Un hombre admite que abusó de una niña, amiga de su hija

Se metió en la cama con la menor, de solo 9 años, para manosearla

21 feb 2018 / 09:02 H.

Máximo Salvador T. M. resopló al marcharse de la sala de vistas de la Audiencia Provincial. Uno de sus acompañantes le dio una palmada en la espalda: “Ya está hecho”, le dijo en voz baja este ecuatoriano, con pasaporte español, que actualmente tiene 48 años. El hombre acababa de reconocer ante el tribunal que abusó sexualmente de una niña de tan solo 9 años, amiga de su propia hija. Admitió que se metió en la cama con la menor en una noche del año 2011. La pequeña víctima se encontraba en la casa de procesado porque se había quedado a dormir con su compañera del colegio. Máximo Salvador T. M. aprovechó esta circunstancia para colarse en el dormitorio donde estaban las dos niñas, introducirse en la cama con ella y someterla a diversos tocamientos. Por ello, fue condenado a dos años de cárcel. En principio, este pederasta confeso no ingresará en prisión.

De esta manera, la Justicia da por cerrado un caso escabroso. Inicialmente, la Fiscalía acusaba a este hombre, afincado cuando ocurrieron los hechos en un pequeño municipio de la provincia, de dos episodios de abusos sexuales. El primero fue el que confesó ante la sala. El segundo, presuntamente, habría ocurrido unos meses después, es decir, en el verano de 2011, en el pantano del Cubillas, en Granada. De principio, el Ministerio Público sostenía que Máximo Salvador T. M. también habría manoseado a la niña dentro del embalse. Sin embargo, ayer, el fiscal decidió retirar este delito. Lo hizo para cerrar el acuerdo de conformidad alcanzado previamente con la defensa del procesado y dejar el castigo al mínimo. La sentencia, que se dictará en los próximos días por la Sección Segunda de la Audiencia, establecerá que los tocamientos fueron superficiales y que el pederasta no utilizó ni la fuerza ni la intimidación para cometerlos. Se le condena por un solo delito de abusos sexuales. La resolución judicial incluirá, igualmente, una indemnización de 12.000 euros para la víctima por el daño moral y psicológico sufrido y también una orden de alejamiento para que el agresor no pueda acercarse a ella.

Y es que la chica guardó silencio durante años. Jamás contó lo que le había pasado en la casa de la que era su amiga del colegio. Estuvo callada hasta que alcanzó la mayoría de edad y entonces decidió dar el paso y acudir a los tribunales de justicia para denunciar a Máximo Salvador T. M. Ayer, no fue necesario que ella declarara. Dada la confesión que hizo el acusado, el Ministerio Público renunció a interrogarla. Por eso, el acto del juicio apenas duró un par de minutos. Cuando el presidente del tribunal, Pío Aguirre, le preguntó si admitía los hechos, el hombre miró a su abogado. El letrado le hizo un gesto afirmativo y Máximo Salvador T. M. hizo lo mismo. “¿Sabe que va a ser condenado a dos años de cárcel?”, le requirió el magistrado. “Sí, señoría”, respondió el acusado. “Visto para sentencia”, concluyó su señoría. Entonces, el hombre abandonó la sala de vistas, alcanzó el pasillo de la Audiencia y resoplo: “Ya está hecho”, dijo.