Días para el ocio y la formación

Unas treinta personas con algún tipo de discapacidad asisten a la escuela estival de Integrar Formación

18 ago 2018 / 11:06 H.

Fomentar que las personas que cuentan con algún tipo de discapacidad también disfruten del ocio y facilitar la conciliación de sus familias son los objetivos que, por tercer año consecutivo, persigue el centro Integrar Formación a través de su escuela de verano. Una iniciativa que cuenta con 30 chicos cada quincena desde el pasado mes de julio, y que, en esta ocasión, se ha abierto a las personas sin recursos: “Este año hemos recibido una ayuda de La Caixa, por lo que también nos llegan niños de los centros sociales de discapacidad y sin posibilidades económicas”, explica Lucía Ruiz, directora de Integrar Formación.

Una escuela de verano que, a diferencia de las tradicionales, integra a personas con edades comprendidas entre los 5 y los 67 años, mientras que 5 monitores trabajan con ellos al objeto de ofrecerles un buen servicio y atender todas sus necesidades —entre los participantes, 5 o 6 les llegan del centro López Barneo con muchas limitaciones—.

La dinámica es similar a la de otros años. A las 9:00 horas comienza la actividad con actividades de refuerzo educativo que se adapta a las necesidades de los participantes. Así, trabajan desde la lectura y la escritura para los más pequeños, hasta la preparación de las oposiciones para los que buscan una oportunidad laboral en la administración. También realizan talleres de manualidades de lo más variadas y en las que demuestran su buen hacer.

A las 11:30 las risas y la diversión son las principales protagonistas, con la visita a las instalaciones de la piscina de La Salobreja. “Además, realizamos actividades dentro del agua y otras deportivas con el principal objetivo de trabajar la motricidad sin olvidar las habilidades sociales a través de la práctica de juegos populares muy participativos, entre los que por ejemplo se encuentra el pollito inglés, el pañuelo o el patio de mi casa”, manifiesta Ruiz.

Los jóvenes han trabajado, cada quincena, una temática diferente, sobre la que han versado el resto de iniciativas, con el principal objetivo, además, de trabajar cuestiones importantes y que les sirvan para el día a día. “La primera, por ejemplo, optamos por el euro, y realizamos desde lecturas comprensivas hasta el manejo de las vueltas para cuando se tienen que desenvolver en la compra durante su día a día”, explica Ruiz. El mapa político de la provincia, la lectura del Quijote o el desarrollo de cálculos matemáticos fueron otras de las temáticas elegidas. Eso sin olvidar los bailes, que sin duda suponen una de sus actividades favoritas.

Una iniciativa, así, integradora y similar a cualquier otra escuela de verano de las que se suceden durante estos días en la provincia, con la que a través de la formación, el ocio y la diversión se fomentan valores y se crean unos lazos de amistad que perduran en el tiempo.