Desde Cambridge a La Haya

Pablo Serrano Medina, de Jaén, vive intensamente una intensa aventura por Europa desde que, hace algo más de un año, decidió dar el salto para lograr un mejor nivel de Inglés y mejorar su formación académica en Holanda

05 nov 2017 / 11:33 H.

Pablo Serrano Medina dejó Jaén el 23 de enero de 2016. “Desde entonces he vuelto solo periodos cortos. Primero fui a Cambridge, Inglaterra, para aprender Inglés. Allí empecé fregando platos, comunicándome lo básico”, explica y es que, en esos días, recuerda, que para pedir su almuerzo en el restaurante en el que trabajó, preguntaba “can I eat?”. “Ahora mismo me parece de chiste, porque es una estructura infantil, grosera y que nadie usa”, ríe. Cuando mejoró en el idioma de Shakespeare pudo disfrutar de su primer “ascenso”. “Me pasaron a camarero en el mismo local, a la vez conseguí un trabajo como guía turístico para españoles, en la conocida modalidad de ‘Free tour’, así que mi vida, con dos trabajos, era ocupada”, asegura. Este primer empleo fue en el Fitzbillies que, como apunta, es un sitio bastante mítico de Cambridge. “Hay mucha historia detrás de él”, aclara. Y es que el establecimiento abrió sus puertas en 1921 y es toda una institución en la ciudad universitaria. Al cabo de unos siete meses, decidió que ya llevaba demasiado en Cambridge y se embarqué en un viaje, una experiencia que bautizó como “Riding the UK”. Como él mismo explica en el perfil de Facebook que creó para narrar esta aventura, se trata del relato de un viaje en bicicleta por todo el Reino Unido y la República de Irlanda. Un recorrido por las Islas Británicas durante más de 100 días y a lo largo de 5.000 kilómetros. Toda la información sobre esta idea está en la web www.ridingtheuk.com y en sus cuentas de Instagram y la red creada por Mark Zuckerberg

Inquieto y, tras cogerle el gusto a descubrir mundo, comenta: “Volví a España en julio y en agosto estaba en La Haya”. En la ciudad holandesa estudia su segundo grado, en la asignatura de International Studies. Antes, ya había cursado Periodismo. Los libros los compagina con el reparto de comida a domicilio en bicicleta. Desde que dejó su ciudad hace poco más de un año, ya son tres las experiencias consecutivas en el extranjero, al saltar prácticamente de Cambridge a La Haya, pasando por su descomunal viaje a lo largo del Reino Unido.

A la pregunta de si, a su juicio, hay muchas diferencias entre la cultura española y la holandesa, observa que hay claras diferencia entre la cultura centroeuropea, en una zona que delimita un área que va desde el Norte de Francia, a los Países Bajos, el Reino Unido y Alemania,. y la mediterránea. En el tiempo que lleva en los Países Bajos, no ha vivido en sus carnes la famosa leyenda negra que tiene España en este país, un recelo que proviene de los intentos del imperio español por mantener dentro de sus dominios a las provincias flamencas. Fue una guerra cruenta, que se prolongó unos ochenta años, desde mediados del XVI hasta el XVII, en la que los famosos tercios se ganaron, en buena media, una reputación de crueles y despiadados para hacer frente, eso sí, a una rebelión que parecía que nunca iba a acabarse. “Ni una mención directa. Sin embargo, tanto ingleses como holandeses y otros europeos mencionaron extensivamente la Inquisición a la hora de hablar de España; curioso porque en nuestros libros de Historia lo tocamos de pasada, al menos, es como yo lo recuerdo”, recuerda.

La mención a la mala fama española, le motiva una reflexión al jiennense Pablo Serrano Medina. “El ubetense Antonio Muñoz Molina publicó un artículo en El País titulado ‘En Francoland’ con el cual comparto la idea básica: incluso aquellos que viajan por España, los que se quedaron en los recorridos por Barcelona, Madrid, Sevilla y Granada, buscan nuestro atraso político, económico y cultural”, argumenta este joven.

morriña de bares

“Lo que más echo de menos es a mi familia y amigos. Pero, por escapar un poco del tópico, también los bares de barra metálica y mondadientes; en los que puedes desayunar, comer, tapear y cenar. Siempre que vuelvo a España, me pidió una media de aceite y tomate con su café con leche. Y, claro, las tapas, o su concepto, ya que lo considero como planes improvisados. En Inglaterra, y también en Países Bajos, incluso los jóvenes planifican hasta sus salidas. No hay nada que iguale esa sensación de quedar y lo que surja”, afirma. Eso sí, comenta que, al ser vegetariano, tampoco es que eche de menos la comida andaluza. “Aunque la cocina tradicional europea está a años luz de la mediterránea, sin embargo, aquí tienes acceso a toda clase de platos, no solo en restaurantes, también en los supermercados. Así que hay muchísima variedad de productos”, apostilla Pablo Serrano Medina.

ganas de ver cosas

“En Inglaterra y Países Bajos podría ganar lo mismo fregando platos que mis padres con 30 años de experiencia como maestros en la Educación Pública. Eso nos cierra muchas puertas, porque es más difícil ahorrar, viajar, ver cosas, aprender, en definitiva. Es increíble cómo los jóvenes de aquí, en seis meses, tienen el suficiente dinero como para viajar por toda Sudamérica o Asia por un año”, lamenta. También cree que existe más respeto por los trabajadores. Él sabe lo que es viajar y conoce de primera mano el sistema educativo español, que defiende, por sus buenos profesionales, pero del que lamenta los problemas de gestión política. Sus padres son maestros y, aunque nació en Jaén capital, vivió sus primeros años en Santiago de la Espada y, después, a La Carolina. A los 17 se mudó a Málaga a estudiar la carrera de Periodismo.

comida fría, lejos del estilo mediterráneo, y tantas bicicletas que llega a estresar
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Lo que más le choca a este jiennense por el mundo de su vida en el extranjero midas. “Cuando vi que, tanto en los trabajos, como en los lugares de estudio, todo el mundo sacaba sus sandwiches, sobre las doce o las una, para comer, me sorprendió bastante. Al final te das cuenta de que la cultura mediterránea valora el momento de la comida tanto como el alimento en sí”, sostiene.

En cuanto a Holanda, la llama la atención la gran cantidad de bicicletas. “Es bastante estresante al principio. En España, como no se usan tanto, son las reinas de las calles. Aquí su uso está más regulado y te multan por no llevar luces o, como me pasó a mí, por aparcarla mal”, explica. “Tras una noche de fiesta, no podía encontrar mi bici. por suerte, al día siguiente, un holandés apareció al rescate y me indicó a mí, y a otros compañeros en la misma situación, que posiblemente el Ayuntamiento las hubiera retirado. Me costó ir andando a las afueras de la ciudad a buscarla al depósito y 25€ para poder volver con el vehículo”, comenta.

una imagen de pablo como guía en un fondo típicamente británico
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El jiennense Pablo Serrano Medina trabajó de guía turístico y, en esta fotografía, se encuentra justo delante de uno de los símbolos de Cambridge, la capilla del King’s College.

una oportunidad para descubrir la belleza de los países bajos
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Durante una excursión en Holanda, aprovechó para tomar fotografías de The windmills of Kinderdijk, en los Países Bajos, un lugar que está incluido en la lista de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, como Baeza y Úbeda.

el penúltimo momento de una experiencia que le marcará siempre
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Con su fiel compañera de viaje, su bicicleta, Pablo Serrano Medina está inmortalizado en Seven Sisters, al sur de Inglaterra. Fue uno de las últimas paradas antes de concluir un viaje por las islas durante 100 días, en los que recorrió unos 5.000 kilómetros.

un símbolo “british” en mitad de un bosque de las islas
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Una de las típicas cabinas de teléfono rojas, símbolo de Londres, en mitad del campo. Este jiennense cuenta que, cuando dejaron de ser utilizadas, hubo quien se hizo con una de ellas y las colocó en lugares insólitos.