La muerte cerebral de Podemos

El partido de Pablo Iglesias es víctima del caos, de la desestructuración y de la pugna de bandos

23 ago 2016 / 17:00 H.

El partido que subió como la espuma, espoleado por la indignación que alimentaban los recortes al Estado del Bienestar, los escándalos de corrupción —tan diarios como el pan del “Padrenuestro”— y la desafección respecto a los dos partidos que han marcado la democracia en España, se encuentra en la provincia en estado de “muerte cerebral”. De Jaén a Linares o Úbeda —donde, por el número de inscritos, debía haber círculos ciudadanos— o Baeza y Jódar, con secretarías generales, Podemos se evidencia como un partido pendiente de construir. Víctima de una efervescencia desorganizada, carente de la estructura con la que el PSOE se ha mantenido como segunda fuerza política del país, y de una cadena de citas electorales que la han debilitado, debido a que la volubilidad de su electorado.

En la capital, el caos que empezó a abonarse en el momento en el que Trinidad Ortega ascendió a la Secretaría General, con el aval de Pablo Iglesias y la candidatura “Claro que Podemos”, alcanzó su punto álgido cuando esta dimitió el 10 de mayo. Desde entonces, el círculo ciudadano de la capital, que debería estar formado, teóricamente, por 16 personas y la secretaria general, se ha visto sacudido por continuas dimisiones y, en la actualidad —según pudo saber este periódico—, solo resiste el 60% de sus miembros. Seis han dimitido.

La desorganización es total, aseguran las fuentes consultadas, y, en el mes de junio, se sugirió incluso la posibilidad de constituir una gestora local. Fue descartada porque, según los documentos internos del partido, el porcentaje de consejeros no ha caído por debajo del 50%. Se entiende, por lo tanto, es “suficiente” para poder mantener la estructura del partido y su latido en la ciudad. Pero la percepción es la de una formación desaparecida en combate.

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