El Banco de Alimentos atiende a 4.400 personas más en un año

No es tan complicado verse en la listas de beneficiarios del programa de Ayuda Alimentaria del Fondo de Ayuda Europea. Es lo que se deduce de lo que explicó el alcalde de Bailén, el popular Luis Mariano Camacho, que, junto a otros regidores, el presidente de Cruz Roja, José Boyano, y la subdelegada del Gobierno, Francisca Molina, visitó el almacén del polígono de Los Olivares donde se guardan los productos no perecederos que, este año, recibirán unas 25.479 personas de la provincia, es decir, 4.400 más que el año pasado, tal y como apuntó Boyano, convencido de que, pese a lo que digan las cifras macroeconómicas, hay muchas casas en las que la crisis todavía no se ha superado. El regidor bailenense recordó que, por ejemplo, en su municipio, en el que, cuando la industria del ladrillo era pujante, apenas había desempleo, el perfil de los que precisan ayuda actualmente para comer es muy amplio ya que, precisamente, incluye a muchos de los extrabajadores de este sector. “Hay beneficiarios de todas las edades, incluidos antiguos trabajadores cualificados, del entorno de los 55 años, en el paro y con familia, y también bastantes mayores”, aseguró el alcalde.

A los que tienen problemas para acceder a algo tan básico como comer está dirigida esta estrategia, gracias a la que se distribuirán en la provincia unos 562.737 kilos de alimentos, por valor de medio millón de euros, a apenas uno por kilo, de artículos de primera necesidad y que, o bien no caducan, o aguantan varios meses en la despensa. Los lotes se reparten conforme a los criterios de los servicios sociales y de forma coordinada. Es decir, como explicó el máximo responsable municipal de Jamilena, Crispín Colmenero, en su pueblo, la ayuda llega en distintas fases. Con el Banco de Alimentos se atiende a unas 7 familias, con la de Cruz Roja, a 95, y Cáritas hace lo propio con 80. Los alimentos se distribuyen 4 veces al año y la cifra total de beneficiarios no corresponde a la suma de los que se auxilia por estas tres vías, sino al modo en el que se administran los recursos disponibles en cada una de las ocasiones. En Torres, donde el porcentaje de desempleados ronda al 8%, hay establecidas dos entregas a lo largo de los 12 meses de cada ejercicio. No se precisa tanta ayuda, como explicó el alcalde, Diego Montesinos. Su homólogo huelmense, Francisco Ruiz, aclaró que en su pueblo, por ejemplo, las necesidades se concentran de marzo a noviembre, es decir, cuando no hay trabajo en la recolección de la aceituna, una realidad que es un fiel reflejo del lastre que supone la estacionalidad del empleo que es tan propia de la provincia jiennense. Aun así, de una forma u otra, el máximo responsable provincial de Cruz Roja aseguró que es casi imposible que, con la red de ayuda que existe en Jaén, alguna familia pase auténticas necesidades. Y es que, además de contar con los fondos que llegan de las administraciones públicas y los propios de la organización, el sistema de atención se articula en torno a 3.100 voluntarios que operan en los 97 municipios de la provincia jiennense, lo que ayuda a que no se pasen por alto las situaciones de dificultad que existan.

La subdelegada del Gobierno aseguró, durante su visita a la nave de Cruz Roja, que, para hacer posible el programa de reparto de alimentos, se articula un mecanismo que está cofinanciado por el Fondo de Ayuda Europea para los más Desfavorecidos, del que Bruselas aporta el 85% de los fondos, frente al 15 de la Administración General del Estado. Con este dinero, se adquieren los alimentos y se hace frente a los gastos de suministro a los centros de almacenamiento y distribución. Molina felicitó a los trabajadores y voluntarios de las organizaciones que hacen posible que la ayuda llegue a quienes realmente lo necesiten y también destacó el importante papel de los ayuntamientos en el funcionamiento de esta estrategia, clave en una provincia, como la jiennense, que ocupa los primeros puestos en desempleo de España.