Los vándalos se ceban con la Plaza Rosales, en “San Juan”

La asociación de vecinos reivindica una patrulla de la Policía Local permanente

03 jun 2017 / 11:35 H.

En la principal arteria turística de la capital (Martínez Molina), a medio camino entre la Catedral de la Asunción y el Palacio de Villardompardo y los Baños Árabes, la Plaza Rosales lleva años siendo objetivo de los vándalos. Un lugar en el que, para indignación de quienes viven en ella y de las decenas de personas que acuden a los talleres que se imparten en la sede de la Asociación de Vecinos Torre del Concejo, una tarde sí y otra también, hay grupos tomando cerveza o fumando —en muchas ocasiones, sustancias ilegales—. O sea, dando un ejemplo deplorable a los niños del barrio y una imagen “lamentable” a los turistas que visitan la ciudad.

“Siempre nos encontramos la plaza con destrozos”, lamenta la presidenta de “Torre del Concejo”, Ángeles Barranco. Botellas de litros de cerveza rotas, rejas de hierro de las alcantarillas arrancadas para golpear con ellas la cabina de teléfono y que “se orinen en los jardines y en las paredes” son imágenes cotidianas. “Es a diario”, señala, impotente, la dirigente vecinal. Sin embargo, los daños que encontraron el jueves en la plaza, en el acceso a la sede de la asociación y también en el interior de uno de los bloques de edificios contiguos desbordan los límites de la paciencia. “Por la verja de la asociación tiraron restos de un carrito, echaron las tragoncillas por lo alto... Había latas, vasos de plástico y el colmo es que se metieron en un bloque de pisos y arrancaron los buzones”, describe Barranco, escandalizada por la presencia de menores entre el grupo de vándalos que frecuenta la plaza. La situación ha degenerado de tal manera que —sostiene— “hay gente que se acuesta en los jardines”.

“¡Estamos hablando de un eje muy importante del casco histórico y la imagen que se traslada es terrible!”, enfatiza la presidenta de “Torre del Concejo”, que hace un llamamiento “a quien corresponda” para que ponga remedio a la presencia de menores en estos grupos de personas que “algunas” son del barrio, otras de distritos que lindan con él y, “últimamente”, de otros barrios más alejados.

Los vecinos exigen soluciones y apuntan en sus plegarias al Ayuntamiento. “Tengo que admitir —comenta Barranco en alusión al equipo de Gobierno local— que ellos ponen de su parte. Han repuesto bombillas fundidas y han instalado una farola porque la zona estaba muy oscura. Recientemente, también arreglaron el jardín y lo dejaron precioso, pero con el vandalismo nada dura”. Por eso, retoma una vieja demanda: “Una patrulla fija en el barrio para que, de esta forma, [los vándalos y quienes cada tarde hacen botellón en la plaza] se acostumbren a que están vigilados y a que no pueden hacer lo que les da la gana”.

Pero el requerimiento no cuaja. “Nos dicen que eso no es viable”, resume Barranco. Los argumentos son que no hay suficientes agentes de la Policía Local y que no pueden dedicarse a un barrio en concreto. Pero insiste la presidenta de “Torre del Concejo”: “Hay que dar una solución”. Por los residentes y su derecho a vivir en paz, por la estética de la ciudad y por los propios implicados en estos ataques contra la propiedad de todos, porque hay menores de por medio. Los vecinos del bloque ya han denunciado el robo.