“Lande”, un alcalaíno de paz

Licenciado en Derecho y en Ciencias Políticas y Sociología, Enrique Landelino Contreras Pulido siempre quiso ayudar a los demás, algo que le llevó a trabajar en la Cruz Roja en conflictos como Afganistán y Colombia

09 oct 2016 / 11:04 H.

Enrique Landelino Contreras Pulido, conocido por amigos y familiares como “Lande” nació el 7 de octubre de 1979 en Alcalá la Real. Con 37 años recién cumplidos atesora mucha vida, con muchos kilómetros en su mochila. Estas intensas vivencias se las debe a un trabajo de acción, en busca de la paz, para el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), para el que trabaja desde 2013. Su labor le lleva a paises y zonas del mundo en los que existen conflictos. Esa es la razón de ser del CICR, con sede en Suiza, que, por mandato de las Convenciones de Ginebra, tiene como objetivo primordial proteger y asistir a las personas afectadas por violencia, al tiempo que promueve el respeto del Derecho Internacional Humanitario, es decir, las normas de la guerra, por parte de los actores armados.

“Dirijo las operaciones humanitarias que nuestros equipos realizan en la zona geográfica en la que me sea asignada”, explica “Lande” sobre su labor que, en el último trienio, le llevó a Cauca, en Colombia; al Este de Afganistán y su frontera con Pakistán y al Estado de Kachin, al norte de Myanmar, en la frontera con China. Allí se encuentra actualmente. La profesión elegida por este alcalaíno le llevó a mantener conversaciones con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia–Ejército del Pueblo (FARC-EP) y con el ejército colombiano; con los talibanes y el Estado Islámico (ISIS) y con las tropas de Afganistas y, en su última misión, mantiene encuentros con el Ejército para la Independencia de Kachin y el Ejército de Birmania. “Este diálogo permite al CICR llegar donde nadie más llega y hablar con quién nadie más habla. De esta forma, podemos proteger y asistir a las comunidades más vulnerables. Aparte, también tenemos programas para promover salud, primeros auxilios, acceso a agua, saneamiento, alojamiento, seguridad económica y alimentaria y rehabilitación física para heridos y amputados”, aclara sobre sus distintos cometidos que, por si fuera poco, incluyen la responsabilidad de velar por la seguridad de los equipos humanitarios desplegados en las distintas zonas. “Desde mi primera experiencia fuera, como estudiante, pude comprobar lo enriquecedor que era vivir y trabajar en otros países y conocer gente de orígenes muy distintos. Ya desde el primer trabajo decidí lanzarme a la aventura y comenzar este proceso de aprendizaje continuo”, reflexiona este alcalaíno.

Antes de llegar a Asia como mediador del Comité Internacional de la Cruz Roja, “Lande” se procuró una formación y se licenció en Derecho y en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad de Granada, lo que incluyó un año de Erasmus en Utrecht, Holanda. Su primer trabajo en el extranjero le llegó hace diez años, a través del Instituto Español de Comercio Exterior (ICEX), con un puesto en la Oficina Comercial de España en Miami, donde daba apoyo a empresas españolas que querían vender sus productos o instalarse en el mercado estadounidense. Al principio, pensó que su futuro estaba en ese campo y que aprovecharía las vacaciones para dedicarse al voluntariado. El “gusanillo le picó en Granada, donde organiza clases de inglés, para los internos de la cárcel de Albolote, y en Miami estuvo en una organización que daba alojamiento y comida a gente sin hogar. Sin embargo, después de un tiempo, cambió de opinión. “Comparando las experiencias laborales con las que tuve como voluntario y sin tener que pensarlo mucho, finalmente decidí que me dedicaría profesionalmente a temas humanitarios o de cooperación para el desarrollo”, confiesa. Su filosofía de vida la resume así: “Por importantes que pensemos que son nuestros problemas, casi siempre se pueden relativizar, y siempre es mejor concentrarse en afrontarlos de forma positiva para arreglarlos cuanto antes y, si es posible, intentar ayudar a otros con los suyos”.

de tirana
a Namibia

De Miami, “Lande” se trasladó a Madrid para trabajar en un programa del Banco Mundial, la Red Global de Aprendizaje para el Desarrollo. Se trataba de una plataforma de formación en la que se fortalecían instituciones latinoamericanas de sectores muy diversos. Después consiguió un trabajo con la Agencia Española de Cooperación para el Desarrollo (Aecid) en Tirana, Albania, como asesor técnico para proyectos de fortalecimiento de los ministerios albanos. Aunque tiene grandes recuerdos, su labor “de oficina” no le llenaba, así que se incorporó a Cruz Roja Española, en la frontera entre Senegal y Mauritania primero y después en Namibia, en la zona fronteriza con Botswana, Zambia, Angola y Zimbabwe. Entre medias, también pasé por Nigeria. “Fueron tres años inolvidables, muy intensos. África te enamora de un flechazo y, a veces, también te agota, aunque el balance es positivo”, deja claro.

un trabajo de película

Enrique Landelino Contreras Pulido tiene “anécdotas” para un guion de cine. A lo largo de su carrera, medió entre dos partes en conflicto para que una menor que estaba detenida con un grupo rebelde pudiera ser entregada a su familia. En una prisión en la que se maltrataba a algunos detenidos, tras casi un año de trabajo, junto a su equipo logró que cesara la violencia y que cambiara el responsable de la cárcel. También puede decir que transportó un convoy humanitario con medicamentos a través de cientos de kilómetros, en medio de un conflicto y con las carreteras bloqueadas; llegaron a trasladar la base de uno de los bandos en un enfrentamiento, para evitar daños a una población cercana y todo ello con explosiones y tiroteos cada dos por tres. Con tanta acción, echa de menos a la familia, amigos y el paisaje de olivar.

El amor está en el aire, incluso en un búnker de la cruz roja en la capital afgana
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Este alcalaíno conoció a su esposa Marta en Kabul, la capital de Afganistán, en el búnker de la sede del Comité Internacional de la Cruz Roja. Ella trabajaba en este país para el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur). Aunque pudieron celebrar la boda en España, el papeleo oficial tuvieron que hacerlo en la Embajada de Italia en Kabul. “La tradicional espera de la novia fue un poco peculiar: me toco esperar en la puerta del consulado, bajo altas medidas de seguridad. Un soldado afgano quiso salir en la foto del momento, con su arma, por supuesto, así que fue más que bienvenido”, relata. En otra ciudad afgana, Jalalabad, un día comenzó a escuchar disparos cerca de su oficina, lo que le hizo avisar a sus compañeros para que se pusieran a salvo.

“Parecía que el tiroteo era por toda la ciudad”, explica. El misterio se descubrió al poco, ya que pudieron saber que los tiros eran para celebrar un triunfo de la selección nacional de críquet. Y es que las armas también se usan los días felices en esta tierra, como ocurre en las bodas, donde disparar es “como echar arroz” en España.

boda en la embajada de italia en kabul
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“Lande” conoció a su esposa Marta en Kabul y, aunque pudieron contraer matrimonio en España, tuvieron que resolver el papeleo en la Embajada de Italia en Kabul. Un momento reflejado en esta irrepetible imagen.

los inolvidables niños de namibia
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En Namibia, cuando este alcalaíno trabajaba para la Cruz Roja Española, tuvo la oportunidad de ayudar a una madre y a sus seis hijos que, tras viajar más de dos mil kilómetros, llevaban días sin comer. Recuerda la semana que pasó con ellos como una de las mejores de su vida.

Formación para el ejército de afganistán
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Enrique Landelino Contreras Pulido, junto a autoridades locales y militares, en la clausura de un taller sobre Derecho Internacional Humanitario. Los alumnos fueron miembros del Ejército de la región Este de Afganistán.

diálogo en medio del conflicto colombiano
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El alcalaíno captado en una fotografía mientras conversa con un responsable del Ejército de Colombia sobre las medidas que podían adoptarse para que los civiles de la zona estuvieran más seguros.