Firme apuesta por la integración de los alumnos con discapacidad
Un total de 123 jóvenes con necesidades especiales estudian este curso en la UJA
Una firme apuesta por la integración y la igualdad de oportunidades. Un total de 123 estudiantes con algún tipo de discapacidad física, visual, auditiva o psicológica, realizan sus estudios durante este curso académico en la Universidad de Jaén. En los últimos seis años, alrededor de unos 180 alumnos con discapacidad se han formado en la UJA.
Con el objetivo de que todas las personas puedan acceder a la Educación Superior, la Universidad de Jaén trabaja en dos vertientes. Por una parte, en la mejora del grado de accesibilidad de sus instalaciones, tanto en el Campus de Las Lagunillas de Jaén, como en el Campus Científico-Tecnológico de Linares. Por otra, ofreciendo servicios y recursos a su alumnado con necesidades específicas de apoyo educativo (NEAE), al objeto de convertirse en un entorno abierto, libre de barreras y universalmente accesible, que haga posible una efectiva integración de las personas con discapacidad.
En este sentido, el grado de accesibilidad de sus instalaciones supera el 90% en sus aulas y el 92% en lo que se refiere a edificaciones. Concretamente, la UJA dispone de plazas de aparcamiento reservadas para personas con discapacidad, adecuación de espacios y mobiliario en prácticamente la totalidad de sus 160 aulas, la reserva de puestos informáticos, el estudio personalizado de la ubicación óptima del alumnado con discapacidad a través del Servicio de Atención a Estudiantes con Necesidades Educativas Especiales, así como habitaciones adaptadas en el Colegio Mayor Domingo Savio.
Por otro lado, las edificaciones cumplen con las medidas de accesibilidad, tanto en los accesos generales, mediante puertas automatizadas y rampas de entrada, como por la conveniencia de los elevadores. Solo hay dos edificios con puertas accesibles, pero no automatizadas, para los que pondrá en marcha un plan de acción que se desarrollará a lo largo de este curso y el que viene.
Respecto al resto de salas, la UJA cuenta actualmente con una veintena de ellas totalmente accesibles, siguiendo la normativa actual, destinadas a la celebración de reuniones, actos y otro tipo de actividades. “Uno de los objetivos prioritarios de la Universidad de Jaén en el ámbito de las Tecnologías de Información y la Comunicación y las Infraestructuras es asegurar el acceso al conocimiento para todas las personas. Por ello, trabajamos mejorando nuestras infraestructuras y los recursos TIC de forma continua, a partir de las necesidades específicas definidas por el Servicio de Atención y Ayudas al Estudiante y las asociaciones vinculadas con necesidades especiales”, indica María José del Jesus, vicerrectora de Tecnologías de la Información y la Comunicación e Infraestructuras de la UJA.
Además, la Universidad fomenta la empleabilidad de sus estudiantes y titulados con discapacidad a través de su formación práctica en empresas que les sirva de complemento a la educación adquirida en las aulas, con orientación laboral y la dotación de las herramientas adecuadas para hacer más eficiente su búsqueda de empleo, y a través del fomento de su empleabilidad con el programa de contratación laboral.
Asimismo, existen diversas ayudas económicas de las que pueden beneficiarse en la Universidad de Jaén, como la exención total de tasas y precios públicos y apoyos adicionales del Ministerio de Educación y Ciencia de movilidad para estudiantes Erasmus. Además, la UJA asume el coste del servicio de transporte adaptado, de intérprete de lengua de signos, material didáctico y ayudas técnicas, así como otras necesidades específicas.
La Universidad también ofrece servicios y recursos a su alumnado con necesidades específicas de apoyo educativo. De hecho, el Consejo de Gobierno de la UJA aprobó, en junio del pasado año, la normativa que regula la Atención a Estudiantes con Necesidades Específicas de Apoyo Educativo. “La institución asume así su compromiso con la sociedad. La UJA considera que un centro que promueve la excelencia académica e investigadora debe impulsar permanentemente medidas que favorezcan la integración y la igualdad de oportunidades de todas las personas para conseguir el objetivo estratégico de ser una Universidad para todos”, asegura María Luisa del Moral, vicerrectora de Estudiantes de la UJA.
Este universitario, de Navas de San Juan, cursa Geografía e Historia. “Desde que llegamos, alquilamos un piso cerca de la Universidad. Mi madre vive aquí conmigo y me ayuda a prepararme para ir al Campus de Las Lagunillas”, explica Daniel Ruiz Cabezas, que da clases en el edificio A4. “Gracias a mi portátil, con pantalla táctil, puedo desarrollar mis clases. Es fundamental el ordenador, porque así tomo apuntes de las asignaturas, ya que no puedo usar las clases para escribir. De hecho, para manejarme empleo unos punteros, con los que también cojo el móvil”, explica. Para su día a día es fundamental el acceso a Internet que le brinda la UJA y la plataforma de docencia virtual de la institución, además del respaldo de los compañeros.
“La Universidad está bastante bien, aunque todavía hay cosas que mejorar, ya que puedo acceder a todos los sitios, menos al edificio de la cafetería, la zona de ocio de la Plaza de los Pueblos, que no dispone de puertas correderas. También hay que revisar la accesibilidad del edificio donde se atiende a los estudiantes con discapacidad”, apunta. Durante el primer cuatrimestre, se benefició de un proyecto piloto, impulsado junto a Fejidif, con asistentes personales. “Me ayudaba a todo lo que concierne a mi vida personal, como venir a mi piso, donde también me apoyaba. Tanto mis padres como yo, estamos muy contentos y esperamos que se ponga en funcionamiento en el futuro, la ayuda muy buena”, deja claro. Daniel Ruiz Cabezas espera continuar sus estudios, como hasta ahora, con normalidad, gracias a sus padres, Josefina y José Daniel, sus compañeros y la UJA. [j. r. c.]
Fue en Bachillerato cuando Javier Cobo se decidió a cursar los estudios de Ingeniería Geomática y Topográfica. Procedente de una familia sorda —padre, madre y hermanos—, reconoce que las oportunidades con las que él cuenta en la actualidad son muy diferentes a las que tuvieron sus padres. “Al principio pensaba que iba a ser muy difícil, pero ya estoy en cuarto y en este tiempo he contado con diferentes recursos por parte de la Universidad de Jaén en los que me estoy apoyando”, afirma.
El fundamental, reconoce, es el intérprete: “Sin duda que, sin su figura, me costaría mucho más alcanzar los objetivos marcados. Él lo cubre todo, hasta las tutorías”. Y, aunque explica que hay asignaturas complicadas y que le cuestan el doble, otras se le dan bastante bien. También considera fundamental el apoyo de los compañeros, a los que, en muchas ocasiones, les pasa una libreta de calco para luego tener los apuntes. “Lo único que, quizás, cambiaría son los horarios de tutoría, porque, al ser sordo, tengo que esforzarme mucho en cumplirlos. Ellos tienen su planificación y a veces no coincide con la mía, y con los correos, la estructura de red y demás me cuesta llegar y eso hace que a veces me sienta inseguro cuando voy a tutorías”, afirma.
En definitiva, considera que su experiencia en la Universidad de Jaén es muy positiva en general: “Se trata de una institución muy abierta, que fomenta mucho la integración. Lo único, quizás, es que no estamos muchas personas con discapacidad y, en ese sentido, quizás debería abrirse más. Pero está genial”. Por el momento, desconoce las oportunidades laborales que tendrá en el futuro, pero se queda con todo lo bueno que le aportan estos años de Universidad.
Alberto de la Rosa cursa los estudios de tercero de Derecho. Una carrera que, reconoce, no consideraría su vocación, aunque de siempre le ha llamado la atención: “La verdad es que me gusta, aunque es cierto que me esperaba que las prácticas, más que en las clases, se desarrollaran en juzgados o gabinetes de abogados. Aun así, estoy muy contento de la formación que estoy recibiendo”.
En su día a día, el joven, que cuenta con una discapacidad visual grave, cuenta con un portátil con síntesis de voz, a través del que puede tomar apuntes y saber lo que hay en la pantalla. “En este caso es mío, pero la Universidad deja también unos portátiles para los exámenes. Además, en la biblioteca, en cada una de las plantas, hay unas sobremesas adaptadas a través de las que podemos consultar documentación, así como una línea braille”.
Alberto de la Rosa también destaca el trabajo realizado por el Servicio de Atención a la Discapacidad, donde se encuentra, entre otros trabajadores, Emilio Ayala. “Tuve una experiencia muy buena, y es que solicité una beca social para la que, en un principio, no cumplía con el requisito de la nota académica. Así que tuvieron en cuenta mi discapacidad y bajaron ese requisito para que pudiera tener acceso”, reconoce. En este punto, y a pesar de que se siente plenamente integrado en la Universidad y como un estudiante más, hace especial hincapié en que a él le cuesta más trabajo alcanzar un determinado objetivo: “Nunca he pedido que se me regale nada, pero sí que se tenga en cuenta que, en mi caso, tengo un problema grave, por lo que es fundamental la concienciación de los profesores a la hora de facilitar los apuntes y demás”.