La pesadilla de verse con la podredumbre hasta el cuello

La tormenta del miércoles vuelve a anegar el bajo de la vivienda de José Antonio Hernández, como en 2013

17 ago 2016 / 17:00 H.

José Antonio Hernández disfrutaba, la semana pasada, de unos días de vacaciones con la familia cuando la llamada de un vecino lo trasladó hasta el año 2013. La tormenta que descargó sobre la capital el miércoles pasado hizo que la historia se repitiera: el deteriorado colector público que discurre bajo su vivienda se saturó y las aguas fecales anegaron —esta vez, de forma parcial— el bajo de su hogar. “Nos tuvimos que volver para limpiar”, indica Hernández, que destaca el intenso olor a podredumbre que inundaba la casa y, cubriendo el suelo del pasillo, la despensa y el cuarto de baño, “toda la suciedad que se echa a los retretes”, en una altura de 20 centímetros. En el patio, donde se encuentra la arqueta por la que rompen las aguas fecales, el nivel rebasaba los 40 centímetros. Y, además, señala que el agua también se coló esta vez por el suelo hasta alcanzar la cochera, donde, por suerte, hace unos años instaló una bomba eléctrica.

“Es desesperante”, resume un hombre que, hace tres años, lo perdió casi todo. “Estamos esclavizados —denuncia—. Mi casa no debería tener ninguna servidumbre. No tendría por qué soportar la carga de este colector, que, además, no tiene papeles... Es de vergüenza”, añade, “riéndose por no llorar”; superado por las circunstancias y la pasividad de la Administración local. “Tenían un proyecto para desviar el colector por la calle Sierra Mágina y no han movido ni la primera piedra. Decían que iban a hacer una hinca en la calle San Juan de la Cruz y no han hecho nada”, expone.