Le piden cárcel por espiar a una mujer en el baño de un cámping

Presuntamente, el procesado grabó a la víctima con un teléfono móvil mientras estaba en la ducha

19 sep 2018 / 12:02 H.

Los delitos contra la intimidad han pasado de ser casi una vergonzante anécdota hace unos años a experimentar un repunte importante en la actualidad. Mañana, el Juzgado de lo Penal número 3 de Jaén acoge uno de estos casos. En concreto, está previsto el juicio contra un hombre acusado de grabar a una mujer en los baños de un cámping de la provincia. La Fiscalía reclama para Antonio L. B. una condena de un año y medio de cárcel, más el pago de una multa de 6.480 euros. En principio, la defensa del procesado niega los cargos y solicita la libre absolución con todos los pronunciamientos favorables.

Los hechos ocurrieron el 13 de agosto de 2016, tal y como se explica en el escrito de acusación provisional del fiscal. Al respecto, relata que la víctima, que estaba hospedada en el establecimiento hotelero, se encontraba duchándose en uno de los baños de señora. En un momento dado, entró el procesado, según siempre el Ministerio Público. Estaba provisto de un teléfono móvil. “Procedió a espiar y a tomar fotografías y vídeos de la mujer”, aclara la Fiscalía. Presuntamente, lo hizo colando el terminal por debajo de la puerta. Incluso, llegó a introducir la cabeza por el hueco. La víctima lo sorprendió “in fraganti”. Inmediatamente, la mujer dio aviso a los responsables del cámping que, a su vez, alertaron a la Guardia Civil. El hombre fue identificado e imputado en diligencias judiciales. El Ministerio Público considera que los hechos constituyen un delito contra la intimidad y reclama una condena de un año y medio de cárcel. Este tipo de conductas están castigadas en el Código Penal con hasta cuatro años de prisión.

Además del interrogatorio del acusado, la Fiscalía ha llamado a declarar como testigo a la víctima, así como a otras personas que se encontraban hospedadas en el establecimiento. También están citados los dos agentes que intervinieron en el atestado. La vista oral se celebrará mañana en el Penal número 3.

No es el primer caso de estas características que llega a los tribunales jiennenses. Hace unos años, Miguel Ángel F. V. fue condenado a un año de prisión por fotografiar a una mujer que se probaba ropa en un establecimiento de la capital jiennense. En septiembre de 2010, le hizo la foto por debajo del panel que separa los probadores contiguos. La mujer se dio cuenta y logró retenerlo hasta que llegó la Policía y lo detuvo. Le cayó un castigo mínimo tras alcanzar un acuerdo de conformidad con la Fiscalía. En 2015, un vecino de Cazorla fue condenado a dos años de cárcel por hacer llegar a 16 personas que conformaban un grupo de “Whatsaap” un vídeo en el que se veía desnuda a una joven que trabajaba en un bar del pueblo. La chica tuvo que dejar su empleo y marcharse del municipio. Esta conducta fue considerada por la Justicia de más gravedad debido a que se produjo la difusión de las imágenes.

Pese a que no existe una estadística clara sobre los delitos contra la intimidad, los jueces, los fiscales y los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado sí que advierten de un incremento de estas actividades delictivas: “Son casos que casi siempre se resuelven, porque la informática deja rastro y las tecnologías no saben guardar secretos. Lo que ocurre es que son muy laboriosas”, suele decir el inspector jefe Alfonso Ruiz Piote, el policía que dirige la unidad encargada de investigar estos delitos en Jaén.