La rebusca halla grandes cabreos

Las cuadrillas vuelven del tajo decepcionadas después de hallar poca aceituna

02 mar 2017 / 11:27 H.

Alas cuatro y media de la tarde ya se veía una hilera de rebuscadores en la almazara Cruz de Esteban, que permanece abierta para atender a las personas que, desde ayer, se echaron al campo para coger la aceituna que no recogieron las cuadrillas, bien porque no era rentable o porque se quedó “olvidada” en algunos suelos. Atrás quedaron las largas colas de tractores, camiones y remolques de la campaña. Los rebuscadores son mucho más humildes y llegan a la fábrica en turismos y en furgonetas poco lustrosas.

Cuando llegaban, la cara los delataba. Venían que “echaban chispas”. “Todo para ellos. No nos han dejado nada en el campo”, decía un rebuscador de Jódar mientras que huía de la cámara de Diario JAÉN. “No hay derecho, no hay derecho”, relataba por el patio de la almazara. Detrás de él, una furgoneta con cuatro temporeros con rasgos magrebíes. Tampoco querían hablar con el pretexto de que no entendían bien el idioma. Abrieron la puerta de la furgoneta y llevaban grandes sacos con aceituna y también mucha tierra y piedras. En cambio, entendían con enorme rapidez la afirmación: “Se os ha dado bien el día” y la contrarrestaban con una respuesta rotunda: “¿Tú crees? Traemos sacos, pero somos cuatro personas. Cuando repartamos no nos quedará nada. Ha sido un mal día”.

Y así unos, otros y otros. Puede que hubiera alguien que tuviera más suerte, pero el primer día de rebusca encontró poco más que grandes cabreos entre las personas que se echaron al campo para intentar coger aceituna. Todos relataban que comenzaron a las ocho de la mañana, es decir, cuando se veía con claridad. Dieron vueltas con el coche, sacaron las rastrillas y cargaron los sacos con lo que pudieron. Sin embargo, se veía mucha tierra y poca aceituna. Y para colmo, como no ha llovido, el fruto que traían estaba ya bastante seco, por lo que pesaba poco.

Además, a los rebuscadores les daba más coraje aún porque, este año, la aceituna se paga bien. En la almazara Cruz de Esteban ayer daban 65 céntimos por cada kilo, que no está nada mal. El año pasado pagaban 50 y hace dos se daban 35. Por eso, si se encuentra aceituna, se puede lograr un jornal más que interesante. El precio del aceite se acerca a los 4 euros y esto beneficia a todos, ya que se traduce en el valor del fruto. Sin embargo, esto, que suena muy bien, también se ha convertido en el gran problema de los rebuscadores. No hay que olvidar que son personas que pasan —con autorización— a fincas a las que ya se le ha cogido el fruto. Cuando el valor del aceite no es muy alto, existen zonas que no interesan y olivareros que cogen árboles para virgen extra y luego no dan un segundo repaso por si han quedado aceitunas. En cambio, esta vez, como el aceite vale tanto, se ha cogido hasta el último fruto. Por eso, los rebuscadores tienen que trabajar muchísimo para poco fruto.

“Ayer vimos cómo la gente traía mucho menos que los años anteriores. Si antes aparecían con alrededor de 200 kilos por persona, esta vez, si traen 100 ya parece mucho. Lo tienen mucho más complicado”, afirma Miguel Ángel Espinosa, maestro de la almazara. No obstante, añade: “Vienen de todos lados. A veces, de lugares que te sorprenden porque están lejos. Mientras que nos sea rentable, tendremos la fábrica abierta. A ellos seguro que le viene muy bien”.

“La gente ahora trae mucha menos aceituna”
“Al menos, para comer sí que pillas dinero”