Fuego intencionado en Grañena
Queman dos “montañas” de material textil y estiércol en un picadero de caballos
La Guardia Civil investiga las causas del espectacular incendio declarado a mediodía de ayer en las instalaciones del Centro Ecuestre Grañena, ubicado en una parcela junto a la antigua Nacional 323, en las afueras de la capital. “¿Que qué ha pasado? Pues muy sencillo, que le han prendido fuego”, explicaba el propietario del picadero, Alfonso de la Chica. Junto a él, una dotación del Cuerpo de Bomberos de Jaén se afanaba bajo un sol de justicia para intentar apagar las llamas, declaradas en dos gigantescas “montañas” de material textil y estiércol. Este producto —pequeños jirones de tela— se utiliza para esparcirlo en la pista donde se adiestran los caballos. De este modo, se amortigua la pisada de los animales y se previene que sufran daños innecesarios. “Teníamos ahí unos 70 u 80 camiones, porque estaba recién traída”, afirma el dueño, todavía con el susto en el cuerpo.
Y es que casi tuvieron que salir corriendo al filo de las tres y media de la tarde de ayer, cuando detectaron el incendio: “Acabábamos de terminar con un cliente y nos fuimos a comer. De pronto, escuchamos a los perros ladrar muy fuerte y, poco después, notamos el olor a quemado. Cuando nos asomamos, el geotextil ya estaba ardiendo”, explica.
Rápidamente, llamó a la Guardia Civil y a los Bomberos de Jaén. Llegaron dos patrullas y dos dotaciones, con siete efectivos. Para entonces, la enorme columna de humo negro se veía a decenas de kilómetros a la redonda. Y es que ese material es altamente inflamable y tiene una importante carga calorífica, por lo que su combustión es muy rápida. “Esto solo necesita que le echemos agua, mucha agua”, explica el bombero al frente del servicio. Y así estuvieron los profesionales durante varias horas hasta que, pasadas las siete de la tarde, pudieron dar por controlado el fuego. “Lo más complicado es que este tipo de producto genera mucho humo y, además, puede arder por dentro”, aclara otro de los bomberos que participó en las labores de extinción. Las tareas fueron dificultosas, sobre todo porque costó encontrar un salida de agua para conectar las mangueras.
En principio, la principal hipótesis que se baraja es que el incendio fuera intencionado. Y es que tuvo al menos dos focos, distanciados entre sí unos cincuenta metros. Uno de ellos estaba en el montón del geotextil, que está ubicado en el interior del vallado del picadero. El otro se localizó en una montaña de estiércol, que se encuentra junto a la puerta de acceso: “Yo lo tengo muy claro. Alguien ha llegado hasta el camino y lo ha prendido. Quiero pensar que ha sido algún niñato, porque esto no lo hace una persona con cerebro”, asegura Alfonso de la Chica. Una impresión que también comparten los bomberos: “Todo hace indicar que ha sido provocado”, apuntan, a la espera de que una investigación más exhaustiva aporte datos más concretos.
La rápida intervención de los Bomberos evitó que las llamas solo afectaran a las “montañas” de geotextil y estiércol. En el interior del Centro Ecuestre existen varias edificaciones, un aparcamiento —en el que ayer había varios vehículos estacionados— e, incluso, un pequeño graderío para ver las evoluciones de los caballos durante la doma. Además, hay que tener en cuenta que en las cercanías del picadero también se encuentra un almacén de bombonas de butano. De ahí la importancia de controlar cuanto antes las llamas para evitar una propagación que hubiera acarreado más problemas.
La Guardia Civil investiga lo sucedido para tratar de confirmar si, realmente, el incendio fue intencionado e identificar al autor.