Los Maristas están de Bicentenario

20 nov 2016 / 11:34 H.

Dentro de muy poco tiempo, 2 de enero, celebraremos el bicentenario (y lo estamos preparando) de la fundación del Instituto Marista por obra de un joven sacerdote que sintió la llamada de Dios para enseñar y evangelizar a los jóvenes. Marcelino Champagnat junto con un grupo de intrépidos muchachos pusieron sus vidas en manos de Dios para iniciar la hermosa aventura de evangelizar desde el amor.

La primera presencia marista en Jaén data del año 1930 hasta mediados de 1936, fecha en la que abandonan su tarea debido al enfrentamiento civil. A pesar de que la enseñanza estaba prohibida (Art. 26 de la Constitución de 1931), los Maristas mantuvieron su labor educativa y evangelizadora. La ubicación de esta primera comunidad estaba situada a espaldas del Palacio Episcopal, en la calle Montero Moya. No obstante, los Maristas regresan a nuestra capital en 1952 iniciando su periplo educativo en la Plaza de la Merced, ocupando el Palacio del Capitán Quesada, antaño Caja de Reclutas y hoy Concejalía de Urbanismo. Perduró este local hasta 1957 fecha en la que fue abandonado, trasladándose a la Avenida de Ruiz Jiménez, su actual ubicación, cuyas obras, para el nuevo Colegio, se iniciaron desde 1955.

La enseñanza marista en Jaén, de forma activa e intensa, lleva más de setentaicinco años y, a través de este tiempo, habrán pasado por sus aulas, groso modo, más de 17.000 alumnos; no solo de la capital sino también de la provincia e incluso de otras provincias puesto que en el Colegio había internado. Por tanto, para muchos de nosotros, antiguos alumnos, los Hermanos fueron nuestras familias adoptivas durante mucho tiempo y hoy, al pasar de los años, solo nos quedan palabras de gratitud para ellos por el interés, las atenciones y cuidados de los que fuimos objeto.

A partir de 1972/1973 el Colegio sufre una nueva transformación como consecuencia de la Ley de Educación de 1970 del ministro Villar Palasí donde la enseñanza es obligatoria hasta los 14 años (EGB). Esta ley permitió la coeducación en centros de enseñanza. Es, por tanto, el primer curso en que las niñas vienen a las aulas de un Colegio, esencialmente masculino. Fue un grupo, no muy numeroso, integrado por alumnas de Teresianas y de Carmelitas que, junto a los alumnos de Maristas, compartirían las enseñanzas del recién estrenado Curso de Orientación Universitaria. Desde 1991 todos los niveles educativos del Colegio son mixtos.

Sea como fuere la evolución y desarrollo del centro siempre se ha educado basándose en el carisma de san Marcelino Champagnat, es decir, llevando a Cristo a los niños y jóvenes, especialmente a los más necesitados. Este carisma, tan arraigado, los profesores lo enfocamos en la evangelización a través de la educación («Formar buenos cristianos y honrados ciudadanos»).

Hoy nuestra enseñanza mantiene el espíritu de Champagnat. Y sigue desarrollando desde las aulas sus ideas: sencillez, humildad, presencia, cercanía, espíritu de familia, puntualidad, amor por el trabajo bien hecho, esfuerzo, testimonio de vida con nuestra persona, interés por los más necesitados, sentido crítico constructivo sin olvidar el amor a María, nuestra Buena Madre.

Esperemos que este bicentenario, que estamos preparando con mucha ilusión, siga siendo el trampolín para seguir construyendo lo que otros comenzaron.

200...y más.