Sigue muy grave el hombre que se quemó “a lo bonzo”
Fue condenado a nueve meses de prisión por un único episodio de maltrato
Manuel Alejandro H. O., el vigilante de seguridad que se prendió fuego “a lo bonzo” a las puertas del Juzgado de Violencia sobre la Mujer, permanece ingresado en estado muy grave en la Unidad de Quemados del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla. Tiene afectado casi el 60 por ciento de su cuerpo con quemaduras de tercer grado, “de las más graves”, tal y como explican las fuentes sanitarias consultadas. De hecho, su vida está en serio peligro.
Los hechos ocurrieron alrededor de la una y media de la tarde del jueves en la sede judicial, ubicada en la calle Las Minas de la capital jiennense. Antes de prenderse fuego, Manuel Alejandro H. O. entró al juzgado y dejó una carta manuscrita dirigida a la persona que ejerce como letrada de la Administración de Justicia. En esa misiva, relataba que había sido condenado por una denuncia por malos tratos que le había interpuesto su exmujer: “Me ha arruinado la vida”, escribió, de forma literal, tal y como explican fuentes cercanas al caso. El hombre añadió que no le quedaba “otra salida”, en referencia a atentar contra su vida prendiéndose “a lo bonzo”.
La sentencia a la que se refería la carta condenó a este vecino de la capital a nueve meses de cárcel por un único episodio de maltrato. En concreto, la Justicia consideró probado que insultó y amenazó a su exesposa, con la que estuvo casado durante siete años, y que llegó a “zarandearla” en octubre de 2013. Tuvieron una hija en común, que en la actualidad tiene 7 años. La condena llegó casi cuatro años después, en concreto, en febrero de 2017. La dictó el Juzgado de lo Penal número 4 de Jaén. En un primer momento, lo condenaron a 21 meses de prisión, ya que la juez consideró que Manuel Alejandro H. O. era autor de un delito de malos tratos habituales. La defensa del acusado recurrió a la Audiencia y consiguió una rebaja del castigo, que se quedó en nueve meses de cárcel. ¿Por qué? En octubre de 2017, los magistrados de la Sección Tercera consideraron que los hechos no tenían la entidad suficiente para considerarlos como maltrato habitual. “No había permanencia en el trato violento”, dicen, literalmente, en la resolución, a la que ha tenido acceso Diario JAÉN.
La Justicia había concedido a Manuel Alejandro H. O. la suspensión de la condena. Es decir, como no tenía antecedentes, no debería ingresar en la cárcel. No obstante, había otras penas accesorias que tendría que cumplir. En concreto, se le privó del derecho a la tenencia de armas. Sin ese permiso, el hombre podría tener problemas para ejercer su profesión de vigilante de seguridad, tal y como explican fuentes de su entorno.
Esas mismas fuentes explican que estaba “harto” de tener que ir de juzgado en juzgado por el cruce de denuncias con su exmujer tras un divorcio más que conflictivo. Además del proceso que terminó en condena, se enfrentó a otra causa por maltrato de la que resultó absuelto con todos los pronunciamientos favorables. Y también a otros pleitos considerados menores, por delitos leves. Manuel Alejandro H. O. seguía disfrutando del régimen de visitas de su hija. No obstante, había comentado a personas de su entorno que tenía dificultades para verla, ya que está residiendo en otra ciudad. Todas esas circunstancias pudieron hacerle caer en una depresión, de la que se estaba medicando.
La Policía Nacional mantiene abierta la investigación. Se sabe que Manuel Alejandro H. O. acudió al Juzgado de lo Penal número 4 —el que lo condenó— y preguntó por la juez para entregarle la carta. En realidad, confundió a la magistrada con la secretaria. Le dijeron que ya no trabajaba allí, sino en el Juzgado de Violencia. Allí se marchó y allí se quemó “a lo bonzo”.