Ensalada de habicholillas

30 oct 2016 / 10:26 H.

La habicholilla, o judía verde, es consumida por el hombre desde tiempos remotos. Existen evidencias de ello en Asia, Europa y América. En España, era conocida por griegos y romanos. Pero, las variedades que hoy consumimos frescas con su vaina se incorporaron en nuestra gastronomía tras el descubrimiento de América. Su consumo nos aporta pocas calorías, por lo que es importante en una dieta de adelgazamiento. Su fibra ayuda a bajar el colesterol y el azúcar mejora las digestiones y regula el intestino. Contiene antioxidantes, folatos (buenos para embarazadas y niños en crecimiento) y potasio (para personas con cistitis o piedras en el riñón). Ideal para quien padece hipertensión, ácido úrico y retención de líquidos. Las judías verdes son una verdura de primavera y verano, pero, en la actualidad, se pueden encontrar todo el año, ya que se cultivan en invernadero. Y se pueden comprar también congeladas.

Elaboración

INGREDIENTES.

250 gramos de habicholillas, 2 patatas blancas medianas, 1 tomate grande, 2 huevos, 1 lata de atún o bonito (opcional), 1 cebolleta (opcional), aceite de oliva virgen extra (AOVE), sal, vinagre.

PREPARACIÓN

Cocer los huevos y dejar enfriar. Lavar bien las judías verdes. Las redondas y pequeñas se dejan enteras. A las planas hay que quitarles las puntas y las hebras laterales. Cortar en trozos. Hervir en agua con sal.

Pelar las patatas y cortar a trozos. Se pueden cocer junto a las judías o por separado. Dejar enfriar. Presentar en plato o fuente.

Pelar los huevos y añadir troceados. Lavar el tomate y trocear. Incorporarlo junto con la lata de atún y la cebolleta picada. Aliñar con aceite, sal y vinagre. Remover. Servir frío o a temperatura ambiente.

Se puede degustar como un primer plato ligero, como guarnición para carnes o pescados, o como plato único en una cena bien sana. De cualquier forma, sienta de maravilla.

Consejos: Cualquier verdura es mejor consumirla recién recogida. Pero, si necesitas congelar las judías, sOlo debes blanquearlas 1 o 2 minutos en agua hirviendo. Se refrescan unos minutos en agua fría y se secan. Congelar en bandejas destapadas y guardar en bolsas después. Así siempre tendrás a mano cuando las necesites.