El jefe del Estado Mayor de Turquía anuncia severidad

El general Hulusi Akdar ultima el “castigo” por el reciente golpe de Estado

25 jul 2016 / 10:30 H.

El jefe del Estado Mayor del Ejército de Turquía, el general Hulusi Akar, pidió “el más severo castigo” para los golpistas que intentaron derrocar al Gobierno del presidente, Recep Tayyip Erdogan, según declaró ante la prensa. “Estos cobardes de uniforme, estos traidores, han infligido un gran daño a nuestro país, y especialmente a nuestro Ejército”, hizo saber durante una visita a la sede del Ministerio.

El general Akar se reunió precisamente con Erdogan esta tarde, según los medios turcos, para examinar las repercusiones del golpe de Estado fallido. “Sea como fuere, el Ejército continuará desempeñando su trabajo con la más absoluta determinación”, explicó. La legislación turca no contempla la pena de muerte, abolida en 2002 en el Parlamento turco por 265 votos a favor frente a 162 en contra. Se trata de una condición sine qua non para acceder a la Unión Europea, como desea el Gobierno.

Por otro lado, decenas de miles de turcos se manifestaron este domingo en la Plaza Taksim de Estambul para secundar la convocatoria de los principales partidos del país, que concurrieron juntos bajo el lema “República y democracia”. La protesta fue un gesto de unidad política poco frecuente para hacer frente a la intentona golpista del pasado 15 de julio en la que murieron 246 personas y más de 2.000 resultaron heridas.

En la marcha intervinieron el líder del principal partido opositor, el Partido Republicano del Pueblo (CHP), Kemal Kilicdaroglu, y sus palabras fueron retransmitidas por los canales de televisión progubernamentales. “Este es un día para unirnos, un día para manifestarnos en contra de golpes y regímenes dictatoriales, un día para dejar que se escuche la voz del pueblo”, afirmó Kilicdaroglu.

En la manifestación abundaban las banderas de Turquía y las imágenes del fundador de la Turquía moderna, Kemal Ataturk. Las autoridades de Estambul ordenaron la gratuidad del transporte público para favorecer la asistencia a la manifestación. Los cuatro partidos con representación parlamentaria rechazaron unánimemente el golpe de Estado y el presidente Recep Tayyip Erdogan aprovechó este respaldo para reprimir duramente a los implicados en la asonada. Además, instauró el estado de emergencia, lo que le permite firmar leyes sin la aprobación previa del Parlamento. En la última semana, autoridades turcas suspendieron, detuvieron o pusieron bajo investigación a más de 60.000 soldados, policías, jueces, profesores o funcionarios públicos. En su primer decreto bajo las condiciones del estado de emergencia, Erdogan ordenó el cierre de miles de escuelas privadas, organizaciones de caridad y fundaciones relacionadas presuntamente con el clérigo Fetulá Gulen, a quien acusa de ser el inspirador del golpe. Además, prorrogó el periodo de detención policial sin necesidad de intervención judicial. Amnistía Internacional denuncia violaciones, torturas y desapariciones.