Una exposición que merece 20 años de espera

“La Dama, el Príncipe, el Héroe y la Diosa” reúne 352 piezas excepcionales de Jaén, Córdoba, Sevilla, Cástulo, Baza o Baena

12 dic 2017 / 08:50 H.

Es un recorrido que parece laberíntico, pero tiene su razón de ser”, avisó Arturo Ruiz. La eminencia en el estudio de los íberos, una de las altas culturas mediterráneas, la primera gran civilización de la Península. Ruiz, director del Centro Andaluz de Arqueología Ibérica, e, junto a su segundo en esta institución, Manuel Molinos, comisario de la exposición temporal que abre el Museo Íbero de Jaén, “La Dama, el Príncipe, el Héroe y la Diosa”. El arqueólogo comenzó su lección magistral sobre estos antepasados con una parada junto al imponente Guerrero de doble armadura de Obulco, Porcuna. Esta pieza es una de las elegida para hablar del príncipe, el primero de los cuatro arquetipos sobre los que se construye la aproximación del centro al mundo íbero. “Está muy pensada para los niños, para que puedan entender todo lo que tienen ante sus ojos”, apuntó Arturo Ruiz mientras hacía de cicerone para los periodistas, el ensayo del recorrido que, minutos después, repitió para el Rey Felipe VI, la presidenta de la Junta, Susana Díaz, y la legión de autoridades que los acompañaban.

La muestra, efectivamente, es como un cómic, ilustrado con las imágenes que se proyectaron en un “vídeo mapping” en la fachada del museo de los íberos, durante todo el fin de semana, como antesala de su inauguración. En las vitrinas, las obras de arte, ejecutadas hace más de dos milenios, construyen un discurso que permite comprender la refundación de un viejo linaje íbero, lo que queda claro para los investigadores por los bien conservados restos del rico ajuar con el que se enterró al príncipe Iltirtiiltir, en Urgavo, entre ellas, las cuatro vasijas de vino que le acompañaron en su lecho de muerte, llegadas de tierras helénicas. “Aunque fue enterrado con una cota de malla, al ir vestido de romano, escribía su nombre en íbero”, desveló el investigador. “Paradojas” de un “mundo” que coexistió con Etruscos, Celtas y Griegos y que comenzó a desdibujarse con la dominación de Roma en el orbe conocido.

“El sujeto dobla la mano para coger la falcata y enfrentarse a un fiero lobo, que se esculpe más grande de lo normal, incluso tiene más dientes. Ha ido a salvar a un niño, quizás a un joven desvalido”, es el héroe íbero, otra de las paradas de la exposición, explica Molinos. La escena se monta con la creación de un discurso en el que el “heroon” de El Pajarillo, de Huelma, aunque es de piedra parece moverse para matar a la bestia. En el montaje aparece leones y grifos a los que ya no teme el “huelmense” del pasado, los tiene sometidos, son una extensión de sí mismo, de su bravura.

las íberas. La muestra inaugural del museo jiennense versa sobre íberos en general y sobre las íberas en particular. La directora del centro, Concepción Choclán, desveló que lo que se exhibe tiene una perspectiva femenina, acorde, como dejó claro, con el importante papel de las mujeres en esta sociedad. “Hasta no hace mucho, cuando se encontraba una representación femenina, se consideraba que era una diosa, ¿por qué no pensar que se trataba de una persona de carne y hueso?”, planteó la experta que desveló que este cambio de tendencia llegó con el hallazgo de la dama ibérica de Torres, protagonista de otra de las paradas en la ruta por el “origen de un mundo”.

Ruiz ahondó en esta línea de trabajo, ya que explicó, como se trata de hacer en la “La Dama, el Príncipe, el Héroe y la Diosa”, que para entender la profusión de joyas que lucen algunas de las mujeres esculpidas solo hay que recordar lo que dice Homero en La Odisea, en la que queda clara la autonomía económica de Penélope, por mucho que estuviera esperando a Ulises, ya que esta tenía una gran dote. Por eso, aunque la íbera fuera una sociedad patrilineal, la igualdad era mucha, tanto que, en una boda, el esposo y la esposa se vestían prácticamente igual. Antes de que el curioso salga de la enorme sala, se topará con una “dicotomía” sobre el expolio y un trabajo sistemático en un yacimiento, en este caso, el de los Castellones de Ceal, perfectamente documentado. Arturo Ruiz también lanzó un anuncio, y es que el Fondo Marsal, de gran riqueza, pasará a formar parte de la colección del Museo Íbero.

Con “La Dama, el Príncipe, el Héroe y la Diosa”, la Consejería de Cultura repite una fórmula ya probada con éxito en otros espacios, como el Museo Arqueológico Nacional, que montó una muestra temporal, de gran calidad, mientras duró la profunda reforma que se planteó en su sede. Y es que las 354 obras de la exposición, un 10% del contenido definitivo, tienen entidad para sustentar cualquier espacio por sí mismas, aunque se queden “pequeñas” para un centro como el proyectado en Jaén. Las piezas provienen del Museo Provincial, de Cástulo y también de Sevilla, Córdoba, Baza o Baena, cedidas temporalmente.