Secretariado Gitano registra 14 casos de discriminación

Dar a conocer y denunciar la discriminación que, todavía en la actualidad, sufren integrantes del colectivo gitano por el mero hecho de pertenecer a esta etnia. Ese es el fin del informe que, cada año, elabora la Fundación Secretariado Gitano, que en esta última edición constata 232 casos, de los que 14 se registraron en la provincia, frente a los 8 del anterior estudio.

“En el caso de este informe, 6 de los 14 casos registrados están relacionados con discriminación en los medios, con una mención expresa a la etnia cuando es irrelevante para la información. Cuando desde la Fundación vemos algún caso lo registramos directamente en un portal de internet. En el resto de ocasiones, la persona que sufre este tipo de situaciones, que por lo general participa en el colectivo, nos comenta el caso y nosotros ya ponemos en marcha las medidas oportunas”, explica Almudena Casas, técnica en Igualdad y Acción Social de la Fundación Secretariado Gitano en Jaén.

En concreto, Casas especifica que de los ocho restantes, el colectivo llevó uno hasta la Fiscalía al entender que se trataba de un delito de odio, aunque finalmente se archivó. “Se trata de una chica que trabaja en una zona de estacionamiento público. Según nos contó, una señora dejaba el vehículo con asiduidad en la zona sin poner el correspondiente ticket para dejar aparcado su vehículo, y cuando se lo dijo recibió amenazas verbales, e incluso insultos, como gitana de mierda”, indica la técnica en Igualdad y Acción Social del colectivo.

Una vez que FSG tiene conocimiento de cada una de estas situaciones, el protocolo que sigue el colectivo pasa por realizar una entrevista con la persona que ha sufrido discriminación y analizar las posibles pruebas para que el caso tenga consistencia y no quede en el aire. Además, lo registran en una base de datos.

El resto de casos explicados en el documento son de lo más variopinto. Dos se registraron en bares, uno de ellos de una mujer que trabaja en uno de estos establecimientos y otro al hacer una entrevista laboral, y otro en un hospital. “Entre los más llamativos, está el que se dio en un municipio, en el que en un registro policial tan solo pararon a chicos gitanos y a los que no lo eran no los cachearon. O el de una asociación que se dedica a recoger comida y materiales que no necesita la gente, y una de sus integrantes indicó que no se donara a los gitanos”, afirma Casas. Otro de los casos es el de una familia desahuciada con varios hijos pequeños, a los que el Ayuntamiento ofrece viviendas y encuentran la oposición de los vecinos tan solo por cuestión de etnia.

“En muchas ocasiones, las propias víctimas no se dan cuenta de que no es normal que te pidan el DNI por la calle o que te cacheen, porque es una situación que, al igual que ocurre en muchas ocasiones con las mujeres que sufren algún tipo de violencia, se trata de normalizar”, reconoce. Por ese motivo, el colectivo continuará con la denuncia y la visibilización de este tipo de situaciones discriminatorias.