Las chispas saltan en Arezzo

Jorge Quesada se quedó en Italia tras cursar una beca Erasmus Plus y encontrar trabajo como electricista en una empresa de Arezzo, ciudad que le recuerda a Jaén tanto por su entorno como por los castillos que la rodean

16 sep 2018 / 11:13 H.

Al este de la Toscana italiana se encuentra una pequeña ciudad, de gran historia, rodeada de un paisaje montañoso que casi parece idílico. Arezzo es el destino que, desde hace un año, escogió Jorge Quesada, de Jaén capital, para crecer profesionalmente. Sin embargo, esto no fue lo único que consiguió. Esta etapa se ha convertido para él en mucho más que una “estancia laboral”, pues aquí logró conocerse a sí mismo y aprendió a ser un hombre totalmente independiente.

Arezzo no es la primera ciudad italiana en la que el joven jiennense vivió. Su primer contacto con el país que dió vida al Imperio Romano se produjo con la ciudad del Renacimiento, Florencia. Allí se marchó con una beca Erasmus Plus y fue el punto de partida para que Quesada se enamorase de la cultura italiana. Tanto es así que, tras su experiencia de tres meses en Florencia, decidió ampliar su formación y estancia en Italia. Aunque, esta vez, el destino fue Arezzo. Allí, Quesada comenzó unas prácticas en una empresa en la que, al final, le ofrecieron un contrato de cinco años. Algo demasiado tentador como para no aceptarlo. Y, sobre este asunto, el jiennense afirma que le va “muy bien” en el terreno profesional, aunque admite que el personal es un poco diferente, ya que confiesa que echa mucho de menos a su familia. “Es muy duro estar lejos de todos”, añade. Así, desde que se quedó en Arezzo, Quesada comenta que saca muchas conclusiones de su nueva vida allí. En positivo, destaca que pudo crecer como persona, ya que llegó a conocerse a sí mismo y aprendió a vivir solo. Pero, en negativo, dice que no lleva bien lo de estar solo, ya que toda su familia y amigos siguen en Jaén y expone: “Son muchos sentimientos que te hacen plantearte el estar fuera de casa”. Aunque no es que Jorge Quesada esté, realmente, solo en Arezzo, ya que allí cuenta con un buen grupo de amigos con los que pasa muchas tardes de risas. Entre ellos, indica que la mayoría son españoles, pero también hay algún que otro italiano. Por ello, sostiene que, aunque habla bastante en español, la mayoría de las veces se comunica en italiano para que todo el grupo pueda entenderse. Eso sí, fuera de este ámbito, a Quesada no le queda más remedio que usar el italiano, ya que su trabajo como electricista lo requiere. Sobre el idioma apunta: “Al principio me costó mucho adaptarme, pero después lo dominé bastante bien. El primer problema que encontré fue el tener miedo a equivocarme al hablar y la vergüenza. Además, aquí, cuando te equivocas te miran raro y no te corrigen, por lo que no puedes aprender. Y, aunque todavía no sé decir algunas palabras, siempre lo intento”. Los malentendidos producidos por el desconocimiento de algunas palabras hicieron que Quesada viviera una anécdota que aún recuerda un día en el supermercado, vio un artículo donde ponía “burro” y, en italiano, le explicaron que tenían un “burro” estaba buenísimo y él acabó preguntando dónde estaba el burro, ya que no lo veía por ningún sitio. Ante esta confusión, un compañero tuvo que intervenir y le dijo, al fin, qué significaba “burro” en italiano: mantequilla. “Se empezó a reir medio supermercado. Lo único que pensé fue tierra trágame”, comenta.

Pero, aunque esa mantequilla estuviera deliciosa, Quesada afirma que, a parte de a su familia, lo que más echa de menos es a la comida jiennense. Asegura que allí las especias son diferentes, que no hay arroz caldoso, ni lentejas, ni cocido, ni embutidos. “Yo siempre desayunaba la típica tostada de pan de Jaén y aquí solo hay dulces”, se lamenta. Además, expone que ya está muy harto de la pasta, que aunque esté más buena, la come todos los días y eso “cansa”.

a falta del carnaval

Las fiestas en Italia son, según Jorge Quesada, muy diferentes a las españolas y las tacha de “raras”, ya que “empiezan muy temprano y también terminar temprano”. Y comenta que esto mismo ocurre los fines de semana cuando sale con sus amigos, con los que las salidas suelen durar de diez de la noche a tres de la madrugada (como muy tarde). Con respecto a las fiestas remarcables como el Carnaval, Quesada dice que el de Venecia es genial, “pero no es como el de Jaén”. El principal defecto que le encuentra es que allí no hay cultura de chirigotas y comparsas. Algo que ve como un gran problema, ya que una de sus pasiones es, precisamente, este arte tan andaluz. De hecho, apunta que, cuando vivía en Jaén estaba en un chirigota que se convirtió en algo muy especial para él. Sin embargo, por ahora, tendrá que vivir con carnavales donde, el principal atractivo, son los grande y lujosos disfraces.

Con tintes de Jaén

La ciudad donde vive Jorge Quesada, Arezzo, es “estilo a Jaén”. El jiennense describe el municipio como un lugar privilegiado entre montañas y confiesa que le recuerda mucho Jaén no solo por esto, sino porque es una ciudad muy tranquila y “con poco movimiento”. Y, como en Jaén, de vez en cuando, se realizan festivales y conciertos. Así como en la provincia jiennense, Quesada apunta que en la zona donde se encuentra Arezzo hay una gran cantidad de castillos
—algo que le encanta— y que, las gentes que viven por estos lugares, son “estilo a los de Jaén”. Con esto, Quesada se refiere a que son personas abiertas y acogedoras, sobre todo, los mayores (lo cual no es el mismo caso de la gente joven, comenta). Eso sí, expone que no hace mucho turismo, ya que sus días de vacaciones los reserva para volver a Jaén a ver a su familia y amigos.

No todo es trabajo en Arezzo para quesada, quien se apuntó a diferentes actividades
idcon=13495443;order=15

En Arezzo, Jorge Quesada se quedó, principalmente, para trabajar. Aunque, para ser exactos, no es lo único a lo que se dedica en la ciudad italiana. Expone que, hace un tiempo, se apuntó a un curso de baile y que, además, intenta entrar en el grupo “Associazione Sbandieratori Arezzo”, que, en resumidas cuentas, “hace espectáculos con banderas”, cuenta Quesada. En concreto, el jienennse desea entrar en el grupo de músicos (como trompetista) que acompaña las coreografías con las banderas, pero asegura que “es muy complicado” porque su perfil está en el límite de lo que piden. Así, poco a poco, Jorge Quesada se encuentra labrando su futuro en Arezzo. De hecho, afirma que, de momento, su vida está allí, tanto por lo personal como por lo profesional, ya que, según dice: “Encontrar un trabajo en España que me dé la estabilidad que tengo aquí para tomar la decisión devolver creo que es complicado. Además, una vez que empiezas a vivir fuera y de forma independiente es difícil querer volver”.

un dia en la nieve
idcon=13495449;order=17

Este invierno fue un poco más frío de los normal en la ciudad italiana de Arezzo, tanto que, aunque es algo bastante inusual, nevó. Ocasión que no desaprovecharon Jorge Quesada y sus amigos Noelia, Jacinto, Elena y Cristina para ir al Monte Lori Arezzo para disfrutar de la naturaleza y, por supuesto, al nieve.

estrés con gusto
idcon=13495454;order=19

Durante su época de Erasmus Quesada visitó la Piazza San Marco de Venezia. Recuerda que fue un día de estrés, ya que fueron de viaje de ida y vuelta en un día y solo tenían 5 horas para verla. Sin embargo, aunque el viaje fue “express”, la experiencia mereció la pena, pues según dice: “Venecia es maravillosa”.

punto de partida
idcon=13495458;order=21

Esta fotografía significa mucho para Jorge Quesada, pues en ella se recoge la primera reunión que mantuvo en Italia con todos sus compañeros de Erasmus. Esta imagen expone el momento exacto en el que comenzó su experiencia en Italia y, además, muestra el punto de inicio en el que empezó a cambiar su vida.

fiestas medievales
idcon=13495462;order=23

Una de las fiestas que más cautivó al jiennense es el Saracino, donde desfila el grupo de Sbandieratori. Este festejo es una evocación histórica medieval donde participan los cuatro barrios que dividen la ciudad y que se celebra desde, aproximadamente, el siglo XIII. Se trata de un antiguo juego caballeresco de origen medieval.