La erosión del suelo hace mella en el 60% del olivar jiennense

El coordinador del proyecto “Life Olivares Vivos” cree que el problema tiene solución y propone diferentes medidas

09 jul 2018 / 08:27 H.

El suelo fértil de Jaén tiene una amenaza con nombre y apellidos, la erosión, que hace mella en los cultivos y afecta en torno al 60% del olivar. Así lo indican los datos del Gobierno autonómico en su informe, “Medio Ambiente en Andalucía”, que pone de relieve la pérdida de suelo fértil en Jaén. No obstante, según las cifras, la provincia de Almería se sitúa a la cabeza de pérdida de suelo, ya que cosecha un alarmante 90%.

A este respecto, el coordinador del proyecto “Life Olivares Vivos”, José Eugenio Gutiérrez, apunta a que el problema no hace más que “crecer” con el paso del tiempo. “Afecta a todo el olivar, pero sobre todo al que está en pendiente y en suelos más arenosos”, puntualiza, a la vez que señala algunas zonas como Úbeda, Torredonjimeno, Martos, y otras cercanas a Sierra Morena, como las más sensibles a este problema en la provincia. “La erosión del suelo es el drama de Jaén”, dice el coordinador de un proyecto que, como objetivo final, busca “aumentar la biodiversidad” en 2.000 hectáreas de olivar, su ámbito de actuación en Jaén.

Pero, ¿cómo se consigue esto y en qué beneficia al cultivo del olivo? “Manejando las cubiertas, ya sean sembradas o espontáneas”, responde Gutiérrez, acerca de una herramienta que sirve a los agricultores para “incrementar la productividad del olivar”. Así, esto permite, además, “aumentar la capacidad de recepción de agua del suelo”. En la misma línea, otra de las variables que entran en el juego son el control de algunas plagas. “Hay insectos que ayudan a este fin”, asegura el coordinador de “Life Olivares Vivos”, que, a este respecto, subraya: “Todo lo que hace la naturaleza supone, al final, un ahorro para el bolsillo de los agricultores”. “Cuando el suelo se muere, hay que hospitalizar los olivos”, indica Gutiérrez, que pone en valor tanto la importancia de uno de los elementos “clave” para el cultivo del olivo, como un hecho que supone “pérdidas millonarias”. No obstante, Gutiérrez confía en que existe solución al problema porque hay “capacidad” del olivar.