Investigan a un recluso por contratar a sicarios para matar a su exmujer

Un antiguo compañero de celda dio el aviso a la víctima

25 abr 2017 / 12:23 H.

El Juzgado de Violencia contra la Mujer ha abierto diligencias contra Pedro Gregorio R. G., un vecino de la capital, que actualmente cumple condena en la cárcel de Jaén, por intentar contratar a dos sicarios para que atentaran contra la vida de su exesposa. Presuntamente, tendrían que “cortarle las piernas” o “dejarla ciega clavándole un bolígrafo en los ojos”. Fue un antiguo compañero de celda de este recluso —el supuesto “intermediario” con los matones— el que contactó con la víctima para avisarla. Ella puso los hechos en conocimiento de la Fiscalía, con lo que se activó todo el proceso judicial. El hombre, al que ya se le ha tomado declaración en calidad de investigado, niega los hechos y asegura que todo es un montaje del “arrepentido” para estafar a su expareja.

La historia tiene todos los ingredientes de un guión de cine negro. Se inició el pasado 30 de marzo. Ese día, la víctima recibió una llamada de un hombre. Le dijo que había estado en prisión con su excompañero sentimental, que habían compartido celda durante varios meses y que quería hablar con ella porque temía que pudiera pasarle algo. En principio y tras la sorpresa inicial, la mujer le dio credibilidad, porque él le aportó numerosos detalles sobre su vida. Al día siguiente, concertaron una cita en un lugar público. La mujer acudió con varios familiares a la reunión y grabó toda la conversación. En ella, el “arrepentido” le confirmó que su exmarido tenía planes para hacerle daño o acabar con su vida y que, incluso, le había dado el nombre de dos sicarios para hacerles el encargo. Según la versión de este hombre —que ha pedido a la Justicia ser testigo protegido— le hizo la petición a través de varias cartas, que destruyó porque le tenía mucho miedo a Pedro Gregorio R. G.

El hombre aseguró que decidió contarlo todo porque tenía remordimientos y temía que su excompañero de celda pudiera llevar a cabo sus intenciones. Por ello, decidió avisar a la víctima, que presentó la denuncia el pasado 6 de abril. Diez días después, el Juzgado de Violencia hacia la Mujer interrogó a Pedro Gregorio R. G. en calidad de investigado por un delito de proposición para lesionar o para cometer un homicidio. En su declaración, el hombre negó todos los hechos. Aseguró que el hombre que contactó con su exmujer pretende estafarla y sacarle el dinero y pidió que se la protegiera. El recluso sí reconoció que había formado una sociedad con su antiguo compañero de celda cuando ambos estaban en prisión y que le hizo un poder para que sacara dinero de sus cuentas y, así, pagar unos gastos personales.

La magistrada Isabel Moreno ha ordenado una serie de diligencias. La principal es tomarle declaración al “arrepentido” para ver si se ratifica o no en sus acusaciones.

Cumple una condena de más de tres años

Pedro Gregorio R. G. está en la cárcel desde el verano de 2016. Fue, entonces, cuando entró en prisión preventiva después de incumplir en reiteradas ocasiones la orden de alejamiento que tenía con respecto a su exmujer. En noviembre, fue condenado a tres años y cuatro meses de prisión por delitos de allanamiento de morada, daños y quebrantamiento de medida cautelar. La sentencia, que fue ratificada posteriormente por la Audiencia, lo absolvía de todos los delitos de malos tratos por los que fue acusado por la Fiscalía. La Justicia dictaminó que Pedro Gregorio R. G. no aceptó el divorcio y comenzó a acosar a su ex con llamadas y mensajes continuos para retomar la relación. Sin embargo, fue más allá y llegó a colarse en la casa de su antigua compañera sentimental, donde causó daños. Después, quebrantó la orden de alejamiento impuesta por la Justicia.

Los detalles

Aviso. Presuntamente, Pedro Gregorio R. G. “encargó” a un antiguo compañero de celda, con el que trabó amistad, que contactara con dos matones. Le aportó sus nombres y la manera de hablar con ellos. Según su versión, él no hizo nada. Sin embargo, el “intermediario” decidió contarlo todo por temor a que su antiguo amigo pudiera llevar a cabo sus planes por otros medios.

protección. El hombre ha pedido a la Justicia que se le conceda el estatus de testigo protegido. Asegura que, tras tirar de la manta, teme por su vida ya que considera que su excompañero de celda es peligroso. Todavía no ha declarado en el Juzgado.

Antecedente. En 2006, un vecino de la capital fue condenado a dos años de prisión por contratar a un sicario para que “pinchara” a su mujer. Llegó a pagarle 3.000 euros a un ciudadano de origen marroquí. El matón le pidió más dinero para no contarlo a la Policía. Sin embargo, al final, acudió a la Comisaría para denunciar los hechos.