Una perversidad con final feliz

Tres albañiles rescatan de la basura a un cachorro, que es adoptado por la dueña de la casa en la que trabajan

18 ago 2017 / 11:40 H.

Hay historias que retratan como nadie al ser humano, desde nuestro lado más oscuro y malvado hasta esa predisposición hacia la bondad y a hacer el bien. Es lo que ocurrió ayer en Jaén con un cachorro de perro que había sido arrojado a la basura poco después de nacer y que fue rescatado de una muerte segura por dos albañiles que comenzaban su jornada laboral. Para rematar el más feliz de los finales, el animal fue adoptado por la dueña de la casa que esos ángeles de la guardia con mono de trabajo estaban reformando.

Esta historia arrancó bien temprano, cuando apenas pasaban unos minutos de las seis y media de la mañana. Como todos los días, Fran Ramírez, Francisco Chamorro y Ángel Ramírez, de la empresa de albañilería Vivienda Jaén, acudieron a la nave que tienen en la carretera de Otíñar para emprender desde allí su jornada laboral. Justo cuando iban a entrar, escucharon un llanto terrible, que rompía el silencio del alba. Procedía de los contenedores, que estaban repletos de basura. “Me temí lo peor. No sabíamos ni lo que era”, relata Fran Ramírez. Rápidamente, él y sus compañeros sacaron una escalera para poder llegar a la pila de desperdicios y cogieron la bolsa de la que procedía el lamento.

Al abrirla, comprobaron que en su interior había un precioso cachorro de perro. El animal no dejaba de llorar: “Al cogerlo, se conformaba. Fue un momento único”, recuerda horas después Fran, mientras uno de sus compañeros grababa toda la escena con su teléfono móvil.

El vídeo, publicado ayer por la web de Diario JAÉN, se convirtió en viral rápidamente y las redes sociales se convirtieron en un muro en el que centenares de jiennenses mostraron su indignación y su rabia por este caso. Los salvadores del cachorro pidieron ayuda y una familia de acogida para el animal. “Recibimos muchísimos ofrecimientos. La respuesta de la gente ha sido extraordinaria”, aclara. “Yo me lo hubiera quedado, pero ya tengo más perros en casa y no puedo”.

Sin embargo, no hizo falta buscar mucho. Fran y sus compañeros se llevaron al perrito a la casa en la que están trabajando. Su dueña, Aleyois Labella, se “enamoró” de él y no dudó en acogerlo en su vivienda: “Sus dos hijas están encantadísimas. Se harán compañía y se cuidarán mutuamente”, explica este joven albañil jiennense. Durante toda la mañana, él y sus compañeros estuvieron mimando al animal. Le proporcionaron varias tomas de leche para recién nacidos y un camita para que pudiera descansar. “Y eso hizo durante prácticamente todo el día”, añade. Es la historia de Fran, de Paco, de Ángel, de Aleyois y de su familia, que nos ponen de manifiesto que todavía se puede tener fe en el ser humano.