Se arma la marimorena en Jamilena

El público de Jamilena presenció, atónito, el espectáculo. Más de doscientas personas habían pagado diez euros por escuchar cantar a María Lozano, Álvaro Camacho y la torrecampeña Sonia Blanca, exconcursantes del popular programa "Se llama copla". El concierto, organizado por la empresa tosiriana Zalamera Eventos, debía comenzar a las diez de la noche en la Piscina Municipal, espacio cedido por el Ayuntamiento, pero a las once y media no se había subido ningún artista al escenario. El público aguardó paciente, sin inquietarse.  Entonces aparecieron los tres juntos y comenzaron a cantar con aparente normalidad. Cuando tuvo que hacerlo sola María Lozano, su semblante era realmente serio.

15 jun 2014 / 22:00 H.

 

Lozano pidió a la orquesta      -formada por tres músicos- que parara de tocar al sonar las primeras notas de "Ruedas de molino" y se dirigió al público. "Tengo treinta años. Cuando concursé en 'Se llama copla' tenía veinticuatro. Era una niña, y ya no estoy dispuesta a lo que estaba entonces", comenzó, para dar a conocer a su público que la empresa que los había contratado les había comunicado que no iban a cobrar por ese concierto, algo que no pensaba aceptar. Según se supo después, cuando los artistas, que acostumbran a cobrar por adelantado, preguntaron por el sueldo, el empresario les dijo que apenas iba a alcanzar la mitad de lo que se les había prometido. El público, un tanto sorprendido, se posicionó en favor de los artistas. Sus compañeros de escenario, Camacho y Blanca, después de unos minutos de deliberación, optaron por apoyar a Lozano y no seguir con la actuación. Los asistentes exigieron que se pagara a los cantantes, puesto que ellos habían cumplido su parte al abonar el precio de la  entrada.

La tensión y la incertidumbre fueron tales que el alcalde y el concejal de Festejos, Crispín Colmenero y Tomás Liébana, que asistieron al concierto como espectadores, decidieron mediar, a pesar de que el acto no era responsabilidad municipal. "La organización había previsto vender mil entradas y solo llegaron a las doscientas cincuenta, así que Zalamera Eventos dijo que no les iba a pagar", expresó el regidor. Ante el nerviosismo de los asistentes y "para no dejar al público colgado", improvisaron y preguntaron a la empresa cuánto necesitaba para que los artistas recibieran su parte y continuara el concierto. Entre Colmenero y Liébana reunieron los mil doscientos euros y el "show" continuó, esta vez con música, tras más de media hora de interrupción. "Sin comerlo ni beberlo pasamos un mal rato impresionante", dijo Liébana, que tuvo que correr para reunir la cantidad prometida en tiempo récord. Dijo sentirse orgulloso por la reacción del público, que aguantó hasta que se solucionara el conflicto y acompañó a los cantantes en el espectáculo. Ayer por la mañana, todavía con los nervios a flor de piel, contactó con el empresario para pedirle que devolviera la cantidad prestada por el Ayuntamiento. "Es un dinero de todos los ciudadanos y los asistentes ya habían pagado su parte", dijo Liébana. Tras una larga conversación el responsable de Zalamera Eventos, que no atendió a este periódico, prometió hacerlo a la mayor brevedad.