Un caso repleto de incógnitas

Se cumple una semana del arresto de Octavio S. R. por el crimen de Ángela

06 jul 2016 / 14:30 H.

Hoy se cumple una semana del arresto de Octavio S. R. por su supuesta implicación en la violación y asesinato de Ángela Jiménez Hortelano, ocurridos en su domicilio de la calla Sagrada Familia en la madrugada del 12 de julio de 2011. El presunto autor de los hechos, Raúl García Rubio, también murió al precipitarse desde un cuarto piso. Se cayó cuando trataba de escapar de los agentes que lo perseguían, que llegaron a la vivienda tras ser avisados por los vecinos. Parecía un caso cerrado. La Policía Nacional aseguró que no había más implicados. Sin embargo, no era así y cinco años después se ha reabierto un caso que, de momento, está lleno de incógnitas.

¿Por qué se reabre?

Hace cinco años, la Policía recogió del escenario del crimen unas braguitas. No se sabe si la prenda pertenecen o no la víctima. Lo que sí está claro es que los especialistas de la Científica hallaron restos en los tejidos —al parecer semen—. Entonces, no hubo manera de identificar al dueño de esos vestigios biológicos. La coincidencia saltó hace apenas unas semanas. Octavio S. R. fue fichado en diciembre. Se le abrieron diligencias por, presuntamente, extorsionar a una menor en Guadalajara para que mantuviera relaciones sexuales con él a cambio de no hacer públicas unas fotos íntimas. En el marco de este caso, se le pidió una muestra de ADN, a la que accedió voluntariamente. Fue así como la Policía lo relacionó con el crimen de Ángela.

¿Quién es el detenido?

Octavio S. R. fue uno de los inquilinos que ocupó el piso de Ángela justo antes de que ella lo alquilara. De origen colombiano y con nacionalidad española, tiene 28 años y trabaja como vigilante de seguridad en Guadalajara. En el domicilio de la calle Sagrada Familia vivió durante unos 15 meses. Inicialmente, fue interrogado y, según las fuentes consultadas, cometió algunas “contradicciones”. Dijo que no conocía a Raúl García Rubio ni a Ángela Jiménez. Los agentes tienen indicios de que les mintió sobre esta cuestión. Sin embargo, y a pesar de que llegó a tener el teléfono intervenido, no fue suficiente para implicarlo en 2011 y el caso se cerró.

¿Tiene coartada?

El detenido, que quedó en libertad con cargos tras ser interrogado por el juez el pasado jueves, juró y perjuró a su señoría que nada tiene que ver con los hechos. Argumentó que es normal que su ADN estuviera en el piso, ya que había residido allí junto a su novia. Además, Octavio S. R. alegó que estaba en Guadalajara trabajando y viviendo en la época en la que ocurrieron los hechos. Su defensa está trabajando para presentar a una decena de testigos que pueden confirmar esta versión.

¿Cómo entró al piso?

Raúl García Rubio entró al piso de Ángela en la madrugada del 12 de julio de 2011 sin forzar la puerta. La Policía dijo que pudo hacerlo introduciendo su mano por una ventana contigua para alcanzar la llave, que estaba en la cerradura puesta por dentro. Sin embargo, también se barajó la posibilidad de que alguien le pudiera haber facilitado una copia. Y es aquí donde los investigadores sospechan de Octavio S. R. Entienden que pudo marcarle a Raúl García el “objetivo”, es decir, señalarle la vivienda de Ángela como un lugar fácil para poder desvalijarla. Después, lo que parecía un robo fácil, se complicó y acabó en tragedia. Lo que no termina de encajar es por qué la joven fue violada. Es la pregunta que se hacen algunos.

¿Y ahora qué?

El juez Fernando Moral mantiene secretas las actuaciones tras la reapertura del caso. En la Comisaría guardan un mutismo absoluto al respecto, mientras que Octavio S. R. debe presentarse todos los días en la sede judicial para firmar.