Francia detecta un fraude con aceitunas andaluzas

Unos almazareros se llevaban fruto de puntos de compra y luego etiquetaban el aceite como si fuera de la Provenza

18 ago 2016 / 17:30 H.

Más que un fraude a la calidad, se trata de un engaño al consumidor. El Gobierno francés acaba de destapar un escándalo en la Provenza —una de las zonas productoras más prestigiadas en Francia y que, a la par, consigue mejores precios—. Sin embargo, algunas fincas tuvieron serios problemas para conseguir los kilos de aceituna que necesitaban para mantener los niveles de producción, ya que la mosca del olivo hizo estragos. Por eso, para conservar la actividad comercial algunos decidieron venir a Andalucía para comprar aceituna o aceite y llevárselo a Francia. Allí juntaban los vírgenes extra españoles con los que ellos tenían y los ponían en el mercado. Hasta aquí, todo es legal. En cambio, el problema estaba en que le colocaban el sello de su denominación de origen protegida, que obliga a que todo el proceso se haga en este territorio, lo que era imposible si el aceite de oliva tenía partidas de zumo o de fruto que habían llegado desde Andalucía —la investigación no precisa desde qué provincia española procedían—.

Según el informe, entre septiembre de 2014 y enero de 2015, se introdujeron 120 toneladas de aceitunas españolas en los molinos de la Provenza. El “oro líquido” que se produjo se envasó en botellas y se vendió bajo marcas de prestigio que estaban reguladas por la denominación de origen protegida, que se muestra como un selló de calidad que obliga a certificar el origen de los productos que se comercializan.

Las aceitunas que se compraron se llevaron a nueve molinos diferentes en tres áreas, como son las cinco de la Bouches-du-Rhône, uno entre Arles y Lancon-Provence y tres en el Var y Gard. No obstante, cuando acudían al consejo regulador mantenían el engaño con certificados antiguos, que trataban de convencer de que el fruto procedía de sus parcelas. De ahí que la investigación, en la que ya han declarado nueve propietarios de fábricas, vuelve a destapar un engaño a los consumidores de agricultores que quisieron mantener sus marcas, que funcionaban bien en el mercado, pese a que no tenían aceituna para sustentarlas.