El teniente coronel Luis Ortega asume el mando de su “casa”

Luis Ortega Carmona no pudo disimular la emoción que le embargaba nada más jurar el cargo.

07 may 2015 / 11:01 H.

Desde ayer, este guardia civil, con aspecto de profesor y de trato cercano, es el nuevo jefe de la Comandancia de Jaén: “Vuelvo a la que siempre ha sido mi casa, en la que he prestado servicio durante 14 años”. El teniente coronel asume el mando de forma oficial de una plaza “tranquila”, pero que supone un reto personal que le sitúa al frente de una exigencia que, para él, es máxima: “Nunca debemos olvidar que nuestro principal deber es servir al ciudadano”, sostuvo en su primera comparecencia ante la prensa, concedida nada más terminar el acto y cuando aún recibía las felicitaciones de amigos, compañeros, jefes y familiares.

El nombramiento estuvo revestido del simbolismo marcial que se presupone en estas citas. Presidido por el general de división, Laurentino Ceña, y por el delegado del Gobierno en Andalucía, Antonio Sanz, el acto fue muy sencillo. Comenzó con la lectura de la orden por la que Luis Ortega Carmona era designado, por parte de la Dirección General de la Guardia Civil, como jefe de la Comandancia de Jaén. Tras el necesario formalismo, se escenificó el relevo. El comandante jefe de Operaciones, Antonio García de los Reyes, fue el encargado de traspasar el mando en una imagen que resultó alegórica. Un cruce de espadas a modo de saludo selló la entrega de la Jefatura. “Juro, por mi conciencia y honor”, leyó, a continuación, el teniente coronel para asumir el mando de los más de 1.300 agentes —repartidos en 67 acuartelamientos— que prestan su servicio en Jaén. Y, después, Luis Ortega Carmona conquistó el estrado y pronunció un discurso que comenzó con un profundo agradecimiento para quienes han hecho posible que pueda desempeñar “esta misión de tan alta responsabilidad” y “este viaje de regreso a casa”.

Dos pasiones: la familia de sangre y la profesional

Fue una alocución en la que al nuevo teniente coronel le costó contener el nudo en la garganta. Se “asomó” cuando empezó a hablar de las familias de los guardias civiles que ya tiene bajo sus órdenes: “Dicen que para conocer bien a un guardia civil hay que tratar a sus familias. Solo ellas entienden la vocación de servir a los demás”, explicó. Y la emoción fue indisimulable cuando le tocó hablar de los suyos: “Aquí están mi madre, mi esposa, mi hija, mi hijo, mis hermanos y seguro que mi padre, desde su privilegiada atalaya del cielo, también está aquí para verme en este momento. Os quiero”, dijo con la voz ya completamente entrecortada. Una emoción que explican quienes lo conocen bien. Guardias civiles que han compartido muchas horas de servicio con su nuevo jefe aseguran que tiene dos pasiones fundamentales: la familia de sangre y la profesional.

Al margen del lado más personal, el discurso de Luis Ortega Carmona trató “todos los palos”: Agradeció el “ejemplar trabajo” de sus predecesores; habló de mantener la “leal colaboración” con jueces, fiscales y “cuerpos hermanos”;  de estrechar lazos con todas las administraciones públicas; de mejorar las casas cuartel; de luchar para mantener las altas cotas de seguridad en la provincia y de combatir las nuevas formas de delincuencia. Y fue, entonces, cuando apeló al sentimiento de unidad de todos los hombres que componen la Comandancia: “Quiero que cada uno de vosotros os sintáis como el eslabón necesario para que todo funcione”, agregó el teniente coronel, de modo muy cercano y directo a sus subordinados. “La puerta de mi despacho siempre estará abierta para todos”, recordó el nuevo jefe a sus guardias.