La familia de Ángela pide que se investigue “a fondo”

Muestra su sorpresa por el arresto de un hombre cinco años después

02 jul 2016 / 11:14 H.

La familia de Ángela Jiménez Hortelano, la joven de 22 años que fue violada y asesinada a puñaladas en su piso de la calle Sagrada Familia de la capital en julio de 2011, se encuentra “consternada” por el giro radical que ha dado el caso. El arresto, cinco años después, de un hombre por su supuesta implicación los ha cogido por sorpresa y los ha dejado aturdidos: “No sabíamos absolutamente nada de nada”, explica un pariente cercano de la víctima. “No se puede decir que tuviéramos el asunto olvidado, porque una cosa así no se olvida nunca, pero pensábamos que era un caso cerrado y que esto no podía suceder”, añade. Esta fuente familiar se refiere al hecho de que el presunto autor del crimen, Raúl García Rubio, falleció cuando trataba de escapar del piso de Ángela y precipitarse desde el balcón al suelo. “La Policía nos dijo que ya no había más implicados y, para nosotros todo había terminado. Ahora solo queremos que se investigue a fondo”.

Sin embargo, no era así. Esta misma semana, casi cinco años después de que se produjeran los hechos, la Policía ha detenido a un hombre por su posible participación. Se trata de O. S. R., una persona que residió en ese piso con anterioridad a que lo alquilara la víctima. En su día, los investigadores ya le tomaron declaración y, según confirman fuentes cercanas al caso, incurrió en contradicciones. Aseguró que no conocía a Ángela Jiménez ni a Raúl García Rubio cuando, posteriormente, quedó demostrado que sí había tenido algún tipo de relación con ambos. Llegó a tener el teléfono pinchado, pero, finalmente, los agentes no consiguieron reunir pruebas.

¿Qué ha hecho que la situación cambie un lustro después? En la vivienda se hallaron unas braguitas. Tenía restos biológicos pertenecientes a un varón —al parecer es semen—. Sin embargo, no se pudo establecer una correspondencia, es decir, no se sabía de quién era. Hasta ahora. Y es que a O. S. R. le abrieron diligencias en Guadalajara el pasado mes de diciembre por, presuntamente, extorsionar a una menor para que mantuviera relaciones sexuales con ella. A raíz de ese caso, fue fichado y su ADN entró a formar parte de las bases de datos policiales. Fue entonces cuando saltó la alarma. Ese ADN era el mismo que había en las braguitas halladas en el piso de Ángela. Por eso fue detenido.

El hombre negó cualquier implicación en la violación y asesinato de la joven jiennense. Alegó que la prenda podría ser de su novia, con la que residió en el piso, y que, en la época en la que sucedieron los hechos, estaba en Guadalajara. Quedó en libertad con cargos. El juez le retiró el pasaporte y le ordenó que debe comparecer todos los días en el Juzgado. La causa permanece bajo secreto de sumario.

La familia de la víctima se muestra sorprendida, aunque quiere ser prudente. Solo reitera la necesidad de que se investigue “a fondo” para que no quede ningún cabo suelto. Además, lamenta que la Policía no les informara de las novedades y del sorprendente giro de los acontecimientos que dio el caso. “Estamos valorando la posibilidad de acudir a la Comisaría”, concluye este pariente.