Y para la vuelta, el volcán de Fuego

La Diputación de Jaén fue pionera a la hora de ayudar de la mano de Quesada Solidaria

22 sep 2018 / 11:32 H.

No hace tanto tiempo, exactamente el 3 de junio, domingo, el volcán de Fuego entró en erupción. No puede decirse que pillara a nadie por sorpresa; si acaso, como si de Pedro avisando del lobo se tratara, los vecinos hicieron oídos sordos a los ruidos provenientes del interior del mismo, totalmente acostumbrados a ellos. El volcán, además, separa tres departamentos: Sacatepéquez, Escuintla y Chimaltenango. Siendo la segunda, la más afectada, sobre todo, sus aldeas. Y aquí es donde entramos en el meollo de la cuestión. Pues estas se encuentran aisladas y con registros oficiales muy distintos de los que cuentan los propios habitantes, al tener familias enteras sin censar desde nunca. Una organización, Antigua al Rescate, surgió de la mera idea de ayudar por medio de Facebook. Inmediatamente, se congregaron algunos voluntarios alrededor de la municipalidad para recoger la ayuda que iba entrando. Desde la Diputación Provincial de Jaén se liberó un dinero de emergencia para ayudar a esta gente a través de Quesada Solidaria. Eloísa, la contraparte guatemalteca de la oenegé, rápidamente acudió a valorar los daños y a ver dónde podía ayudarse.

En el trayecto hacia el volcán de Fuego atravesamos la llamada zona cero de la catástrofe. La carretera nos lleva por un camino, cortada en puntos en los que se ven a los ingenieros, técnicos y obreros con excavadoras, tratando de recomponer el desastre ocasionado. Hay un momento que pueden verse las lenguas en las que se han ido bifurcando los ríos de flujo piroclástico. Nos dirigimos a una especie de campo de refugiados, donde se ha ubicado, provisionalmente, a la gente que no tiene a donde volver. Se han construido casas de madera, baños y pilas para lavar; por ejemplo, con capital estadounidense. El Gobierno de Guatemala ayuda con una clínica ambulante y psicólogos. La comida la van llevando unos y otros al lugar, cada día, siendo a la vez un misterio y una preocupación tanto qué se comerá, como si llegará a hacerse. Dos médicos, Basilio Dueñas y Miguel Such, van a ser los encargados de ver a la gente en nombre de Quesada Solidaria, la oenegé jiennense con la que he viajado estas dos semanas. El ambiente es húmedo y caluroso; dentro de la estructura que va hacer las veces de consulta, aún más. A la larga, puede generar un problema tener a tantas familias allí metidas y, desde Antigua al Rescate, ya comienzan a advertir acerca de las posibilidades de violaciones, incesto, embarazos no deseados, etcétera. Se puede notar en la recepción de atención primaria cuál es la principal preocupación del campamento. Más allá de lo disuasoria que puede ser la naturaleza cuando decide ensañarse, en la propia Escuintla, en la lotificación de San Gabriel. Allí nos dirigimos para ver los proyectos que tienen y qué tal van. Las carreteras empiezan a convertirse de nuevo en caminos, y los coches van siendo más escasos: motos, pero más aún, personas a pie es lo que se ve. Las casas, por llamarlas de alguna forma, son restos del basurero municipal, en el que la mayoría de este gente trabaja. Aquí se ha propuesto dotar de casa a gente que no tenía nada o se ha quedado fuera.

A los que tienen el terreno en propiedad, se les plantea hacérsela, y a los que no, adecentarles la estructura que ya poseían. Aparte de eso, Quesada Solidaria compró un terreno que ahora preside el centro de salud, aún desequipado por el contenedor detenido en aduanas del que les contaba ayer las peripecias gubernamentales. Este posee una gran sala central, que pretender cambiar su nombre por el de cajón de sastre y adaptarse a ser centro de reunión de los vecinos. En cartera hay otros proyectos, pero aún se están construyendo y planificando las casas restantes: de las doce previstas, hay hechas dos, y una tercera que empieza a levantarse. Los albañiles trabajan seis días a la semana, pudiendo ser siete. La idea es levantar cada una en esos seis días, de manera que en tres meses el proyecto debiera darse por concluido. Las jornadas quirúrgicas van llegando a su fin y, con ellas, el viaje de la expedición.

Mañana sábado (hoy en España) será un día de descanso donde nos despediremos de la convivencia y haremos las maletas y preparativos de última hora, antes de partir de vuelta para España, Andalucía, Jaén y sus pueblos.

El albañil que rapea

Hay un chico, de Escuintla, que trabajaba como albañil, con la mayoría de edad recién estrenada, que me dijo que le gustaba rapear. Me sorprendí. Después de haber hablado con unos cien guatemaltecos, y otros tantos españoles con muchos años aquí, él era el único al que le oí decir algo propio; y claro, me sorprendí. El rap es una parte del hip-hop, que es un movimiento social de protesta. Me había impactado mucho la aparente sumisión que se visualiza, y me había decepcionado el ver cómo aceptaban perfectamente su (desaconsejable) destino. Ayer, resignado ya con la situación, que un chico tan joven me dijera que quería protestar aún sin saber si podría comer esa noche, me sorprendió mucho. Está claro, que de buena forma, aunque se me alegue que la que tiene que protestar es la clase media, que es la que levanta un país, o que los mayores digan que el rap es un género musical más propio de los delincuentes. A mí, me sorprendió gratamente este chico de la ciudad de Escuintla (Guatemala).