La guardería de cotos de caza en la Campiña

09 dic 2015 / 18:55 H.

La figura del guarda de coto de caza fue creada por Orden de la Consejería de Medio Ambiente en 1998. La orden regula las funciones, acreditación, aptitud y conocimiento de los guardas de coto de caza en Andalucía y les habilita para la vigilancia de la caza y su hábitat, colaboración en la ejecución y seguimiento de los planes técnicos de caza, auxilio a la autoridad medioambiental y a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado y de la comunidad autónoma.

Un paso más ha dado la Consejería al publicar en junio pasado la orden que regula la uniformidad e identificación para el ejercicio de guarda de coto de caza, a la vez que establece un modelo de denuncia para el caso que fuera menester. Hoy traemos a estas páginas la figura de dos de nuestros guardas de coto de caza, Rafael Ortega Ramírez y Jesús Moral Moreno, (en la fotografía) el uno de la sociedad Coto Macías de Arjonilla y el otro de la sociedad Coto Urgavona de Arjona, dos localidades vecinas de la campiña norte de Jaén. La primera con unos 180 socios y cinco mil hectáreas, donde el principal aprovechamiento cinegético es la caza menor. La otra por contra dispone de unas 10.000 hectáreas, donde sus 280 asociados practican también la caza menor.

Tanto Rafael como Jesús, los dos guardas vocacionales, amén de reconocimientos por parte de la Subdelegación del Gobierno en Jaén, como de la propia Federación Andaluza de Caza, se vanaglorian de disfrutar de su ocupación. Un trabajo que según ellos no tiene horario definido. Hay jornadas en las que la noche es su aliada pues el servicio así lo requiere. Además de colaborar y apoyarse en la Guardia Civil y agentes de Medio Ambiente, son muchas las veces que se alían para realizar alguna misión específica, uniéndose también con guardas de cotos vecinos tanto de Jaén como de la vecina Córdoba.

Esperemos que la Administración considere de manera efectiva ese trabajo siempre callado y a veces lleno de sinsabores y su figura alcance el reconocimiento que se merece.