En la “Manhattan” alemana

Emprendedor y “futbolero” empedernido, el ingeniero villanovense Fernando Cuadros Pericacho siempre tiene algo en mente. Entre Frankfurt, donde reside, y Ruesselsheim, la ciudad en la que trabaja, proyecta nuevos retos

27 ago 2017 / 11:04 H.

Se crio y creció “felizmente” rodeado de sus padres —Pedro y Delia— y hermanos —Pedro y Mario—, amigos, familia, estudios y el deporte que lo apasiona, el fútbol, sin olvidar sus veranos en Barroman (Ávila), pueblo de su madre. A los 18 años, después del Bachillerato, llegó a la Universidad de Jaén, donde afirma que vivió uno de sus mejores momentos. Cursó Ingenieria Tecnica Industrial en Electrónica e hizo muchos amigos. El primer año de carrera, 2006, conoció a la que hoy es su mujer, Fuensanta, y empezaron su relación. Ella es de una aldea de Santiago de la Espada, Huerta del Manco, a la que van cada vez que vuelven a España. A los 21 años hizo un curso de Diseño Industrial en el que aprendió a utilizar un “software”, Catia, para diseño tridimensional, que le abrió las puertas al mundo laboral, ya que en 2009 encontró trabajo en un proveedor de Airbus en Getafe (Madrid). Durante el primer año de trabajo terminó los estudios y en mayo de 2010 regresó a Jaén a trabajar en Martos, para un proveedor de Valeo Iluminación. Allí se dedicó al diseño de faros y pilotos de coches para distintas marcas. En 2012 Valeo le propuso ser ingeniero residente en Alemania y trabajar con Opel, una de las mayores automovilísticas de Europa. Aceptó, pensando que sería lo mejor para su carrera.

“La sensación al llegar a Alemania fue indescriptible porque, para empezar, tenía la idea de que era un país gris, donde siempre hacía mal tiempo y donde la gente era fría; tampoco sabía decir nada en alemán, ya que mis primeras palabras —saludar y dar las gracias— las aprendí allí —luego haría un curso para obtener el nivel A1 y A2—”, expone Fernando Cuadros.

Opel está en Ruesselsheim, ciudad de 60.000 habitantes donde tiene su centro de ingeniería y fabrica actualmente el Insignia y el Zafira. Descubrió, el primer año, que todos sus prejuicios no eran ciertos —el único, la comida, ya que utilizan mucha salsa—, ni el clima era tan malo ni la gente tan fría. Las primeras semanas se alojó en un hotel, mientras buscaba piso en Frankfurt am Main, a unos 30 kilómetros de Ruesselsheim. No fue fácil al principio. Los tres primeros años desarrolló su actividad de ingeniero residente, que consistía en dar soporte técnico con el equipo de Valeo de España (Martos), trabajar de forma cercana con Opel y suministrar soluciones técnicas diariamente sin usar conferencia o “email”.

En septiembre de 2014, y tras 8 años de noviazgo, su novia y él se casamos. “Aunque venía cada 3 semanas a verla, estar alejado de la persona que quieres y en un país que no es el tuyo se hacía muy duro, porque no tenía el apoyo que más necesitaba y lo peor, no podía dar apoyo a la persona querida en momentos difíciles”, explica. Fuese como fuese quería empezar una vida junto a ella. Finalmente decidieron que su futuro, por el momento, estaba en Alemania; por aquella época la crisis pasaba por su peor momento. Ella estudió Ciencias Empresariales en Jaén y trabajabatambién, pero fue muy valiente; una decisión que les ha cambiado la vida. En 2015 por fin estábamos Fuensanta y yo juntos, y en mayo recibimos una gran noticia: estaba embarazada. Ello suponía una felicidad inmensa pero, a la vez, gran incertidumbre, ya que el proceso de médicos y embarazo, y el idioma, suponían una barrera que nada fácil; al final todo fue perfectamente.

Laboralmente también hubo cambios, ya que decidió cambiar dentro de Opel y tener un puesto más estable, donde viajase menos y poder pasar más tiempo con la familia, puesto en el que todavía sigo y en el que desarrollo la función de jefe de proyecto de la cámaras traseras; en otras palabras, soy el responsable, en el área de ingeniería, para asegurar la correcta posición e imagen de la cámara en el vehículo y que cumpla tanto la normativa interna como la legal.

ciudad de rascacielos

Frankfurt es una ciudad de unos 700.000 habitantes y con un marcado carácter multicultural, ya que, por ser sede del Banco Central Europeo, gran parte de quienes viven en ella trabaja o procede de otros países, por lo que el inglés es un idioma muy hablado, sobre todo entre los jóvenes. Fue, en gran parte, destruida durante la Segunda Guerra Mundial y no posee grandes monumentos, pero sí muchos rascacielos donde están los principales bancos europeos, y parques donde pasear y relajarse. Otras características de esta ciudad son la seguridad y la limpieza. Destaca también su comunicación, ya que dispone de cuatro transportes públicos —autobús, tren, metro y tranvía—, los cuales suelen ser muy puntuales y comunican todos los puntos de la ciudad de manera muy rápida.

pasión por el fútbol

Dada su afición al balompié desde que era pequeño, Fernando Cuadros Pericacho jugó en el equipo de Villanueva del Arzobispo desde benjamines hasta sus categorías sénior, hasta los veintitrés años de edad. Dice que fue un niño muy inquieto siempre, pero que, sobre todo, ha intentado respetar a todo el mundo; se define como un chico normal, que durante su adolescencia trabajó en la campaña de la aceituna y que disfrutaba de los periodos estivales con los amigos, con el “Campeonato de Fútbol de Verano”, que los mantenía a todos ocupados durante las vacaciones. Desde que llegó a Alemania, en los ratos libres practicaba deporte y jugaba al fútbol en un equipo llamado Español Offenbach, en una liga regional en Frankfurt, del que todavía forma parte el ingeniero villanovense. Una afición que la distancia no extingue.

una tienda “on-line” de aceite y embutidos jiennenses que va viento en popa
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Uno de los mayores cambios de 2016 fue la creación de una tienda “on-line”, Hauslager (www.hauslager.com), con su mujer, en la que exportan a España, y sobre todo a Alemaia, aceite de oliva jiennense y embutidos de la Sierra de Segura, aprovechando que todos sus conocidos españoles y alemanes les pedían constantemente estos productos. Llevan seis meses en este proyecto, debido a su impulso emprendedor, que siempre lo ha caracterizado, y espera que sea el inicio de algo que cambien sus vidas para mejor. Fernando Cuadros desea aprovechar estas páginas para agradecer a todos los que los han visitado y apoyado en los momentos más difíciles, porque, asegura, no es fácil vivir alejado de su gente y su cultura pero, por otro lado, afirma que Alemania le ha cambiado la vida a mejor, le ha dado felicidad, estabilidad y, sobre todo, a su hija, Delia. Se muestra muy agradecido a esta tierra por todo lo que les da, “que no es poco”, aunque en sus corazones siempre está su tierra, su gente, a la que esperan volver algún día y disfrutarla.

amigos para siempre
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Poco a poco empezaron a tener contacto con amigos españoles que vivían en Alemania, aparte de los que han conocido en este tiempo. Cuadros dice que esto es una de las mejores conosas de vivir en el extranjero, conocer gente nueva, que enriquece mucho. En la imagen, con sus amigos Javi y Fede en el Carnaval de Mainz.

la mayor alegría
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El 19 de febrero de este año nació en Frankfurt su hija, Delia, la mayor alegría de sus vidas. Dicen que no duermen como antes —su “hobby” dominical hasta mediodía— y que, aunque es una gran responsabilidad, disfrutan y aprenden de ella. En la foto, toda la familia en Frankfurt, arropando a los nuevos papás y a la bebé.

ayuda de los abuelos
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El año pasado, los padres de Fernando Cuadros se trasladaron a Alemania para ayudar a la pareja con el bebé. Fueron para dos semanas y ya llevan allí dos años. Como la situación laboral en España es complicada, encontraron trabajo y se quedaron. La fotografía es de la pasada Navidad, en el mercado de Frankfrut.

estables en el país
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Su esposa da clases de español y matemáticas a niños españoles, para mejorar el idioma, y la pequeña Delia va a la guardería, en alemán. Ya empieza a decir muchas cosas en lengua germánica, una alegría para sus padres, pues le servirá en el futuro. La imagen muestra a la pareja en los actos del Día de Andalucía en el Instituto Cervantes.