El negocio de los disparos

La caza genera en la provincia unos 225 millones de euros

23 oct 2016 / 11:34 H.

Un “disparo” de unos 225 millones de euros para la provincia no es poca cosa. Viene del “zurrón” de la caza, que se muestra como una suculenta fuente de ingresos para Jaén. Es “la Alhambra de la provincia” o una suerte de playa particular. Nadie puede comprar un paraíso, y el campo jiennense tiene la suerte de ser un edén para disfrutar de esta milenaria afición convertida también en deporte. Ahora toca aprovecharlo. Con la apertura de la veda para ciervo, gamo, muflón y jabalí, la actividad cinegética está ya prácticamente a pleno rendimiento en la provincia. La caza ha aguantado el tipo en el peor momento económico y se ha transformado en el sustento de muchas familias en comarcas a las que la crisis ha golpeado con dureza. Los restaurantes, los bares, los hoteles, las tiendas y las gasolineras se benefician, cada fin de semana, del aluvión de cazadores que buscan el mejor puesto en uno de los novecientos cotos (públicos y privados) que hay en la provincia.

La temporada vuelve a estar marcada por la sequía. A los animales les influye mucho el tiempo. Los aficionados afirman que si prevén la falta de pastos, debido a la ausencia de lluvia, se retienen mucho más o, lo que es lo mismo, crían mucho menos. Esto hace que se reduzca el número de piezas en el monte y que, por ello, sea más complicado cazar. Además, las reses bajan su alimentación, lo que implica que los trofeos se devalúen porque son más pequeños. Los venados o los jabalíes, por ejemplo, comen menos, por lo que su peso disminuye por debajo de las previsiones. El campo jiennense lleva un año al límite y los cazadores y aquellos que viven de este negocio vuelven a mirar al cielo para que sea benévolo con ellos. Hay en juego más de 225 millones de euros, lo que supone casi el 20 por ciento de toda la inyección económica de Andalucía.

De la caza viven arrendatarios de cotos y organizadores de cacerías y de ella se aprovechan, de forma eventual, los empleados que cada temporada contratan las fincas: guardas, secretarios, guías, ojeadores, muleros o rehaleros, todos ellos vecinos, casi siempre, de los municipios más cercanos a las fincas. Baste como ejemplo que, solo en Andújar, esta actividad mueve varias decenas de millones de euros, ya que, además de la hostelería, otros sectores se enganchan a su estela para poner en marcha negocios relacionados con los deportes de campo y de aventura.

Las últimas cifras de la Delegación de Medio Ambiente reflejan que Jaén cuenta con más de 32.000 licencias de caza y casi 200 sociedades cinegéticas —prácticamente, dos por municipio—. Existen 872 cotos autorizados, de los que 214 son de caza mayor. Se han concedido 108 permisos para rehalas y se celebran unas 400 monterías y batidas al año. Los números dan idea de que Jaén es un paraíso para los que disfrutan de esta actividad, que revitaliza el negocio turístico de decenas de pueblos jiennenses.

Una afición con unas 32.000 licencias y que sube
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Generalmente, se tiende a pensar que Jaén es una tierra cinegética abierta para personas acaudaladas que vienen unos días a divertirse en los cotos. Existen algunas fincas que son un auténtico lujo, en las que los puestos monteros valdrían un potosí y que, generalmente, las personas que allí van a cazar no pagan nada, ya que son amigos o compromisos del propietario del terreno. La finca de Navalcaballo, en Venta de los Santos, ha acogido a cazadores tan ilustres como el Rey Juan Carlos. Sin embargo, esta circunstancia no es mayoritaria. No hay duda alguna de que los que más disfrutan de la caza son los propios jiennenses. La mejor prueba está en que no existe actividad federada alguna con tantas personas inscritas para ejercerla. Ni tan siquiera el fútbol cuenta con un número similar de aficionados como tiene la caza en la provincia.