El castigo para un monstruo

Confirmada la condena al hombre que maltrató y violó a su esposa y a sus hijas

07 dic 2018 / 11:37 H.

El Supremo ha ratificado la sentencia impuesta por la Audiencia Provincial a Francisco M. M., el conocido como “el monstruo de Valdepeñas”. El Alto Tribunal ha desestimado el recurso presentado por la defensa del condenado. De este modo, ratifica los 29 años de cárcel por delitos de violencia de género y agresión sexual. Este conductor de profesión maltrató y violó a la que fue su esposa durante más de una década. Y también abusó de sus dos hijas cuando no eran más que unas niñas de cuatro y ocho años. La Justicia confirma uno de los castigos más elevados que se recuerdan en la provincia.

Francisco M. M. fue condenado por la Audiencia de Jaén el 14 de febrero de 2018. Apenas trece días después, ingresó en la cárcel. La Fiscalía pidió a la sala que el hombre comenzara ya a cumplir la pena, sin esperar al recurso del Supremo. En una decisión de la que apenas hay precedentes, los magistrados accedieron a la solicitud y enviaron al condenado a prisión. Ahora, diez meses después, ha llegado la sentencia definitiva, la que firman los jueces del Alto Tribunal español.

La defensa de Francisco M. M. había presentado un recurso contra la primera resolución. Argumentaba que no se habían tenido en cuenta determinados informes forenses que aseguraban el testimonio de sus hijas no era totalmente creíble. “Basta una somera lectura de la sentencia dictada por la Audiencia de Jaén para comprobar que su pronunciamiento de condena no ha tenido como único soporte la prueba pericial a que el condenado alude, sino una abundante prueba testifical que, en gran medida, contradice las conclusiones de los dictámenes de los forenses”, dice, de forma literal, el Supremo.

La Justicia confirma íntegramente la primera resolución y los hechos considerados probados: Francisco M. M., al que se describe como “impulsivo y celoso”, sometió a su esposa a malos tratos desde la misma noche de bodas y durante los trece años que duró el matrimonio. De hecho, la vida en común de la familia estuvo marcada por “las amenazas, los insultos y las agresiones físicas”. En ese marco de terror, “el monstruo de Valdepeñas” imponía su ley: “Me tenía paralizada de miedo. No me atrevía a denunciarlo, porque estaba sola aquí y no conocía el idioma”, declaró la mujer en el juicio, celebrado el 17 de enero de 2018. Agregó que su marido la forzaba a mantener relaciones sexuales chantajeándola con hacerles daño a las niñas. Finalmente, y tras trece años de sufrimiento, decidió dar el paso. Se atrevió a denunciarlo en abril de 2015, cuando vio un dibujo hecho por su hija pequeña, que entonces tenía apenas nueve años. La menor pintó con colores infantiles los abusos sexuales a los que su padre la había sometido.

La Guardia Civil detuvo, entonces, a Francisco M. M. Lo sorprendente del caso es que el hombre reconoció ante el juez un episodio anterior: admitió que había obligado a su hijastra a que le hiciera una felación cuando apenas tenía 9 años. En el juicio, el ahora condenado lo negó y dijo que lo habían forzado a declarar lo que no quería, sin especificar quién le obligó. La sentencia considera que no fue un hecho aislado y que este vecino de Valdepeñas también violó a su propia hija, a la que llegó a introducirle el pene en la boca. “Advirtió a la menor de que si decía algo la mataría a ella, a su hermana y a su madre”, explica la resolución judicial. Años antes, había hecho lo mismo con su hijastra —el episodio que reconoció ante el juez cuando fue arrestado—. Ocurrió el 1 de enero de 2006, cuando la niña tenía 9 años. La madre estaba amamantando a su hija pequeña, que había nacido poco antes. Sin embargo, la mujer decidió subir al dormitorio. Allí sorprendió a Francisco M. M. desnudo de cintura para abajo, junto a la menor, a la que también había quitado la ropa. En el juicio, el hombre lo negó todo: “Es una mentira”, dijo.

No obstante, la sala dio total credibilidad al testimonio de las víctimas, que califica como “contundente y desgarrador”. “Percibimos la emoción y el grave sufrimiento producido por los espeluznantes hechos que relataban con todo detalle”, explicó la sentencia ahora confirmada por el Supremo. La sala aclara que no se aprecia “móvil de venganza o de odio” y tampoco ve contradicciones evidentes en sus relatos.

Del mismo modo, el tribunal también tuvo en cuenta un factor importante: el propio Francisco M. M. reconoció parcialmente los hechos cuando fue detenido, aunque después se desdijo. Y también está el testimonio de la orientadora del centro escolar en el que estudiaba la hija mayor. La adolescente confesó a la docente que había sido víctima de abusos sexuales por parte de su padrastro y le pidió ayuda para que no le pasara lo mismo a su hermana. La educadora activó el protocolo para estos casos. A la misma vez, la madre dio el paso y presentó la denuncia, la que ha puesto al descubierto las aberraciones cometidas por Francisco M. M.