que renovamos cada año ante ustedes.

    Querría empezar diciéndoles cosas nuevas, que lo haré, ténganlo por seguro, pero vuelvo a comparecer ante ustedes un año más con lo de siempre, con el compromiso supremo por Jaén. ¡Para qué darle vueltas! Se lo reitero y no por reiterado deja de tener valor: Jaén es nuestra bandera, además de nuestra cabecera. Nuestros desvelos tienen siempre a esta sociedad como protagonista y sus alegrías van paralelas a las de quienes hacemos el periódico de la primera a la última página. Sin excusas, sin requiebros y con la firme convicción de que el mañana es un camino que entre todos hemos de conquistar día tras día.

    Porque claro, futuro fue desde siempre una palabra maldita en Jaén. Pero futuro es hoy día una conquista permanente, una apuesta constante por un mañana mejor para todos los jiennenses. A ese cambio de mentalidad han contribuido gentes anónimas que con su esfuerzo y sacrificio diario hacen de su trabajo un proyecto colectivo de crecimiento. Verbigracia, los Jiennenses del Año que hoy nos convocan: Bioaveda y la imaginación inagotable de Vicente y Maite; Ignacio Pérez Dolset, que en las cosas del cine podría ser como nuestro primo de Zumosol; Natalia Romero, la campeona que se cae y se levanta cuantas veces sean necesarias para cruzar primera la meta; Jamones Martínez y la antorcha de su padre que ahora llevan Pepe y Pedro; Rosario López, mil veces paseante del nombre de Jaén por el mundo y la Asociación de Padres de Niños con Cáncer, sobre los que sólo se me ocurre decir qué ánimo, qué sonrisas, qué ejemplo para todos nosotros…

    Con la memoria cargada de ilusión le venimos dando la espalda a la resignación y al victimismo y ahora esas alforjas ya se ven más cargadas de buenas sensaciones que de tremendismos que a nada nos llevaron en el devenir de la historia. Queda un largo trecho, nadie lo duda; lleno de complicaciones, además, pero a sabiendas de nuestros déficits asumimos el riesgo necesario para avanzar paso a paso. En ello estamos empeñados todos; en Diario JAEN, especialmente. La sociedad jiennense del futuro está en marcha. Y ustedes, no lo duden ni un segundo, contribuye a diario a la autoestima, esa vitamina de la que tanto adolecimos en otros tiempos.

    Y es con esa renovada ilusión que nos transmite la ciudadanía, por lo que este periódico está permanentemente dando pasos hacia adelante. Somos el vehículo principal de comunicación de los jiennenses y conscientes de ese título, que para nosotros es una responsabilidad mayúscula, cambiamos de ritmo cada vez que sea menester para hacer un poco mejor lo mismo de siempre, un diario atento y preocupado por la gente como ustedes.

    En el mundo actual, cuando sabemos qué ocurre al segundo en cualquier parte del mundo, subyace, a la vez, paradójicamente, un desconocimiento real sobre qué es lo que está pasando a nuestro alrededor. Los periódicos locales vivimos precisamente de esa cercanía, de esa singularidad con lo nuestro, con lo que tenemos enfrente de los ojos, nuestros lectores y nuestros suscriptores, la sociedad jiennense en definitiva.

    Un buen periódico es una ciudad, una provincia entera, hablando consigo misma; así de simple.

    Quizá por eso el año que viene, el 1 de abril de 2011, cumplamos 70 años, por no desatender nunca las cosas del barrio, del equipo del colegio, el bache de la calle o los autobuses que paran y no paran. El día a día de la gente, de nuestra gente.

    Aunque les confieso, más que cumplir años, lo que hacemos, con el corazón en la mano, es contar amigos.

    Hoy hacemos una parada para festejar el 25 aniversario de estos Premios, que nacieron de la mano de un director linarense, Felipe Pedregosa y al que dieron aire y vida luego Vicente Camarena, Francisco Romacho y José Luis Codina, mi antecesor, el querido Codi. A todos ellos, gracias. A toda la gran familia de Diario JAEN de antes le rendimos homenaje, tributo sincero y emotivo a unas personas adelantadas a su tiempo y apegadas como nadie a su tierra. No cabe mejor unión para crecer, para aprender, para soñar.

    A ellos, ese especial reconocimiento que se le tiene a quienes te permitieron coger las riendas de un barco navegando en excepcional singladura en este mar de olivos… A todos ustedes, y en nombre de la actual familia de Diario JAEN, gracias por hacernos mayores cumpliendo cada día ese sueño, que siempre quisimos hacer suyo, que siempre querremos que sea un camino, no una meta… Insisto, trabajar cada día, sin resuello ni excusa, que Jaén tiene que conquistar inexorablemente el mañana que otras tierras ya disfrutan.

    Permítanme que desde este atril y en este momento de confusión planetaria, cultural y económica, les haga una reflexión, necesaria siempre, más en los tiempos tan complicados que a los medios de comunicación les ha tocado vivir. Ni la radio acabó con la Prensa, ni la televisión con el cine ni Internet es el enemigo supremo de los periódicos al tiempo que tampoco será el paraíso del nuevo periodismo:

    Creo firmemente que no hay nada como recrearse en un mundo mejor para desde la paralizante realidad comprobar que aún está casi todo por hacer. En libertad y en seguridad y, especialmente, en el erial de la justicia social. Tanto que se dice y tan poco que se hace, a veces, sobre las tres patas de nuestra comunitaria mesa camilla, sobre las que reposaría una sociedad democrática asentada con la garantía suprema de un Estado de derecho a veces inalcanzable, otras puñetero, pero siempre soñado. Una sociedad moderna bascula con insistencia entre las dudas metódicas sobre si la libertad individual ha de ganar a la seguridad colectiva, o viceversa. Y una sociedad soñada se debate permanentemente entre la sostenibilidad del crecimiento para no hipotecar a las generaciones futuras o si ese crecimiento ha de ser pragmático para aportar mayores recursos a la propia ciudadanía.

    Que convivan las ideas es la mejor expresión de democracia, que se agiten las conciencias una garantía de vigor libérrimo y, por qué no decirlo, que alguien se atreva a decirlo públicamente, un gesto heroico hoy día, dada la abundancia de voceros soplagaitas, escribidores al dictado y correveidiles que te señalan de por vida para quedar bien con el jefe.

    No se debería esconder que a la derecha del centrismo estrafalario, la cultura “neocon” arrasa con cualquier disidencia intelectual (o física) y en la izquierda (¡ay la izquierda y su marchamo de lucha de clases!) los debates son otros, más apegados al monetarismo que a la propia savia de la que emana el concepto progreso y desarrollo para todos, por todos y con todos. Unos y otros andan enfrascados en una guerra con ellos mismos buscándose un lugar en el nuevo mundo, el de las asfixiantes autopistas de la comunicación y la globalización planetaria como elemento excluyente; los liberales se quedaron sin mercado cuando más grande presumían su estatua en la historia y la izquierda apenas da síntomas de recuperación ideológica tras la caída hace dos décadas del muro de Berlín. O lo que es lo mismo, va más a rebufo de la extinta economía de mercado que de generar nuevas ideas para nuevos tiempos... Salvo islas concretas de pensamiento a carta cabal de izquierdas y progresista. O de derecha centrada. Que de las dos hay ejemplos manifiestos y aplaudibles.

    Cambia el mundo, cambia España, cambia la propia sociedad andaluza y jiennense y qué deberíamos hacer realmente para acomodarnos a esos nuevos tiempos: Pensar, debatir, reflexionar, imaginar con honda perseverancia e infinita paciencia ese lugar donde ir, precisamente el nuevo mundo deseado, más justo, más libre y más igualitario. Transitamos por lo tanto entre la utopía que se frustra a las primeras de cambio y los pellizcos de la cruda realidad que nos circunda. Y, a veces, despertamos exaltados precisamente por vivir inmersos en esa letanía somnolienta a la que nos somete continuada, caprichosa y decididamente el establishment mundial. Dicho de otro modo, si el genérico común es la apatía actual de pensamientos e ideas, más aún en tiempos de bolsillos vacíos e hipotecas que estresan de por vida. Ahí entramos nosotros en escena, convencidos y agitadores, si cabe. Hay que resistir a la crisis económica y tan importante como lo anterior, que es sobrevivir en definitiva, es armarse intelectualmente ante  una sociedad tan cambiante e infectada de redes sociales que todo lo facilitan, complican o prostituyen, según se tercie.

    Créanme, por favor, a las páginas de Diario JAEN podremos ponerle matices a sus líneas, trazadas todas con militante sensibilidad y recurrente horizonte, pero coincidiremos siempre en la meta con quien proponga idéntico ideal, el servicio constante y exclusivo a una sociedad mejor. No fomentamos, además, egocentrismos ni gratuitos halagos que den alas al localismo; despiertan, sin embargo constantemente, el sentido de la propia estima y la confianza en Jaén. Si nos atenemos a los trazos gruesos de sus páginas, el periódico entero en sí tiene un objetivo primoroso, transmitir un mensaje de responsable esperanza y reparar, quizá, la injusta marginación de que han sido objeto las gentes y las tierras del Sur frente a la España centralista o la propia España de siempre acomplejada ante la rica Europa. Así las cosas, y desde lo global a lo local, quienes usamos la fuerza de la razón, en este su periódico, pretendemos con nuestros escritos tocar el fondo de la personalidad de esa gente a la que nos dirigimos, de todas las capas sociales y todos los posicionamientos intelectuales, aunque con un denominador común, la apertura de miras, avivando con ellos los procesos de toma de conciencia de sus propios valores y estimulando el sentido de seguridad y autoestima, despertándonos juntos del aparente pasotismo que con frecuencia nos caracteriza.

    Comprometemos, en suma, la palabra escrita para que no se diga que, aquí, en el Sur indolente de Ortega y Gasset, no se piensa. Quizá se nos queden  pequeños los ojos abiertos y los oídos despiertos que se nos piden a los periodistas como notarios modernos de la actualidad. Quizá, sí, pero les digo, sin esquinas y desde la honrada subjetividad, que hacemos, intentamos hacer, de la crítica sano ejercicio, pero de la cultura de la solución, lo repito, de la cultura de la solución, exponente máximo de nuestras páginas.
    Y concluyo con un canto a la honestidad, la valentía, la humildad, y la responsabilidad, las cuatro fuerzas que mueven el mundo que soñamos entre todos y para todos:

    Por los que creen en su tierra.

    Por los que nunca tiran la toalla.

    Por los que la arrojan y luego se vuelven a levantar.

    Por los que callan por educación.

    Por los que hablan cuando les tocan las narices.

    Por los que tienen dos narices.

    Por los que querrían tenerlas.

    Por los que siempre construyen.

    Por aquellos que trabajan y tejen.

    Por quienes hacen causa común.

    Por quienes trabajan en equipo.

    Por aquellos que nunca defraudan.

    Por los que arriesgan.

    Por los que nunca miran más allá del hoy.

    Por los que todo lo hacen por los demás.

    Por los que no tienen olivos.

    Por los que los tienen.

    Por los que quieren a su tierra sin tener tierra ni bandera.

    Por los que no sólo viven de la tierra.

    Por quienes viven de sus labores en la casa.

    Por aquellos que no adulan.

    Por quienes valoran.

    Por los que reconocen el esfuerzo ajeno.

    Por los que no envidian.

    Por los que aplauden.

    Por los que suspiran por un futuro, sin excepciones ni exclusiones.

    Por la buena gente.

    Por la gente honrada.

    Por la gente trabajadora.

    Por la gente que se lo gana a pulso.

    Por el sudor de la frente.

    Por la gente que nunca desfallece.

    Por aquellos que morirán sembrando.

    Por los que nadan contracorriente.

    Por los que no sólo hablan.

    Por los que hablan y hacen.

    Por todo lo bueno.

    Por lo mejor.

    Por los hijos.

    Por las madres.

    Por los padres.

    Por los hermanos de sangre.

    Por los otros hermanos de la vida.

    Por la autoestima.

    Por la iniciativa.

    Por la cultura.

    Por la poseía y por la prosa.

    Por el ejercicio físico.

    Por los emprendedores.

    Por la decencia.

    Por el humor y la ironía.

    Por la educación en valores.

    Por los valores humanos.

    Por los que quieren.

    Por los que son queridos.

    Por los que se dejan querer.

    Por aquellos que siempre dan.

    Por los que nunca piden.

    Por los que no sólo viven del cuento.

    Por los que no reniegan.

    Por los que hablan de su tierra con la boca llena.

    Por los que ríen y callan.

    Por los que lloran y explotan.

    Por los que no tienen miedo.

    Por los que lo tienen aún pero lo perderán.

    Por los que creen en los proyectos.

    Por quienes no creen pero ayudan.

    Por los que creen en la sociedad y en su gente. Porque este nuestro Jaén tiene futuro.

    Porque se lo merece.

    Porque se lo curra.

    Porque llegó su hora.

    Porque todo es posible si nos lo proponemos.

    Porque el mañana está ahí mismo.

    Porque hay ejemplos y no los vemos.

    Porque los hay y los aplaudimos…

    Porque les quiero…

    Simplemente porque les quiero.

    Va por todos los amigos y amigas de Jaén y sus pueblos y ciudades que nos han ayudado a hacer grandes estos premios y mejor a Diario JAEN.
    Por ellos pude mucho de lo poco que hice.
    Por Diario JAEN les debo una y grande.

    Y concluyo con un deseo, que no por universal se empequeñece:

    Sean muy felices.
    ¡Inténtenlo al menos, que en el intento ya va una brizna de felicidad!

    Y permítanme que desde aquí le mande un beso en nombre de toda la familia de Diario JAEN a Manuela Rosa Jaenes, compañera de Redacción, que acaba de darle el último adiós a su madre.
    ¡Un beso guapa!
    Muchas gracias y hasta siempre.