El “óscar alemán” de arquitectura en Virgen de la Cabeza

El Centro Deportivo La Victoria gana, entre 2.700 obras, uno de los prestigiosos Iconic Awards, entregados en Munich

02 nov 2017 / 08:55 H.

El espacio que ocupaba el antiguo Estadio Municipal de La Victoria, en la calle Virgen de la Cabeza, corría el riesgo de convertirse en un “nuevo Simago”, un solar que, como el del desaparecido supermercado de la calle San Clemente, estuviera sin uso en una de las principales vías de la ciudad. Pero hubo acuerdo, colaboración entre lo público y lo privado, y, en lugar de una herida en el urbanismo de la capital, el codiciado suelo se recuperó para los vecinos. Donde antes había una campo de fútbol, se levanta el Centro Deportivo La Victoria, hay una nueva plaza y se crea una salida hacia la Avenida Ruiz Jiménez. Este proyecto se merece un galardón internacional, uno de los Iconic Awards que concede el Consejo Alemán de Diseño. La distinción es equiparable a una Estrella Michelín para un restaurante o un Óscar a una película española y, algo que no le viene mal a Jaén, sitúa a la ciudad en los circuitos especializados. Los satisfechos “padres de la criatura”, son los arquitectos Alfonso Mollinedo y Esperanza Lozano; los aparejadores Alfonso Muñoz e Iván Cruz y el ingeniero industrial Juan de Dios Carazo.

¿Que mérito tiene este edificio y la transformación del espacio? Es una obra eficiente, sostenible y ajustada al presupuesto. “La arquitectura no es solo una buena idea, tiene que ser económicamente viable”, reflexiona Mollinedo. Su compañera en el estudio Nonarquitectos, Esperanza Lozano, abunda en esta idea al recordar que se trata de un complejo deportivo, de 10.000 metros cuadrados, en el que se invirtieron 4 millones, a 400 euros el metro cuadrado, además, los trabajos se ejecutaron en apenas un año. Esta forma de trabajar, tan germánica, les sirvió a este equipo para recoger el Iconic en una gala celebrada en la ciudad bávara de Munich. El centro deportivo, aclaran, tiene el mérito de integrarse en el entorno y está cargado de soluciones prácticas. El Consejo Alemán de Diseño ya le había echado el ojo a la obra, ejecutada por Omar y adjudicada por el Ayuntamiento a Puerta Palma, por lo que invitaron al estudio de arquitectura a participar en el certamen. Aun así, era difícil hacerse con el premio, ya que la propuesta jiennense compitió con otras 2.700, llegadas de todo el mundo. Para ser considerada una de las mejores intervenciones de 2016, se tienen en cuenta factores como el empleo de técnicas de ingeniería, como el uso de cables de acero para sustentar el edificio, en lugar de los tradicionales pilares. De esta forma, las estancias, como las piscinas, son diáfanas. El aprovechamiento del calor y frío que genera una instalación que está preparada para recibir a 800 personas a la hora tampoco es desdeñable. Y es que, como recuerda Mollinedo, el ahorro energético es, en global, un 30%, con un 80% en los lugares destinados a la natación y el baño. El centro tiene “dos pieles”, una de aluminio, que tiene la capacidad de aislar y permitir ver desde dentro, al tiempo que se preserva la intimidad de los deportistas. Esta innovación se combina con el uso de ladrillo tradicional. En medio, se crea una galería que permite la limpieza y facilita las labores de mantenimiento del enorme complejo.

En la plaza, todo esta medido, como, por ejemplo, el suelo poroso. No se forman charcos, como explican los dos arquitectos, y cualquier agua que caiga en forma de precipitaciones se aprovecha. Con un circuito, en forma de espina de pez, todo el líquido va a parar a un aljibe y este depósito, a su vez, se emplea para el riego de las zonas ajardinadas, en las que, dentro del espíritu de integración en el entorno y el medio, se plantaron especies autóctonas. No hay muros y, para salvar los desniveles entre la calle Virgen de la Cabeza y Bernardo Ruiz Cano, el nuevo espacio se prolonga, mediante “dedos”, para dar ligereza al conjunto. Una obra de premio que, como recuerdan, se enfrentó, más de una vez, a la frase “esto no se puede hacer”.