“Subir montañas es un combinado de preparación y suerte”

22 ene 2016 / 10:22 H.

“Subir montañas no solo depende de ti, sino de la climatología. Es un combinado de buena preparación física y psíquica y de suerte”. En un deporte, tradicionalmente, de hombres y en el que “hay un poco machismo”, como el alpinismo, la persona que habla al otro lado del teléfono es Vera García Gómez. A sus 39 años y toda una vida de senderista, esta apasionada de la montaña, dice que descubrió el alpinismo por casualidad, hace un lustro. “Fue a raíz de un viaje a los Alpes. Me di cuenta de que me gustaba este deporte y es lo que estoy haciendo”, destaca esta poceña que inició su trayectoria internacional con la subida al Montblanc (4.810) y que, el año pasado, en una carrera deportiva vertiginosa, holló su primer “ochomil”: el Cho Oyu, la sexta montaña más alta de la Tierra, con 8.201 metros.

Entre ambos picos, están otros como las del Toukbal (4.167), en Marruecos; Weissmies (4.017) y Laggin- horn (4.010), en los Alpes suizos, o el pico Lenin (7.134), en la cordillera del Pamir, en Kirguistán, entre otras. Sin embargo, el Cho Oyu es un antes y un después. El pico que los tibetanos bautizaron como “Diosa turquesa”, en la cordillera del Himalaya, es, hasta ahora, la gesta deportiva más importante de esta mujer que, echando horas extraordinarias en su trabajo como administrativa de una almazara de aceite, reúne los días de vacaciones de más que necesita para practicar este deporte de altura. Pero también ha sido su encuentro más duro con una montaña. “A partir de los 7.000 metros es un reto. A esa altura, ya no disfrutas. No hay oxígeno. Pasas hambre, frío. Es supervivencia —señala—, pero alcanzar la cima es un momento único. Es un espectáculo visual. Una grandeza”. Cuando se cruza ese umbral, el alpinista se adentra en la “zona de la muerte”. “No hay oxígeno y tu cuerpo no puede...”. ¿Cómo aguantan? “Hidratando mucho y siendo muy positivo”, vuelve a recetar la montañera. “Psicológicamente, estar ahí te hace crecer. Es fuerza mental y hay que tenerlo muy claro”, subraya. Importan la fortaleza física y psíquica y las condiciones meteorológicas, pero es fundamental la compañía. Un apoyo que, en su caso, le viene de José Manuel Sánchez Galindo. “Da aliento. Una persona sola es imposible”, sentencia esta mujer que ya entrena para su próximo “ochomil”.