Estampas de dos ciudades

Hay tantas diferencias como semejanzas en el paisaje, en las instituciones y en los estilos de vida que tienen los ciudadanos de Chaouen y los de Jaén. He aquí una representativa comparativa

26 feb 2017 / 11:25 H.

Son dos culturas diferentes y, sin embargo, comparten raíces. Fueron refugiados de al-Ándalus quienes se asentaron en una ciudad en la que intentaron plasmar la belleza de las calles del sur de España. Un paseo por Chaouen se parece tanto a un recorrido por el casco antiguo de algunos pueblos de Andalucía que hay ocasiones en las que el viajero tiene la sensación de no haber cruzado el mar. La comparativa entre el Jaén marroquí y el español sorprende. Somos distintos y, a la vez, somos iguales. Quizás sea el progreso el que marque las mayores diferencias. Por lo demás, son dos ciudades que ni siquiera se conocen entre sí, pero que comparten mucho más que un nombre. Chaouen, Chefchaouen o Xauen, la ciudad situada al norte de Marruecos, está rodeada de olivos y las cumbres montañosas que dominan la medina tienen mucho que ver con el popular “sillón de la reina” de las Peñas de Castro de Jaén. Solo que las chaouníes se conocen como “cuernos”. Están situadas, además, en un entorno natural privilegiado, en el extrarradio, donde los ciudadanos aprovechan las jornadas festivas de la misma manera que los jiennenses lo hacen en la Fuente de la Peña. El Ayuntamiento está emplazado en la zona más moderna de Chefchaouen, en un edificio modesto que recuerda a la solería española de los años sesenta del siglo pasado. El centro de salud principal sorprende porque en su fachada está impreso el escudo de la Junta de Andalucía. Hay proyectos de cooperación entre Marruecos y España que justifican la presencia de administraciones públicas españolas en el norte de África. En la sanidad, la gran diferencia está en la ausencia de esperas. Hay que tener en cuenta que los chaouníes acuden al médico en ocasiones extremas. Los fármacos, por poner un ejemplo, son extremadamente caros. Lo mismo ocurre con el Hospital Mohammed V, ubicado también en la zona de extramuros de la medina.

Destaca, en la Plaza de Uta Hamman, donde confluyen las azules callejuelas de Chaouen, el Crédit Agricole du Maroc. Es un edificio moderno, en el entorno en el que se sitúa, comparable a la Caja Rural de Jaén. Es decir, es el banco que nació por y para las agricultores, uno de los que mayor tirón tiene en la provincia y, además, una entidad que ayuda todo cuanto puede a colectivos de diversa índole.

Especialmente llamativos son los bares de Chaouen. Ambientados por hombres, resulta difícil toparse con una clienta de la zona fuera de la cocina. Tan real como la vida misma. Es como si estuvieran pensados y acotados solo para el género masculino. Los establecimientos suelen ser pequeños en su interior, de tal forma que recobran vida en la calle. Los comensales se sientan como si estuvieran alineados en una primera fila, dispuestos para ver y ser vistos. Seguro que quienes hayan visitado Chefchaouen tienen en su álbum fotográfico tan singular imagen. Los chaouníes no se sientan en un bar uno enfrente de otro. Todos ocupan la misma posición. Sorprendente. Y, curiosamente, comer con las manos está de moda en una ciudad en la que hasta los más lujosos restaurantes omiten los cubiertos en las mesas. El pan, tan sagrado como exquisito, sirve de cuchara y de tenedor. Todo un arte que solo ellos manejan a la perfección.

Un capítulo aparte merecen los colegios y los institutos. La educación es pública en los dos Jaén, en el marroquí y en el andaluz. Sin embargo, las infraestructuras y los métodos educativos nada tienen que ver unos con otros. Fue difícil acceder a uno de ellos. Sin autorización de la Administración competente, resultó extremadamente complicado trasladar a los jiennenses, a través de este reportaje, cómo es una escuela chaouní. Un ejemplo. Allí no hay quejas por falta de calefacción, porque, entre otras cosas, no tienen.

Las librerías son espacios que también sorprenden al visitante. Suelen ser tiendas en las que no solo se venden periódicos y revistas, sino fruta, verdura y todo tipo de alimentos. Una especie de ultramarinos que saca a la calle el papel. Resulta curioso toparse con revistas de moda escritas en árabe y con mujeres que ocultan su pelo e, incluso, su cara.

En la zona de extramuros, es decir, fuera de las empedradas calles de la medina, está la principal plaza: El Hauta. Se ubica en la zona conocida como “la española”, un lugar en el que existe una iglesia deshabitada y cerrada a cal y canto. Es un espacio de ensanche, de expansión y en el que se nota una gran diferencia con la Chaouen de intramuros, dominada por un atractivo zoco pintado de azul.

Por lo demás, los niños juegan en la calle —como en los pueblos jiennenses hace unos cuantos años—, hay cantera futbolística y en los mercados es impensable que existan registros sanitarios como en Andalucía. Llama la atención la gran afición que existe por el deporte rey, el fútbol. Joan Laporta inauguró, en 2007, el campo de la Unión Deportiva de Chefchaouen. Todo un lujo.