Sin vacunas contra la meningitis B

No hay vacunas contra la meningitis B. Da igual la farmacia o el pueblo o la ciudad de Jaén en la que se busque. En ninguna se encontrará porque están agotadas. El Ministerio de Sanidad autorizó su venta el pasado 1 de octubre. Sin embargo, conseguirla en esta provincia se ha convertido en una auténtica odisea. “Existe un claro desabastecimiento en toda España, que también nos afecta a nosotros. Desde la cooperativa estamos hartos de pedirla porque nuestra farmacias nos la reclaman, pero nos las sirven con cuentagotas”, explica la farmacéutica y presidenta de la empresa que distribuye los medicamentos a buena parte de las farmacias jiennenses (Jafarco), María Jesús Oya.

Asimismo, continúa: “Hemos hecho varios pedidos, pero no hemos recibido nada. Confiamos en que, a mediados de enero, la situación comience a normalizarse y se puedan servir. Los padres saben de las consecuencias que tiene la meningitis, por lo que es normal que, si existe una vacuna, se cubran las espaldas e inviertan en la salud de sus hijos”.

Muchas farmacias tienen hasta una lista de espera en la que apuntan a los padres que acuden en busca de una vacuna para ponérsela a sus hijos. De hecho, muchos pasan cada semana y hasta cada día para ver si han llegado, pero, generalmente, se llevan una gran desilusión ante la tremenda escasez que existe. Los establecimientos que dispensan los fármacos se agarran a la decisión de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, que autorizó la comercialización “excepcional” de 60.000 dosis de la vacuna de la meningitis B. Se llama Bexsero, está comercializada por el laboratorio GSK y es la primera y la única aprobada por la Agencia Europea del Medicamento. El problema de abastecimiento no es fácil de solucionar, ya que la elaboración de la vacuna conlleva un proceso que no resulta nada sencillo y que requiere alrededor de 9 meses.

No es barata, ya que cuesta 106,15 euros y, además, según la edad del niño, suele requerir más de una dosis. No obstante, el abastecimiento en los hospitales para pacientes que están identificados como población de riesgo y, también, el tratamiento a personas ante la posibilidad de un brote epidémico se encuentran garantizadas. Por eso, se puede decir que existe un fondo de emergencia, pero no vacunas disponibles para las familias jiennenses que quieren proteger a sus hijos de esta enfermedad. Al menos, por el momento, ya que se espera que lleguen nuevas dosis a lo largo de las próximas semanas y que el suministro se normalice en las farmacias de los pueblos y ciudades de la provincia a mediados o finales del próximo mes de enero. La falta de vacunas no es algo exclusivo de Jaén, sino que también se da en muchas otras provincias españolas. No obstante, parece que, dentro de la escasez, hay territorios que reciben algunas más que otras mientras que se está a la espera de que vuelva la normalidad.

la población. Si el niño tiene entre 2 y 5 meses, se necesitan tres dosis de esta vacuna. Las dos primeras se les administra en intervalos entre los que tiene que pasar, al menos, un mes. Luego, necesita una tercera —de recuerdo— que se le pone cuando cumple el año. Si no está vacunado contra el meningococo B y el bebé tiene entre 6 y 11 meses, se establecen dos pinchazos en un periodo de tiempo que ha de ser superior a los dos meses. También se recomienda otra “de recuerdo” cuando llega a los dos años. Si tiene entre un año y dos, se establecen también dos dosis en un periodo superior a los dos meses y otra más cuando haya pasado entre 12 y 23 meses del último pinchazo.

Los pequeños con entre 2 y 10 años también necesitan dos vacunas —que se pondrán con una separación de dos meses—, pero no les hace falta una dosis de recuerdo. Por último, para los adolescentes y los adultos se recomiendan dos pinchazos con 30 días de separación entre uno y otro. No necesitan ningún otro más. A tenor de las pautas que se establecen queda bien claro que vacunar a un pequeño o a un adulto contra el meningococo B no resulta nada económico. Sin embargo, pese a que la inversión es fuerte, no existen dosis en las farmacias. De ahí que las familias que están en las listas de espera no tienen otro remedio que armarse de paciencia y esperar a que llegue el fármaco.