La lluvia no calma la sed del campo

06 nov 2017 / 09:34 H.

Las lluvias del viernes y sábado fueron un halo de esperanza y alegría para el campo, sin embargo no resultaron suficientes para calmar la sequía que azota los embalses. Según los datos proporcionados por la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, las precipitaciones oscilaron entre los 40 litros por metro cuadrado que cayeron en el Quiebrajano y los nueve que se contabilizó en el embalse del Dañador. Igualmente, según las mismas fuentes, en en el Tranco de Beas cayeron 14 litros, en el Aguascebas 32, mientras que en Siles solo recibieron diez litros por metro cuadrado. El SAID informa que en fueron 23,7 los litros caídos en Zocueca y 26 en el Víboras. En Campillo de Arenas y Alcalá cayeron 28,9 litros, en Torres, 18,9; en Larva, 15,6 y en Escañuela, 14,1.

Las precipitaciones resultaron insuficientes para la provincia y sus embalses, cuyos niveles no varían. El Rumblar y el Quiebrajano apenas superan el 20 por ciento de su capacidad. El Giribaile y el Guadalén también se encuentran en situación de riesgo. Solo el embalse del Víboras supera el 40 por ciento de capacidad.

Al campo le hace mucha falta la lluvia. Las dehesas no tienen pasto para que coman los animales, mientras que el olivar necesita recursos después de unos meses tremendamente secos. Sin embargo, la lluvia tuvo un paso bastante efímero. Estuvo unas 30 horas y desapareció.