Madres y lactancia

Los bebés deben mamar el tiempo que sea necesario, pero hay señales inequívocas para iniciar la retirada progresiva y el aumento del juego

05 mar 2016 / 21:36 H.

M adre, yo quiero hablarte hoy a ti directamente. Llevas meses dando teta a tu bebé. Y pasan los días, las semanas y los meses. Y te lo estás preguntando porque cada vez se te hace más difícil, porque incluso ha llegado o llegará el momento en que pueda ser un momento no tan feliz cuando le salgan los primeros dientes y te de mordiscos en el pezón, o cuando tú sepas que necesita tomar otros alimentos y sin embargo siga prefiriendo leche materna. O cuando empiecen los hábitos de sueño a tener que cambiar, pero no cambian, sin teta no se duerme.

Te lo has preguntado varias veces e incluso lo has preguntado a mucha gente. La mayoría te dice que el bebé tiene que tomar teta todo el tiempo que sea posible. Yo quiero analizar contigo esta situación desde una perspectiva psicológica. Ya desde el vientre, el bebé está escuchando los sonidos de su madre, la frecuencia del tono de su voz. Se está estableciendo el vínculo afectivo. Cuando nace el bebé siempre requiere y reclama estar cerca de la madre.

El hecho de amamantar al bebé, además del alimento que necesita, se convierte en un ritual de cariño y de establecimiento del vínculo que durará toda la vida. Vínculo afectivo, alimento, atenciones a sus necesidades de contacto físico y emocional... todas estas cosas y más se ponen en juego cuando se da de mamar al bebé.

Con el paso de los meses y la introducción de nuevos alimentos, el tomar leche materna se convierte en un buen suplemento de su alimentación, dejando más protagonismo a nuevos sabores, texturas y aportes alimenticios, para que poco a poco comience el momento de comer. Sin embargo, la necesidad de estar pegado a su madre no decae a la misma velocidad. A veces no se entiende por qué sigue queriendo tomar teta cuando ya está comiendo otras cosas, cuando ya incluso tiene un año y pico. El niño quiere estar cerca de su madre, esa figura de protección y cariño que ha tenido en estos meses. Una interrupción brusca de este hábito, por motivos laborales o cualquier otra razón, puede provocar en el niño un sentimiento de estrés y liberación de hormonas que considero que no es recomendable para ningún periodo evolutivo, tampoco en los niños. Entonces, ¿qué hago?.

Primero entender por qué se sigue manteniendo en el niño esa conducta de tomar teta. Ese factor de apego se puede y se debe sustituir paulatinamente por periodos de juego y contacto físico. Lo importante en los primeros momentos no es retirar la teta, sino aumentar los periodos de contacto y juego.

Segundo, detectar cuándo empieza a ser contraproducente seguir dando teta para el estado emocional de la madre y el niño. Momentos de estrés porque te resulta imposible dar ya las tres tomas, de nervios y de dolor cuando te empieza a morder... son señales que te están indicando un cambio en las pautas que llevas desde hace meses, o incluso algún año. Hay frases en la cultura popular que dicen que cuando las cosas van bien, no se cambian. También podemos aplicarlas al revés, cuando las cosas van mal.

Tercero, iniciar el cambio de hábitos y consensuarlo con la familia. Los primeros días, algunos niños pueden sentirse contrariados, y lloran con más frecuencia o les cuesta más coger el sueño. Si se hace de forma paulatina puede ser que ni siquiera el niño se de cuenta, pero puede ocurrir que durante algunos días se vivan momentos de estrés.

En general, los bebés deben mamar el tiempo que sea necesario, incluso puede prevenir a la madre de sufrir obstrucciones y mastitis. Pero recomiendo que cuando se den las señales que hablábamos, se inicie la retirada progresiva y el aumento del juego.