El delegado más “farandulero”
Miguel Jurado contempló las vistas desde el torreón del conde de Torralba
La historia del torreño Miguel Jurado Hurtado es la de un docente vocacional y un socialista histórico amamantado con la ideología política imperante de su Torreperogil natal, pero también la de un enamorado de la polifonía, el deporte y una familia por la que siente orgullo a raudales. La enseñanza tiró de él, primero, desde el ámbito de la formación para adultos, un campo en el que se movió como pez en el agua en su pueblo cuando el analfabetismo era una lacra que afectaba al siete por ciento de la población; unos valores que, al final de su actividad al frente de la Delegación Provincial de Educación —entre 2000 y 2004— habían descendido en seis puntos.
Su “lanzadera” fue, en un principio, la coordinación del profesorado en las zonas de La Loma y Mágina, de la que pasó a la asesoría de los docentes, la dirección del Centro del Profesorado de Úbeda y, cargado de buena fama, al despacho de la calle Martínez Montañés, una etapa que recuerda con cariño y durante la cual evidenció su defensa acérrima de la escuela pública. “Intenté que los niños tuvieran garantizada su plaza en todos los niveles en un momento en el que los centros concertados se veían desbordados”, manifiesta Jurado. Esto, junto con la consolidación del grado superior en el Conservatorio jiennense y su entrega al desarrollo de una enseñanza compensadora de la desigualdad son los principales logros de un historial que incluye una legión de buenos amigos dejados a su paso. El mejor de los balances, desde luego, y el que más satisface al exdelegado, que en la foto de hoy disfruta de las magníficas vistas que ofrece el torreón del conde de Torralba, vestigio del circuito amurallado de la capital incluido en el centenario colegio de Santo Tomás.
Cerca de la sesentena, Miguel Jurado ejerce actualmente como jefe del Negociado de Formación de los Consumidores de la Junta, un puesto que aglutina dos de sus grandes motivaciones: la enseñanza —a través de cursos y jornadas— y el apoyo a las personas —cuyas reclamaciones atiende desde su departamento—, una tarea que lo colma y en la que desea jubilarse.
Se puso al frente de la Delegación de Educación en 2000 y dice que, pese a que fue una etapa estupenda, no la echa de menos. Partidario de dar paso a las nuevas generaciones, la foto lo muestra en el acto de su toma de posesión.
Amante del teatro —se confiesa “farandulero”— y la polifonía, en la foto —tercero por la derecha— posa con la coral de La Económica con su esposa, Juana Serrano —primera por la derecha en la segunda fila—, madre de sus tres hijos.
El tenis —culpable de una lesión por la que ha sido recientemente operado—, la bicicleta y el senderismo son algunas de sus grandes pasiones. Así lo demuestra la imagen, junto a compañeros de camino en una jornada en plena naturaleza.