Gracias

24 jul 2016 / 11:53 H.

Hoy quiero aprovechar la ocasión que me brinda Diario JAEN, y en concreto a mi amigo Juan Espejo, para dar las gracias a tantas personas que tuvieron a bien dedicarme un ratito de su tiempo para brindarme palabras con muchísimo cariño dándome ánimo para recuperarme.

En este largo y duro camino se han ido quedando personas que, por un motivo u otro, no han deseado acompañarme. Es duro superarlo, pero viene muy bien para aprender la lección de la vida. He tenido que superar un prueba de salud de lo más duro, pero que con esfuerzo, trabajo y más trabajo voy muy lentamente superando. Cómo pasa el tiempo... Hace un año no podía moverme, iba en silla de ruedas; hoy ya ando gracias al trabajo que ha realizado conmigo el equipo de rehabilitación neuronal del hospital Doctor Sagaz.

Gracias a mi hermano, que es el puntal importante en mi vida. Me escribió una carta que no conseguí leerla hasta los tres meses; me emocionaba y no podía seguir leyendo. Ha sido un año de muchas lágrimas; tantas que he perdido mis pestañas y hoy tengo unas postizas. Lágrimas de impotencia de ver mi mano que no respondía y que cosas tan básicas, como es ponerte un pendiente, todavía hoy no puedo hacerlo. Yo trabajo a diario y lucho para recuperar mi mano, pero necesito todavía más tiempo. Voy a natación al Centro La Victoria tres días a la semana, fisio particular dos veces en semana, a mi querida Alicia Morillas, y en Adacea, Asociación de Daño Cerebral, trabajo con la terapeuta ocupacional.

Mis sobrinas han sido mi alegría.

Mi madre y mi hermano, el empuje.

Mi padre, no podía fallarle. En definitiva, mi familia ha sido lo mejor.

Y, sobre todo, tantas personas que han rezado por mí. Dios es grande y no me ha dejado un solo instante. Lo mejor de todo lo que me ha sucedido es que he vuelto a encontrarme con Dios. He podido comprobar la cantidad y la calidad de amigos que tengo y he encontrado en el hospital, donde el dolor te une.

Cómo han pasado noches velando mi sueño. Llevando y trayendo a mi madre y aprovechando el camino para sacarle una sonrisa, tan difícil en esos momentos, 32 días.

A Araceli y Juanlu, que conseguían que comiera para tener fuerzas para bajar al gimnasio por la tarde a hacer la rehabilitación. A Ángel y Aurora, que les preguntaba: “¿Angel, tú crees que andaré?”. Él me decía: “Pues no ves que yo ando con mis muletas... Pues andarás y mejor que yo”. A María Luisa y José Luis, que cada vez que veo un batido de chocolate me acuerdo de él. Me los compraba cuando comencé a caminar y me cansaba enseguida.

En el camino también he perdido a mi rubia sin poder decirle ni adiós siquiera. Pero, bueno, hoy es un día alegre y, como dice mi amigo Pedro, hay que celebrarlo y eso es lo que haré. Os animo a todos y cuantos os he conocido en El Neveral a que luchéis y trabajéis duro, porque todo se consigue. Yo lo pienso conseguir. Ánimo a todos y un millón de gracias a todos por ayudarme. Y a los que no, también os doy las gracias.