Una denuncia falsa por los “papeles”
Un juez abre diligencias contra una mujer que mintió al acusar a su pareja de pegarle solo porque la iban a expulsar
“Lo denuncié porque me puse nerviosa, pero él no me amenazó, ni me insultó, ni me pegó”. Así, abiertamente y sin tapujos, Vanesa G. D. admitió ante el magistrado Emilio García Rueda-Quesada que había mentido y que se había inventado una agresión del hombre que fue su pareja durante varios meses. Tal y como se refleja en los razonamientos jurídicos de la sentencia, esta ciudadana venezolana denunció en falso a su excompañero sentimental para que no la extraditaran del país. La mujer, que se encontraba ilegalmente en España, ya tenía una orden de expulsión y necesitaba regularizar su situación a la mayor brevedad posible. Fue entonces cuando vio que el camino más directo era presentar una denuncia por malos tratos. Así lo hizo. Vanesa G. D. se presentó en el cuartel de la Guardia Civil de Baeza y contó que su pareja la había amenazado y coaccionado. Los agentes del Instituto Armado detuvieron al presunto agresor, que fue conducido a las dependencias policiales.
Desde el primer momento, el hombre, un vecino de la comarca de La Loma, defendió su inocencia a capa y espada. Y ya apuntó que todo era una invención de su compañera para conseguir los papeles. Explicó que, a lo largo de toda la relación, ella le solicitó en reiteradas ocasiones que se inscribiesen en el registro de parejas de hecho, una petición a la que él se había negado. De ahí, que finalmente y tras una discusión por este motivo, la mujer lo denunciara por malos tratos. Sin embargo, nadie lo creyó.
Toda la maquinaria judicial estaba ya en marcha. Horas después de la detención, la falsa víctima volvió a relatar al médico lo que ya había contado a la Guardia Civil, es decir, que las heridas leves que tenía se las había causado su marido. Igualmente, ratificó su versión ante el Juzgado de Instrucción de Baeza y, por último, también lo hizo ante la forense que le hizo un informe semanas después de la agresión. Con la declaración de la “víctima” y el parte de lesiones, el fiscal vio material suficiente como para presentar cargos contra el presunto agresor y pedir, incluso, pena de cárcel.
Con lo que no contaba el Ministerio Público es que el testimonio de la denunciante era falso. En el juicio, literalmente, la mujer se derrumbó. Y reconoció que había mentido, que presentó la denuncia porque se puso “nerviosa” y que su pareja jamás le puso la mano encima, ni la amenazó, ni la insultó. Con respecto a las lesiones que presentaba, admitió que se las causó ella misma al tirar las cosas al suelo.
Con esa confesión, el magistrado del Juzgado de lo Penal número 4 de Jaén tomó una doble determinación. Por un lado, absolver al acusado de todos los cargos y con todos los pronunciamientos favorables. Y, por otra parte, abrir un procedimiento separado contra Vanesa G. D. como presunta autora de un delito de denuncia falsa. Ordena que se le tome declaración en calidad de investigada por si su conducta pudiera ser constitutiva de una infracción penal. El magistrado recuerda, además, en su resolución, que la acción de la mujer conllevó la puesta en funcionamiento de la maquinaria policial y judicial, “con los consiguientes gastos para el Estado y, por ende, del contribuyente”. La sentencia, que acaba de ser notificada a las partes, todavía no es firme y se puede recurrir ante la Audiencia Provincial, tal y como explican fuentes judiciales.
La fiscal delegada de Violencia de Género en Jaén, Gracia Rodríguez Velasco, asegura que las denuncias falsas son prácticamente inexistentes. Habla de casos aislados, con un porcentaje de apenas el 0,03 por ciento del total, según se expone en la última memoria de la institución, referente al año 2014. En números absolutos, en ese ejercicio se registraron cuatro condenas a mujeres que se inventaron una historia de maltrato.
La provincia de Jaén tiene en la actualidad cerca de 1.300 casos de violencia de género activos y, aproximadamente, la mitad de las víctimas cuenta con distintos tipos protección directa con un policía o guardia civil que las está siguiendo y amparando para evitar cualquier posible maltrato de los agresores. Esos son los datos que ofrece el programa Viogen del Ministerio del Interior.