La “casa-patio” inteligente

Obra de arte en sí misma, de blanco minimal y funcionalidad y sencillez extremas, responde al compromiso con la accesibilidad y está bañada por luz natural

31 oct 2016 / 17:44 H.

Pasen, vean y, sobre todo, disfruten de la ausencia de barreras y, por extensión, de la ausencia de límites a la libertad de ser. A esto invita esta vivienda de blanco minimal y sencillez y funcionalidad extremas que lleva a la máxima expresión el compromiso con la accesibilidad, la comodidad y con la exigencia de la propietaria de que la luz natural llegara a todos los rincones, sin excepción. Ubicada en la capital jiennense, cuenta con unos 230 metros cuadrados construidos, repartidos en cuatro plantas, que parten de un inusual proyecto arquitectónico que se amolda, como un guante, a la personalidad de la promotora.

Obra de arte en sí misma, esta vivienda, que el Estudio de Arquitectura L+L ha bautizado como la “casa-patio”, destaca por la inteligencia de un diseño que se complementa con la calidad excelsa de los materiales con los que está construida y revestida, los aislamientos que tiene y las ventajas que aporta la tecnología domótica. La premisa era evitar las barreras arquitectónicas. Y, para conseguirlo, una ligera rampa de cristal, que permite el paso de la luz del día y ventila el sótano, conduce a la puerta de entrada. La solución, sin embargo, planteaba un reto. “Nos obligaba a repensar qué hacer con los coches”, indica el arquitecto Laureano Matas. Y, con la pregunta, llegó una respuesta singular: junto a la leve rampa de acceso convive una cochera que actualiza el concepto habitual. Está oculta tras la fachada en un espacio que puede ser utilizado como patio y, además, para garantizar que la luz del exterior baña la vivienda, se ha “techado” , aunque los muros llegan hasta arriba, con una pérgola de hierro sobre la que se asienta un tejado de vidrio de alta seguridad.

Una vez en el interior, no hay estancia alguna que no cuente con iluminación y ventilación natural. Parece sorprendente, pero Matas advierte: “No hemos inventado nada. Solo hemos recuperado lo que ya existía”. Un modelo de vivienda que se remonta 2.000 años atrás a la época del Imperio Romano. El patio, que se replica en el sótano y en la planta baja, como una superposición natural conseguida gracias a una verja tramex, regula la energía, permite cruzar la ventilación y es la espina dorsal de un inmueble en el que se ha cuidado cada detalle con el objetivo de hacer más fácil la vida de sus inquilinos. Con ocho metros de fachada, no hay pilares que perturben, por ejemplo, en un salón que se abre amplio a un patio sin sumideros al uso en la que hasta la piscina está al nivel del suelo, en continuidad.

dormitorio principal
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Ubicado en la última planta, conserva la sobriedad del resto del inmueble, con un detalle que, sin embargo, hace de ella una estancia única: su cubierta curva de hormigón.

baño principal
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El compromiso con la accesibilidad se lleva hasta las últimas consecuencias. El suelo corre uniforme hasta la ducha. En consonancia, las puertas carecen de marcos.

cristal
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Entre otros elementos del diseño, una alfombra de vidrio de alta seguridad garantiza en la primera planta que la luz llegue a todos los rincones de la baja e, incluso, del sótano.

cocina
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El mobiliario fue escogido por los dueños. No hay electrodomésticos a la vista. La mesa es deslizable, lo que aporta una versatilidad reforzada por la iluminación.

terraza-solarium
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Para garantizar la luminosidad de la vivienda, la segunda planta está retranqueada. Destaca una amplia terraza, con bancos cuyos bajos se convierten en chaise-longues, idea de la promotora.

entrada
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La originalidad empieza en la entrada. No solo no hay barreras arquitectónicas, sino que la cochera está oculta tras la fachada y el espacio es utilizable como patio delantero incluso.

un éxito compartido entre todos

Los arquitectos Leticia Leos y Laureano Matas, de L+L, están, junto con la promotora de la vivienda, detrás del diseño de esta “casa-patio”. Leos recuerda que el proceso fue “muy intenso”. Y ahí —añade Matas— reside el éxito de la vivienda, en que “todos los agentes (técnicos, promotora y contrata) participaron con un objetivo común: que el inmueble tenga el alma de quienes la habitan.

calidez en un ambiente minimal

Parece imposible, pero la iluminación natural que baña toda la casa y regula su temperatura elude la frialdad que está ligada al color blanco, polar, y hormigón. Lo logra gracias a un diseño abierto, en el que actuán como contrapuntos los toques de madera de roble que pespuntean la vivienda, desde la planta baja. Esquivos a que fuera un muestrario de materiales, el porcelanato imitando al hormigón y otro que imita a la madera recorren la solería como si fueran alfombras. Con un diseño brillante de L+L y la promotora y un acabado perfecto, del que son responsables la constructora Cuestafe y el aparejador Alfonso Muñoz, la felicidad de los inquilinos es el mejor resultado.