4 de diciembre: La lucha de un gran pueblo

El 4 de diciembre habían sido convocados todos los andaluces a manifestarse para reclamar
un autonomía de pleno derecho y la consideración de Andalucía como comunidad histórica

03 dic 2017 / 11:33 H.

El 28 de febrero de 1981 se constituyó la Comunidad Autónoma de Andalucía. El artículo primero del Estatuto de Autonomía declara a Andalucía como “nacionalidad histórica y en el ejercicio del derecho de autogobierno que reconoce la Constitución, se constituye en Comunidad Autónoma en el marco de la unidad de la nación española”.

Un logro histórico. Pero llegar hasta ahí no fue un camino de rosas, y si lo fue, estaban plagadas de espinas. Parodiando a Churchill, los andaluces tuvieron que derramar sangre, sudor y lágrimas. Entre otras cosas, porque la puerta de entrada a la autonomía era la de servicio. En un principio, no se la consideraba una comunidad histórica.

El día clave que marcó un antes y un después, fue el 4 de diciembre de 1977, hace ahora medio siglo. Varios cientos de miles de andaluces se echaron a la calle para exigir una autonomía plena en ciudades como Málaga, Sevilla, Cádiz y Barcelona. Ese día, en Jaén no hubo manifestación. Alfredo Márquez, militante del PCE y concejal del Ayuntamiento de Linares en las primeras elecciones democráticas, lo recuerda así: “La fecha del 4 de diciembre apenas se vivió en Jaén. Las principales manifestaciones se hicieron en Málaga, Sevilla, Cádiz..., pero en Jaén no hubo. Se pegaron carteles y poco más. Sí que nos volcamos mucho al año siguiente por el 28-F. En ese proceso estuvimos muy implicados. Lo que vivimos muy fuerte fue la muerte de García Caparrós”.

Los antecedentes de la movilización arrancan en 1976, con el primer Gobierno de Adolfo Suárez, cuando se aprobó la llamada Ley de Asociaciones Políticas o Estatuto de Asociaciones Políticas o Derecho de Asociación Política, que fueron los nombres que recibieron distintos intentos de aperturismo durante el franquismo final y la Transición antes de las elecciones de 15 de junio de 1977. Se evitaba con ello mencionar las palabras “partidos políticos”, pues hubiera sido mal visto por el unipartidismo vigente del Movimiento nacional franquista. Para el nuevo mecanismo de participación se optó por la ambigüedad, la denominación “asociaciones políticas”. Se creó el Registro de Asociaciones Políticas y en él entró todo el amplio espectro ideológico.

Fue un primer paso. El segundo: las Cortes se hicieron el harakiri y aprobaron la Ley de la Reforma Política, con 365 votos a favor, lo que permitió la desaparición, en parte, del sistema franquista. Se preguntó al pueblo español en referéndum en diciembre de 1976 y se registraron más de cien partidos políticos, incluido el PCE, cuya legalización fue uno de los momentos clave de la Transición española.

Luego se aprobó la nueva organización del Estado en comunidades autónomas. Un grupo de intelectuales y políticos andaluces crearon, en febrero del 77, el llamado Bloque Democrático Andaluz, que se presentó con el lema “Vota Andalucía”. Hubo una propuesta de independientes para que los partidos y las personas unieran voluntades en torno a un programa que, según José Antonio Lacomba, tuviera como fin esencial los intereses del pueblo andaluz y sus aspiraciones democráticas. Esa propuesta de que los diputados elegidos tuvieran en el horizonte a Andalucía antes que su partido fue rechazada de plano por el PSOE y el PCE, que eran partidos eminentemente nacionales. Pero el socialista Rafael Escuredo cogió la bandera del andalucismo dentro de su partido. Se convocaron las primeras elecciones democráticas para el 15 de junio de 1977. En Andalucía arrasó el PSOE y la UCD de Adolfo Suárez consiguió un buen número de votos.

Esa libertad que dieron las urnas al pueblo español, marcó el camino imparable hacia la autonomía de Andalucía. El 10 de noviembre de 1977 se constituyó en Jaén la Asamblea de Parlamentarios Andaluces y se elaboró un primer proyecto autonómico. El 26 de noviembre, la Asamblea de Parlamentarios se reunió con el ministro de las Regiones, el sevillano Manuel Clavero Arévalo, para negociar un régimen preautonómico para Andalucía. En PSOE y UCD dijeron que para cualquier decisión había que convocar al pueblo andaluz. El día que se eligió para convocar a los andaluces en pueblos y ciudades, fue el 4 de diciembre de 1977. Un fecha que, tras su celebración, fue elegida como Día de Andalucía y aún hay gente que celebra esa efeméride.

Los convocantes no pudieron ni sospechar que ese día estaría bañado en sangre, como así ocurrió con el asesinato en Málaga de Manuel José García Caparrós, de 18 años. El 4-D, fue también el comienzo de la larga marcha del pueblo andaluz para conseguir la autonomía plena por el artículo 151.

Millón y medio. El 4 de diciembre de 1977 resultó lluvioso en toda Andalucía. Fue un agua que hizo germinar la semilla de la autonomía. Se calcula que un millón y medio de personas se manifestó en calles y plazas. Ese éxito puso de manifiesto la voluntad de todos los partidos políticos andaluces de llegar a un pacto por la autonomía, que se consolidó en 1978 con el Pacto de Antequera, que fue el punto de partida de las ideas y de los proyectos que se reflejaron en el Estatuto de Autonomía.

Pilar Palazón, militante del Partido Socialista de Andalucía (PSA), vivió con intensidad todo ese proceso. Ella fue elegida concejal del Ayuntamiento de Jaén en las primeras elecciones municipales. “En Jáen vivimos el 4 de diciembre con mucha ilusión. La primera manifestación en la que salimos fue el 11 de febrero de 1976 pidiendo amnistía y libertades. Era una expansión del espíritu hacia la libertad”, manifiesta.

Pilar Palazón militaba desde finales de 1968 en la Asamblea Socialista de Andalucía, de la que más tarde surgió el PSA. “Los jiennenses teníamos muy claro el estancamiento económico, social y cultural que sufría Andalucía. El franquismo puso a disposición de los catalanes el Instituto Nacional de Industria. Con ello, las grandes industrias españolas y las grandes multinacionales se establecieron, preferentemente, en Cataluña y en el País Vasco. Un ejemplo, en Málaga se había iniciado una industria textil, pero los catalanes consiguieron el monopolio que acabó con las industrias textiles andaluzas”.

Y hablando de Cataluña, el 4-D tuvo una gran repercusión en Barcelona, con una manifestación en la Plaza de San Jaume, donde está el Palacio de la Generalitat y el Ayuntamiento. Uno de los organizadores fue el abogado jiennense Ramón Porras, que se encontraba en Barcelona porque a su esposa, la cantaora Rosario López, la habían trasplantado de riñón. Rosario, que tenía muchos admiradores en la Ciudad Condal, aportó su granito de arena a la causa. Otro de los organizadores fue José Acosta, un malagueño que durante muchos años estuvo radicado en Jaén y era profesor titular de Derecho Político en la Universidad Central de Barcelona. A todos ellos los recibió el presidente de la Generalitat, Josep Tarradellas.

Ramón Porras recuerda así aquella jornada: “Fue una movilización extraordinaria. Estábamos un grupo de izquierdas, pero, en realidad, quien organizó la manifestación fue Chari (Rosario López) por su popularidad. Nosotros estábamos allí y quisimos, desde Cataluña, no solo apoyar la autonomía de Andalucía, sino también apoyar la autonomía catalana. Estuvimos viendo al recién llegado Tarradellas y nos dio todas las bendiciones del mundo y todas las facilidades para que hiciéramos, el 4 de diciembre de 1977, esta conmemoración del país andaluz”.

La idea que flotaba en el ambiente, comenta Ramón Porras, fue “que la autonomía era algo que se correlacionaba entre todas ellas y si salía bien una, tenían que salir bien todas”. Y añade: “Aquél 4 de diciembre fue un día de júbilo en el que, prácticamente, todo el cinturón de Barcelona se volcó y acudió a la emblemática Plaza de San Jaume”. Unos días después, Ramón Porras y Rosario López regresaron a Jaén.